Las consecuencias de los cambios laborales introducidos por la pandemia han hecho emerger un nuevo y boyante mercado. Con un trabajo en remoto convertido en obligación, las aplicaciones de teletrabajo y colaboración viven una época dorada, adoptadas masivamente y siendo capaces de mover miles de millones de euros. El ejemplo más reciente es Wrike, por la que Citrix ha pagado este martes 1.853 millones de euros. Pero el caso más sonado sucedió a finales de noviembre del año pasado cuando Salesforce desembolsó por Slack casi 23.000 millones —como referencia, Facebook adquirió WhatsApp por unos 22.000 millones en 2014—. Se ha abierto la veda de la que está llamada a convertirse en una de las guerras de la década en el sector tecnológico.
Con la compra de Wrike, Citrix, especializada en software en la nube y seguridad de red, aumenta su oferta de servicios. Al igual que Salesforce, busca labrarse un hueco en el mercado de la colaboración a través de una aplicación centrada en la gestión del trabajo digital, que lo mismo realiza un seguimiento de los proyectos que ofrece herramientas para editar documentos en tiempo real. Sin embargo, en esta batalla por integrar y liderar en una única solución el teletrabajo ya existían otros contendientes de sobra conocidos, como Teams de Microsoft o Adobe, que adquirió Workfront en noviembre por más de 1.200 millones de euros.
“Todo el mundo quiere estar en el puesto de trabajo digital. Si no participas en esa amalgama de soluciones colaborativas, perderás una parte importante del futuro que está por venir”, explica Miguel Ángel Morcuende, experto en transformación digital. El nuevo contexto impone ofrecer herramientas integrales a los empleados. Con un solo clic, desplegar todo lo que demandan. Bien sea un chat con sus compañeros, controlar fechas de entrega o reunirse mediante una videollamada. Aquí está el campo de batalla donde compiten ahora mismo la mayoría de organizaciones. Donde quieren posicionarse como líder indiscutible. “Con la pandemia, todas las compañías van a necesitar un campeón capaz de impulsar las destrezas digitales de los trabajadores. Capaces de crear un entorno intuitivo y positivos para ellos”, añade.
La emergencia sanitaria ha acelerado —y revalorizado con creces— una realidad presente tiempo atrás, aunque menos trascendente. La guerra empresarial a la que asistimos parte de figuras como el nómada digital o el incremento de trabajadores autónomos. Poco a poco, el puesto físico ha perdido peso en el seno de las empresas. “Ahora es el gran mundo corporativo el que quiere adaptarse a un fenómeno ni mucho menos reciente. La gente de Linux, por ejemplo, se coordinaba a través de un foro y un chat. La historia de Internet demuestra que siempre aparece alguna aplicación estrella. En este caso, en su momento fue Messenger y ahora se llama Slack o Wrike”, zanja Gonzalo Martín, CEO de Inverbis Analytics.
Los datos evidencian el impacto del teletrabajo en todo el mundo. Solo en España, de acuerdo con un estudio de Randstad, se ha disparado un 216,8% en comparación con el año previo a la pandemia. Más de tres millones de ocupados trabaja habitualmente desde casa cuando en 2019 esta cifra ni llegaba al millón. Ante esta realidad, el atractivo por las aplicaciones colaborativas resulta evidente. “Con el coronavirus, el puesto de trabajo está donde yo quiera y modifica las herramientas que necesita cada empleado. Estamos cambiando el concepto de trabajo”, precisa Morcuende.
Evolución constante
La irrupción de las plataformas colaborativas solo supone una evolución más de un engranaje laboral que cambia a marchas forzadas. La redefinición del concepto trabajo, como destaca Morcuende, conlleva algunas derivadas, como favorecer la inteligencia artificial, la automatización, el contenido y el big data. Por debajo de estas tecnologías, a modo de integración, es donde las apps de teletrabajo desempeñan un papel indispensable. Alrededor de ellas se crea buena parte del nuevo entorno profesional. “La tendencia es concentrar el máximo de soluciones posibles con la intención de aportar un valor añadido a partir de la analítica de datos y la inteligencia artificial”, sostiene.
Al margen de tendencias aceleradas por la pandemia, la economía mundial observa cómo llega a su fin la era del software como servicio (SaaS) —programas que permiten a los usuarios conectarse a aplicaciones basadas en la nube a través de Internet y usarlas—. Por mucho que facilite la creación de servicios y productos a distancia, ha dejado de ser diferencial y rentable debido a la saturación del mercado, lo que ha impulsado casi de inmediato el acercamiento a una tecnología como la del trabajo en remoto. “Las compras de Slack y Wrike forman parte del progreso innovador que se avecina en los próximos 10 años”, argumenta Morcuende.
Todavía falta tiempo para abandonar la crisis del coronavirus y conocer de pleno todos sus efectos, pero el mundo tecnológico ya está inmerso en ciertas guerras que determinarán qué empresas saldrán más reforzadas de la convulsión. Y lo que casi ningún experto niega es que afrontamos una nueva etapa dominada por la innovación, presente en más y más apartados de la vida diaria. “La extensión del teletrabajo y mantener a la gente conectada se acelera al estar recluidos. La covid lleva a introducir, de una manera u otra, este tipo de productos”, concluye Martín.
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