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El bloqueo en la UE amenaza con atrasar los fondos a finales de 2021


La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha elegido este miércoles un tono sobrio para su primer discurso ante el Parlamento Europeo sobre el estado de la Unión. Y ha optado por presentar su agenda para el próximo curso como la salida del entorno “frágil” e “incierto” en el que la pandemia sumió a la UE. La jefa del Ejecutivo comunitario ha decidido pisar el acelerador hacia una economía sin combustibles fósiles y ha elevado el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero hasta en “al menos” un 55% para 2030 respecto a los niveles de 1990. La alemana ha llamado también a los países miembros en varias ocasiones a reconstruir la “confianza” y cerrar las crisis más urgentes: la emergencia sanitaria, el derrumbe económico y el reto migratorio.

Von der Leyen ha acudido arropada por todo su gabinete a la Cámara que le dio su confianza por un estrechísimo margen y que examinó con lupa a cada uno de sus comisarios, hasta el punto de tumbar a tres de sus candidatos. Ni cien días de gracia le dio el brote de covid-19, que provocó la mayor crisis sanitaria, social y económica que atraviesa el proyecto europeo. “La pandemia, y la incertidumbre que la acompaña, no ha terminado. Y la recuperación aún está en una primera fase”, ha avisado. La presidenta de la Comisión, no obstante, ha querido hacer de la necesidad virtud y señalar el camino que buscan los ciudadanos europeos para “salir de este mundo del coronavirus”. No se trata, dijo, solo de “reparar” o “reconstruir”, sino de dar forma a “algo mejor”. “Estamos preparados para el cambio y para seguir adelante”, ha anunciado.

La alemana ha optado por un discurso sin épica, frases grandilocuentes ni grandes visiones sobre la UE. Sus planes para una nueva etapa se basan en los dos grandes catalizadores del Ejecutivo: el Green Deal y la digitalización. Von der Leyen ha ido más allá y los ha convertido en los motores de un “proyecto generacional” que debe basarse en los fundamentos del edificio comunitario: la democracia, en cuyo “valor universal” ha dicho creer, la igualdad y la economía social de mercado.

La Comisión Europea decidió finalmente decantarse por la franja más elevada de las opciones que contemplaba para la reducción de emisiones en 2030 y pasar el 40% actual a “al menos” el 55%. La meta es “ambiciosa” pero “alcanzable”. En otras palabras, demasiado para unos y poco para otros. Bruselas tiene en su mano, además, una herramienta de primera magnitud para sacar adelante su agenda verde: un paquete masivo de 1,8 billones de euros. La alemana, parca también en grandes anuncios, ha afirmado que el 30% de la deuda que emita la Comisión Europea para captar los 750.000 millones de euros del plan de recuperación se articulará mediante bonos verdes.

La consecución de esos objetivos requerirá de nuevo el acuerdo de los Veintisiete, en particular de los países del Este. Von der Leyen les ha urgido a “restaurar la confianza” después de un periodo en el que la Comisión Europea ha tenido que intervenir para evitar bloqueos de mercancías en las fronteras o la prohibición de exportar material sanitario. La presidenta les ha pedido recoser esas heridas ante la propuesta que formulará la semana que viene para un nuevo pacto migratorio que deje atrás la convención de Dublín. “Salvar vidas en el mar no es opcional. Y aquellos países que cumplen con sus deberes legales y morales o aquellos más expuestos que otros deben ser capaces de confiar en la solidaridad de toda la UE”, ha señalado. Sin más detalles, la presidenta ha abogado por garantizar la solidaridad entre socios y asegurar un vínculo más fuerte entre asilo y retorno.

El otro gran frente en el que se requerirá la unidad de los países miembros es el económico. La UE por ahora ha conseguido dar una respuesta unitaria mediante un plan de préstamos inmediato de 540.000 millones y un fondo de 750.000 millones para la recuperación. Von der Leyen ha instado a las capitales a no retirar todavía los estímulos a la economía, a realizar reformas estructurales y a completar la Unión Bancaria.

Brexit

Por ahora, los Veintisiete sí han exhibido unidad en las negociaciones del Brexit. La presidenta del Ejecutivo comunitario ha dado este miércoles casi por perdida la posibilidad de sellar un nuevo acuerdo comercial con el Reino Unido tras la decisión del Gobierno de Boris Johnson de romper unilateralmente con algunas de las cláusulas del Acuerdo de Retirada con la UE. “Es una cuestión de ley, confianza y buena fe… La confianza es la base de cualquier asociación sólida”, afirmó. Y se dirigió a Londres con una cita de un discurso de 1975 de Margaret Thatcher ante el Partido Conservador: “Gran Bretaña no viola los tratados. Sería malo para Gran Bretaña, malo para las relaciones con el resto del mundo, y malo para cualquier futuro tratado de comercio”.

Von der Leyen también se ha referido a las tensiones en el Mediterráneo oriental entre Turquía, Grecia y Chipre por la prospección de recursos energéticos en la zona y ha advertido a Ankara de que, aunque sea un socio clave en la acogida de refugiados, eso no justifica los “intentos de intimidar a sus vecinos”. También tuvo un mensaje para quienes abogan por un acercamiento con Rusia. Von der Leyen consideró que el intento de asesinato de Alexéi Navalny no es un hecho aislado. Moscú ha actuado fuera de sus fronteras en el Reino Unido, Siria, Georgia o Ucrania. “Este comportamiento no está cambiando, y ningún oleoducto lo hará”, remachó.

La prioridad de la UE sigue siendo recomponer las maltrechas relaciones con Washington después de los desencuentros comerciales entre ambos bloques. “Pase lo que pase este año, estamos preparados para construir una nueva agenda transatlántica y a reforzar nuestra alianza bilateral, en comercio, tecnología o impuestos”, ha sostenido. Más problemas plantean las relaciones con China, que de nuevo calificó como socio y “rival sistémico”.

Estado de derecho

Los aplausos más sonoros en el hemiciclo no han llegado hasta que Von der Leyen ha hablado del Estado de derecho. La presidenta de la Comisión se ha comprometido a proteger el Presupuesto de la UE de cualquier atisbo de fraude o corrupción y se ha mostrado intolerante con su vulneración. Sin señalar directamente a Polonia, la jefa del Ejecutivo se ha mostrado, además, en contra de la política de ese Gobierno de apoyar a las ciudades que se autoproclaman “zonas libres de LGTBI”, o lo que es lo mismo, donde la comunidad LGTBI es estigmatizada. “No se pueden tolerar estas infracciones al Estado de derecho”, ha afirmado entre aplausos de la Cámara. “Ser tú mismo no tu ideología. Es tu identidad”, ha remachado.

Von der Leyen también ha sido combativa contra el racismo o el antisemitismo, y ha anunciado la creación de una nueva figura en su ejecutivo, un coordinador contra el racismo. “En esta Unión, la lucha contra el racismo nunca será una opción”, sostuvo. “El odio es el odio”, ha concluido.


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