En el trámite de vuelta de octavos de la Champions entre el Bayern y la Lazio tras el 1-4 en Roma, la squadra italiana dejó más munición en el banquillo que el conjunto dirigido por Hans-Dieter Flick. Filippo Inzaghi guardó a su goleador, Ciro Immobile, mientras que el equipo bávaro saltó con casi todo al césped. Solo se quedó a la espera Alphonso Davies, el lateral canadiense de físico y técnica prodigiosos, que dejó su puesto a Lucas Hernández. El resto fueron los de casi siempre, con la excepción de Manuel Neuer y Kinglsey Coman, que se quedaron fuera de la convocatoria por problemas físicos. Al Bayern, a pesar de un inicio revoltoso de la Lazio en el que apenas le creó oportunidades claras, le valió con regular esfuerzos en un partido en el que estuvo a medio gas. Fue suficiente para que el actual campeón sumara su 18ª victoria en los últimos 19 encuentros en la Champions, con un gol de penalti de Lewandowski en la primera parte y otro tanto de Choupo-Moting en la segunda (2-1). En el tramo final, Parolo anotó de cabeza.
Con el árbitro a dos metros, Muriqi abrazó con ganas e imprudencia a Goretzka en un córner en el minuto 31. Le puso los brazos alrededor del torso, en una de esas infracciones en el área que se pitan en función de la veleidad del colegiado. István Kovács estaba al lado y señaló pena máxima. Lewandowski cogió la pelota e hizo una paradinha a un metro de ella cuando se disponía a golpearla. Pepe Reina empezó a caerse hacia su izquierda y el polaco tuvo tiempo de verlo para embocar el balón en la red con suficiencia hacia el otro lado.
Si la Lazio tenía alguna esperanza de remontada con su inicio desvergonzado, la disipó el tanto del nueve del Bayern, un martillo de cara a puerta, el tercer máximo goleador histórico de la Liga de Campeones con 73 dianas tras Cristiano Ronaldo (134) y Leo Messi (120).
Con el marcador a favor, los bávaros gestionaron con diligencia el partido. No dieron opción a la Lazio, pero tampoco fueron el equipo arrollador que intimida y avasalla a los rivales con su fútbol electrizante. Dosificaron las carreras y pusieron pausa a un estilo que normalmente no da tregua. Flick se encargó de bajar revoluciones en el segundo tramo, cuando se puso a repartir minutos: entraron Sule por Boateng, Davies por Goretzka, Choupo-Moting por Lewandowski, Musiala por Müller y Javi Martínez por Kimmich. Con el carrusel de cambios, David Alaba pasó del puesto de central al de mediocentro. En el minuto 73, recibió un balón a la espalda del mediocampo rival. El defensa austriaco, que a final de temporada dejará el Bayern —aún no ha anunciado su destino—, se giró con un control orientado y filtró un pase formidable a Choupo-Mouting para dejarlo solo ante el portero. El delantero germano-camerunés superó con un toque la salida de Reina.
En el tramo final, con el partido decidido, el Bayern concedió una falta lateral que Parolo cabeceó a gol tras un buen centro de Andreas Pereira y un despiste defensivo general de la defensa bávara. El actual campeón ya estaba con la mente en cuartos con el 6-2 global de la eliminatoria.
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