Que las cotorras argentinas y de kramer se han convertido en un problema en Madrid nadie lo pone en duda. El debate, que se ha puesto de nuevo sobre la mesa este lunes en el Ayuntamiento, ha girado en torno a las formas. ¿Somos una sociedad ética si matamos a las aves a perdigonazos? ¿El problema se tendría que haber atajado antes? ¿El fin justifica los medios? El 25 de noviembre, los madrileños conocieron que el Consistorio permitía la muerte de estos animales “de manera excepcional” con carabina de aire comprimido porque dos personas se colaron en el parque de la Fuente del Berro, en el barrio de Salamanca, y grabaron cómo dos trabajadores terminaban con las aves.
El Ayuntamiento se excusó entonces en que la novedad no era tal, porque los pliegos del contrato eran públicos desde el pasado mayo. Pero nadie había reparado en ello. Y el escándalo se hizo viral. Ahora, el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha tenido que responder a la oposición, que ha calificado los hechos de “masacre” y “carnicería”, según recoge Europa Press. Los datos, según el Ayuntamiento, son los siguientes: se ha capturado al 15,6% de las aves, es decir, a 2.025 cotorras de una población de más de 13.000, y se han retirado 469 nidos, 56 de ellos con huevos. ¿Mucho? ¿Poco? Da igual. Los métodos acaparan el debate.
―Pretenden matar moscas a cañonazos―, ha acusado Ignacio de Benito, el portavoz socialista. Carabante, sin embargo, se ha excusado en lo mismo que dijo cuando saltó es escándalo: en que se está procediendo según lo establecido por la Comunidad, que avala este tipo de capturas en circunstancias esporádicas y en recintos acotados.
Pero nadie responde a la gran pregunta: qué pasa con la normativa de bienestar animal y por qué no utilizan otros métodos. Benito ha insistido en que el problema existe, que el gobierno actual y los anteriores lo han dejado pasar hasta que se ha multiplicado y que hay que atajarlo. Pero que no todo vale para conseguirlo. “El fin no justifica los medios”, ha recordado una y otra vez, aunque no le extrañaba que se haya llegado a este punto, ya que en Madrid ya se permitió “la carnicería de un concurso de tiro al pichón en El Pardo”.
De nuevo, sobre la mesa, el dilema de cómo gestionar de una manera ética. El PSOE ha recordado que el plan municipal cuesta a los madrileños 230 euros por ejemplar abatido (tres millones de euros en total) y ha pedido “medios menos cruentos y más sostenibles, porque el actual riega de plomo los parques madrileños”. Y como no hay mejor defensa que un buen ataque, Carabante ha apuntado al equipo de gobierno anterior, al liderado por la exalcaldesa Manuela Carmena, al que he hecho principal responsable del aumento de la población de estas aves porque, según asegura, ignoró un informe “sin atender a los peligros” y “solo por motivos políticos”.
Mientras la guerra política continúa dentro del Palacio de Cibeles, fuera las críticas se multiplican. El Partido Animalista recuerda que ya presentó un plan alternativo ético hace dos años. Lo respaldaron con un informe veterinario y otro jurídico, en contraposición al plan municipal que consistía en capturarlas con redes, “lo que puede provocar serias lesiones y un gran sufrimiento para las aves, para su posterior gaseamiento o, en casos como el denunciado del parque Fuente del Berro, directamente matarlas a tiros”.
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“Existen métodos alternativos, como la esterilización de los machos y los huevos, para reducir paulatinamente el número de cotorras sin crear un nicho ecológico que atraería a otras cotorras de diferentes puntos de la Comunidad de Madrid. Es un método realmente efectivo, no como la masacre que están realizando, e infinitamente más barato”, declaró cuando saltó la polémica Ana Béjar, tesorera del Partido Animalista, e insistió en hablar personalmente con los responsables del área de Medio Ambiente. Asunción Estévez, secretaria de PACMA, recordó que el partido ha solicitado, una vez más, una reunión con Carabante “para presentar de nuevo nuestro método ético de gestión de las cotorras”. “No permitiremos que las sigan masacrando, no permitiremos que se gasten tres millones públicos en este exterminio. Es una crueldad y no será eficaz”, añadió. Por ahora, Carabante no les da ha dado cita.
🔴 URGE DIFUSIÓN
¿Así es como controla @MADRID a las cotorras? ¿Esta es la gestión que defiendes, @bcarabante? Os hemos presentado un método ético, no lesivo, efectivo y más barato y ¡habéis elegido matarlas a tiros!
ES UNA VERGÜENZA.
No pararemos hasta detener esta masacre. pic.twitter.com/cLVVoMk3cu
— PACMA (@PartidoPACMA) November 25, 2021
No son los únicos que abogan por un método alternativo para acabar con el problema de las cotorras. Miguel Ángel Hérnández, portavoz de Ecologistas en Acción, se mostró contundente a finales de noviembre: “Claro que hay alternativas. Otra cosa es la discusión entre la economía y la ética”. De hecho, Hernández recordó que la técnica del cañón lanzarredes y la de red de libros, también utilizadas en Madrid, son métodos de trampeo que permiten capturar a los animales con vida. “Luego lo que se hace con estas especies, como las que requisan en el aeropuerto, por ejemplo, es llevarlas a un centro de atención de animales para que estén en un sitio acotado hasta que mueran”. Aparte de eso, explicó, lo más sencillo (si se hace con tiempo) es retirar los nidos de los árboles o incluso los huevos, como se está haciendo en otras ciudades como Barcelona.
“Es importante engañarlas sustituyendo esos huevos por otros infértiles, para que no hagan una puesta de reposición y se pierdan la temporada de cría”, analizó Hernández, que admitió que estos animales “son bastante inteligentes y aprenden las zonas de peligro”. Por eso, “liarse a tiros no solo no es efectivo, sino que además es peligroso para las personas y un método violento innecesario”. Además, insistió, grupos ecologistas llevan décadas avisando del problema que suponía dejar que siguieran reproduciéndose y, si les hubieran escuchado, se podría haber tomado cartas en el asunto sin llegar a esta situación. Por tanto, lo fácil ahora es culpar a Carmena. Pero el problema viene de lejos.
Estas aves exóticas importadas son un grave problema, ya que amenazan a la fauna autóctona, como los gorriones. “No son agresivas, pero compiten por el alimento y por el territorio”, explicó el portavoz de Ecologistas en Acción. También transmiten enfermedades a otras aves o incluso a los humanos; y sus nidos se consideran un “riesgo para la integridad y la vida de las personas” porque pesan mucho —lo normal, entre 40 y 50 kilos, pero pueden llegar a 200— y pueden tumbar las ramas.
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