Por Diana Manzo
Los planes de Selene Gómez Cojulum de 40 años de edad eran otros hasta que se enteró que tenía cáncer de mama. Una mañana del mes de mayo del 2021, observó un bulto en su seno derecho y le contó a su esposo. No había dolor, pero se le hizo extraño; él la convenció de ir al médico, el diagnóstico: cáncer de mama en etapa tres.
“No se queden calladas, el cáncer mata” expresa Selene mientras recuerda detrás del teléfono que hoy 19 de octubre se conmemora el “Día Internacional de la lucha contra el cáncer de mama” y reitera que “no quiere ser una estadística más” de las mujeres que fallecen por este mal, considerado por las autoridades de salud como la segunda causa de muerte de las mujeres oaxaqueñas, especialmente las indígenas.
La mujer alta, risueña y de piel color de la tierra recalca que romper con las barreras de discriminación y acceso a la salud dará mayor atención a las mujeres, especialmente las de las zonas indígenas y rurales de Oaxaca que prefieren callar y mueren por falta de atención médica.
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Madre de dos menores, Solange y Luna, y esposa de Arturo Enrique, nunca pensó vivir con este mal que actualmente enfrenta con optimismo y valentía en una clínica particular de la capital oaxaqueña donde ha recibido cobijo y apoyo.
Vivir una quimioterapia, explica la joven madre, ha sido fatal. “No podía caminar, perdí mucha fuerza y los dolores de los huesos calaban, fue una semana intensa que sentí morir”, narró.
El apoyo de su esposo Arturo Enrique es incondicional e importante para esta joven mujer, porque le da un acompañamiento amoroso y respetuoso, juntos viven paso a paso los días del cáncer en su cuerpo.
“El apoyo de Arturo es importante, no me ha soltado y eso me da fuerza, porque en muchos casos sucede que los esposos se alejan y abandonan a las mujeres, en cambio yo me siento protegida y apoyada y eso me da mucha fuerza”, señaló.
Hace 10 días, el pasado 8 de octubre recibió su quimioterapia y siente que se le va la vida porque la desgasta emocional y físicamente.
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Carlos Hernández Hernández, el oncólogo que la atiende en la clínica particular “Osmos” le ha dicho que se salvará porque “llegó a tiempo”.
Además del “qué dirán” y la “discriminación” que vive cuando sale a la calle, Selene se enfrenta a la falta de ingresos económicos; es derechohabiente del Issste pero por la pandemia todo se atrasó y prefirió recurrir a una clínica particular donde por cada quimioterapia paga la cantidad de 15 mil pesos más una cirugía que oscila entre 50 mil pesos. El gasto es alto.
“El cáncer no te dice sí tienes dinero o no, hay que curarse y eso es muy complicado, por fortuna tengo el apoyo de mis familiares y amigos” cuenta Selene mientras agradece el apoyo que ha recibido por medio de donativos y rifas para poder pagar el alto costo del tratamiento.
En Oaxaca, el Cáncer de mama, es la segunda causa de muerte de las mujeres. De acuerdo con los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), en el 2019 se registraron 120 defunciones a consecuencia de este padecimiento y en el 2021 superaron los 60 fallecimientos.
Las autoridades precisaron que con la pandemia del Covid-19, las mujeres dejaron de acudir a los servicios médicos por miedo de un contagio, porque priorizaron otros cuidados. Eso le pasó a Selene, que el pasado mes de junio después de valorarse y practicarse estudios el diagnóstico fue “cáncer de mama”.
Para el cáncer no hay edad ni profesión mucho menos herencia
Toma de las manos a sus dos hijas y las abraza, ellas son su fortaleza y su ímpetu de vida. Selene es maestra de educación física pero por ahora reposa, por cada quimioterapia es una semana de descanso. “La quimioterapia arrasa con todo”, explica la joven mujer que recientemente cumplió 40 años y por la edad no se practicó una mamografía antes donde pudiera detectar el cáncer que ahora vive.
“Ni la juventud ni la profesión y mucho menos la herencia te salvan de esta horrible enfermedad”, dice Selene mientras recupera las fuerzas de la quimioterapia.
La hormona Her2 es la que desarrolló este mal en su cuerpo, explica Selene, al recordar que los médicos le dijeron que el cáncer es silencioso y que desafortunadamente se apoderó de ella y ahora toca combatirlo.
Recuerda que hace algunos años comenzó a sentir unas bolitas en las axilas y senos, especialmente cuando le bajaba la regla y luego desaparecían, pero en los últimos meses crecieron y fue cuando decidió hablar; antes no lo había hecho porque pensó que era normal.
“Desafortunadamente no hablamos del tema, el cáncer todavía es tabú y nos da pena, pero a cualquiera nos puede atacar, ni las mujeres más estudiosas se salvan, el cáncer arrasa con todas y es feo; por favor, no nos quedemos calladas”, recalcó.
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Hablar del cáncer y la quimioterapia es algo que está aprendiendo a sobrellevar en su vida, al principio todo fue triste, con el paso de los días y el apoyo de su familia, las cosas han cambiado. Hoy afronta la vida dispuesta a luchar, porque dice es una guerrera.
“La quimioterapia acaba, es una sensación muy fea, me deja sin fuerzas, se me altera la presión arterial, me da mucho sueño y cansancio, han sido momentos difíciles, pero cuando estoy acostada y veo los rostros de mis hijas, ellas son mi motivo de lucha”, señaló.
El cabello se le ha caído, las cejas y pestañas, también. “Tener cáncer no debe ser motivo de vergüenza ni de discriminación” reitera Selene, que lo único que añora es recuperase y gozar de una segunda oportunidad de vida para disfrutar de su familia a plenitud.
Está agradecida con la gente que le ha ayudado. Recientemente se organizó una rifa en su nombre para poder cubrir los gastos de su tratamiento, hace falta una operación y pagar quimioterapias, el camino todavía es largo y no se rinde.
La mujer, madre y profesionista, hizo un llamado a las mujeres a que se autoexploren todos los días, que no se callen porque vivir con cáncer “es la experiencia más desagradable de su vida”.
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