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el aviso de los dentistas

¿Tú también mojas el cepillo de dientes antes de comenzar la limpieza? Es un gesto completamente habitual con el que pensamos que estamos ayudando a mejorar el funcionamiento del cepillo para que, en consecuencia, nuestra boca quede más limpia.

¡No mojes el cepillo de dientes!

Sin embargo, tal y como explican los dentistas, es una falsa creencia. En realidad, mojando el cepillo de dientes lo único que conseguimos es restar eficacia a la limpieza, ya que el cepillo no puede arrastrar la suciedad con la fuerza suficiente.

Lo que solemos hacer a la hora de lavarnos los dientes es lo siguiente: mojamos el cepillo, ponemos la pasta dental sobre las cerdas, y procedemos con la limpieza. Pero está mal. Los dentistas recomiendan que el cepillo esté seco o, en caso de que sea de cerdas muy duras, lo mojemos lo menos posible.

Y es que, mojar el cepillo de dientes antes de la limpieza lo único que hace es aumentar el nivel de humedad del mismo, de forma que durante el cepillado se va a formar mucha más espuma. Esto nos hace pensar que estamos limpiando bien nuestra boca, pero no es así.

Un gesto que sí debemos hacer, y que la mayoría de nosotros pasamos por alto, es el de enjuagarnos la boca con agua antes de empezar a cepillarnos los dientes. De esta manera, eliminamos los grandes retos de comida que puedan quedar, sobre todo entre los dientes, y neutralizamos la acidez de algunos alimentos que hayamos ingerido.

¿Cómo cepillarse los dientes?

Los dentistas recomiendan cepillarse los dientes tres veces al día. El tiempo es muy importante, y debemos dedicar medio minuto a cada cuadrante, dos minutos en total: parte inferior izquierda, parte inferior derecha, parte superior izquierda y parte superior derecha. Podemos utilizar un cronómetro para controlarlo.

Para remover la placa de forma efectiva, tenemos que agarrar el cepillo de dientes de tal manera que forme un ángulo de 45 grados con las encías. La placa se acumula más allá de la superficie dental, así que después de cepillarnos los dientes es conveniente que utilizamos un irrigador dental.

Es un aparato 100% recomendable para la limpieza diaria de los dientes y de la boca. Funciona dirigiendo un chorro de agua a presión hacia la encía, el cual elimina los restos de comida y la placa bacteriana acumulada. Ofrece unos resultados fantásticos ya que accede a zonas a las que con el cepillo no llegamos.


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