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El Barça sobrevive al vendaval Brizuela

Brizuela acelera para intentar superar a Mirotic.Juan Carlos Hidalgo / EFE

El efecto mágico de la Copa se destapó en el último partido de los cuartos de final, espectacular, intenso, a punto de echar al traste todas las previsiones. El Barça sufrió lo indecible para sofocar la rebelión de Unicaja, un auténtico vendaval con nombre y apellido, Darío Brizuela. Hasta los últimos compases de la prórroga, y cuando el propio Brizuela fue castigado con una falta en ataque, con 98-93 en el marcador, no quedó sentenciado el partido. Los azulgrana se medirán esté sábado al Baskonia en semifinales (19.00, Movistar; Real Madrid y Tenerife juegan el otro duelo a las 16.00).

El equipo que está marcando el paso en la Euroliga y que no pierde en la Liga desde el 1 de diciembre las pasó canutas para superar al que zozobraba con 10 derrotas y una última victoria antes de comparecer en Madrid como noveno clasificado en el torneo liguero. El Barça tuvo que remontar 20 puntos en el primer cuarto, volvió a perder pie cuando parecía que ya había resuelto (79-70) y no dio la puntilla hasta esa desafortunada acción final de Brizuela. La falta de ataque con la que fue castigado por contactar con un brazo con el pecho de Higgins sacó de quicio al tirador donostiarra y propició la expulsión de su entrenador, Fotis Katsikaris. Fue un deslucido final de un partido extraordinario, empezando por el propio Brizuela, que firmó 33 puntos, la mejor marca de su carrera.

El Barça empezó a jugar el torneo que tanto pregonó su favoritismo desde el asombroso menos 20 con el que le atizó Unicaja (9-29). El equipo de Jasikevicius se quedó pasmado ante la estampida con la que se empleó Unicaja desde el salto inicial. Brizuela tomó la manija y lo hizo casi todo. Templó el ritmo con el balón todo el tiempo, movió la defensa del Barça y la perforó a base de triples, entradas casi siempre culminadas con balones bombeados directamente al cesto y algún que otro pase a los pívots, especialmente inspirado el marbellí Rubén Guerrero.

Incómodo Mirotic

El soberbio monólogo de Brizuela marcó el devenir del partido desde el primer cuarto, con una hendidura que raras veces suele ser tan enorme. La brecha le dejó una hercúlea tarea al Barça para todo lo muchísimo que quedaba. Y más aún si se tiene en cuenta que Mirotic no se encontró cómodo en casi ningún momento del partido y no pudo ejercer el liderazgo que acostumbra. Anotó un triple crucial que deshizo el empate a 84 cuando quedaban 43 segundos. Pero a continuación falló un tiro libre que permitió que el Unicaja aprovechara perfectamente los 17 segundos que le quedaban para forzar la prórroga con una canasta de Abromaitis desde debajo mismo del aro.

El partido empezó y acabó con Brizuela. El talentoso 8 se acomodó a la perfección en el dispositivo que dispuso Fotis Katsikaris. El entrenador griego colocó todas las piezas en función del escolta donostiarra, el eje sobre el que giró todo su equipo. Ese estilo de ataque confundió al Barça, que permitió todo lo que figura en el libreto de cualquier ojeador. En ese desnivelado primer cuarto, concedió lanzamientos triples relativamente cómodos a Brizuela, alguno que otro a Waczynski y también a Jaime Fernández cuando entró en acción. Y en sus cambios en defensa, llevó a Mirotic a convertirse en el marcador de Brizuela, en un duelo de lo más perjudicial para el Barça. Además, Unicaja se cerró bien, su zona atascó el ataque azulgrana y dominó por completo el rebote.

Jasikevicius cambió su quinteto y el dispositivo defensivo. Oriola desestabilizó el muro interior de Unicaja, Abrines ejecutó desde la máxima distancia y Higgins arremetió con sus penetraciones. El Barça revertió la dinámica del juego. Unicaja ya no dominaba con tanta intensidad en el rebote, y falló los cuatro triples que lanzó en el segundo cuarto. El Barça se acercó hasta los tres puntos (39-42).

Unicaja, tras el descanso, recuperó su ritmo trepidante, otra vez a lomos de un Brizuela desatado. Volvió a subir la diferencia a base de triples del equipo malagueño (55-65). El Barça sobrevivió con un par de tiros exteriores de Abrines y una sucesión de canastas de Calathes, indetectable por momentos para la defensa de Unicaja, autor de 11 puntos en el tercer cuarto.

La defensa de Hanga sobre Brizuela y la presión a los jugadores exteriores de Unicaja apagaron por momentos al equipo malagueño. El Barça culminó la remontada tras 37 minutos de juego. El equipo de Jasikevicius, con Davies emergiendo después de muchos minutos invisible, disfrutó de la euforia de su superioridad temporal y abrió una brecha de nueve puntos (79-70). Pero ni Brizuela ni sus compañeros habían dicho su última palabra. Su esfuerzo resultó conmovedor, admirable. Les valió una merecida prórroga, aunque no consiguieran culminar la sorpresa.

Barça, 103; Unicaja, 93

Barça: Calathes (17), Higgins (22), Kuric (7), Mirotic (16), Pustovyi (0) –equipo inicial-; Davies (10), Westermann (5), Hanga (6), Smits (4), Oriola (5) y Abrines (11).

Unicaja: Díaz (9), Brizuela (33), Waczynski (10), Carlos Suárez (5), Guerrero (10) –equipo inicial-; Deon Thompson (3), Jaime Fernández (7), Alonso (0), Abromaitis (6), Nzosa (4) y Bouteille (6).

Parciales: 15-29, 24-15, 21-21, 28-23 y en la prórroga, 15-5.

Árbitros: Pérez Pizarro, Manuel y Serrano. Expulsaron a Katsikaris (m. 44) y señalaron faltas técnicas a Alberto Díaz, Waczynski y Brizuela. Eliminado: Díaz (m.39).

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