Imagen de José Luis S. C., alias ‘Youssef’, encontrada por la Policía en su perfil de una red social tras su primer arresto, en diciembre de 2020.
Cuando la Policía Nacional lo detuvo por primera vez en diciembre de 2020, José Luis S. C., que se hacía llamar Youssef, aspiraba supuestamente a viajar a Siria para convertirse en “el mejor francotirador” del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), según había anunciado él mismo en diferentes foros yihadistas de internet. 16 meses después, y tras haber pasado más de un año en prisión provisional por aquellos hechos, este español converso de 38 años había abandonado esa idea para abrazar supuestamente otra más preocupante: fabricar pequeños artefactos explosivos y ocultarlos en objetos cotidianos para atentar en España, según detallan a EL PAÍS fuentes policiales.
Un cambio de estrategia que precipitó el pasado miércoles su arresto en la nave industrial abandonada de Las Rozas (Madrid) en la que pernoctaba, sobre todo tras encontrar la policía una carta suya de despedida, similar a las que los yihadistas suben a las redes sociales frecuentadas por radicales antes de inmolarse, en la que auguraba que pasaría “a la historia”. Un juez de la Audiencia Nacional ordenó este viernes su ingreso en prisión por los delitos de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista.
La bautizada como Operación Taquylla que ha desembocado en la segunda detención de Youssef se inició en marzo pasado tras alertar los guardias de seguridad privada de un centro comercial que un individuo había guardado en una taquilla una mochila sospechosa. Al abrirla para examinar su contenido, los policías localizaron un destornillador, un cuchillo, unos nunchacos (arma formada por dos mangos unidos por una cadena), tres pendrives, dos cámaras compactas de fotos y un teléfono móvil. Junto a ello, también apareció abundante material propagandístico del ISIS, incluido un cartel con la leyenda “el Estado Islámico se mantendrá y ampliará si dios quiere”.
Material encontrado en la mochila que el presunto yihadista detenido en Madrid ocultaba en la taquilla de un centro comercial.POLICÍA NACIONAL (Europa Press)
Buena parte de ese material estaba recogido en dos carpetas. En una, aparecían instrucciones para fabricar, entre otras sustancias explosivas, el triperóxido de triacetona, un potente explosivo conocido como madre de Satán o TATP que se elabora con productos de uso común y que era con el que pretendía atentar la célula de Ripoll que cometió los atentados de agosto de 2017 de Barcelona y Cambrils. La información la había recopilado presuntamente de manera manuscrita en foros de la llamada dark web o internet oscura frecuentados por yihadistas.
Según las fuentes consultadas, las intervenciones de Youssef en estos chats apuntan a que descartaba elaborar grandes cantidades de explosivos, ya que preguntaba sobre cómo ocultar artefactos en pequeños objetos, en concreto pelotas de tenis y jarrones. En la segunda carpeta se amontonaban recortes de prensa de atentados, entre ellos el que costó la vida a ocho personas en Nueva York en noviembre de 2017 después de que un yihadista arrollase con su coche a las personas que transitaban por un carril bici.
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Las pesquisas de los agentes de la Comisaría General de Información y de la Brigada Provincial de Información de Madrid permitieron poner rápidamente nombre al presunto propietario de la mochila. Se trataba de Youssef, un español convertido al islam en 2016 que, tras sufrir un rápido proceso de autorradicalización mediante el consumo de propaganda yihadista en internet, ya había sido detenido en diciembre de 2020. Entonces, los agentes que se infiltran en los foros radicales de internet detectaron cómo desarrollaba una intensa actividad en las redes sociales, donde publicaba contenidos de enaltecimiento del ISIS y había anunciado su firme voluntad de viajar a Siria, concretamente a la ciudad siria de Idlib, aún bajo control yihadista, para sumarse al grupo violento y adiestrarse como francotirador.
Tras aquel arresto, ingresó en prisión provisional acusado de autoadoctrinamiento y enaltecimiento terrorista, pero hace unos meses, quedó en libertad a la espera de juicio. Desde entonces, estaba sometido a “control operativo” por la Policía, según detalló este viernes el Ministerio del Interior al informar de su arresto. Según fuentes cercanas a la investigación, durante su paso por la prisión, Youssef se había radicalizado aún más y al quedar en libertad adoptaba fuentes medidas de seguridad para no ser detectado.
Entre ellas, estaba ocultar el material incriminatorio en taquillas de centros comerciales —cuando fue detenido solo portaba un cuchillo—, y seguir durmiendo en edificios abandonados. No tenía contacto con su familia ni se le conocía trabajo alguno. Para conectarse a internet, acudía a locutorios públicos. El pasado miércoles, la Policía decidió detenerlo al considerarlo “una amenaza”, según detalla Interior. Los investigadores temían que Youssef planease atentar en breve ante la cercanía de la Semana Santa. En lo que va de año, ya son 18 los presuntos yihadistas arrestados en España.
Un okupa sin familia, sin trabajo y sin vida social
José Luis S. C., Youssef, el presunto yihadista detenido el pasado miércoles en Las Rozas (Madrid), no tiene familia conocida, ni consta que hubiese trabajado o mantuviera relaciones sociales de ningún tipo. Vivía solo como okupa en edificios abandonados, algunos de ellos en estado ruinoso. La Policía aún investiga cómo obtenía los medios para subsistir (cree que pudiera recibir algún tipo de pensión), ya que tampoco se le detectó delinquiendo mientras fue vigilado los días previos a su arresto. Además, no tenía antecedentes policiales, salvo por su primer arresto de diciembre de 2020 por autodoctrinarse.
Su perfil se aleja, de hecho, del que dibujan las estadísticas de detenidos por yihadismo en España. El informe anual elaborado por el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), presentado el pasado marzo, señalaba que, si bien no existe “un perfil único”, sí hay características comunes. Así, uno de cada tres de los 39 detenidos por yihadismo durante 2021 tenía entre 18 y 24 años —Youssef tiene 38 años— y la mayoría (un 42%) era de nacionalidad marroquí, seguidos por los argelinos. Solo nueve de los arrestados eran españoles y, además, tres de ellos eran de origen sirio que habían adquirido la nacionalidad por residencia legal.
El estudio reflejaba también que 14 estaban en situación de desempleo, como el ahora arrestado. Sin embargo, al contrario que él, una parte de ellos habían convertido la delincuencia común en su fuente de ingresos para subsistir. Respecto al grupo terrorista que les inspiraba, el estudio concluía que la mayoría (27) seguían los postulados del Estado Islámico, —como Youssef— y cinco, los de Al Qaeda. Además, 11 tenían vínculos con otros individuos detenidos anteriormente por actividades terroristas y cinco, con los llamados combatientes terroristas extranjeros. En el caso de Youssef no constan.
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