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El chavismo despliega una campaña en defensa del empresario Alex Saab

Un hombre pasa por un mural que pide la liberación de Alex Saab, en Caracas, en una imagen del 23 de febrero.YURI CORTEZ / AFP

Las calles de Caracas se han llenado de pancartas, murales y grafitis en los que se clama por la liberación del empresario Alex Saab, presunto testaferro y operador económico del Gobierno de Nicolás Maduro, que permanece en arresto domiciliario en Cabo Verde desde junio pasado.

La campaña en defensa de Saab va camino a convertirse en la réplica venezolana de la campaña “Liberen a los cinco”, con la cual el Gobierno de Cuba organizó la defensa –y posterior repatriación– de cinco funcionarios de contrainteligencia presos en suelo estadounidense a finales de los noventa. El Gobierno de Maduro ha diseñado una estrategia de comunicación para construir una narrativa alterna al caso de Saab, quien ha mantenido estrechos vínculos con la Administración chavista.

El Gobierno venezolano muestra a Saab como un emprendedor aliado con atribuciones diplomáticas que ha logrado evadir las sanciones económicas y ha hecho posible con sus gestiones la llegada de comida y piezas industriales esenciales a Venezuela. En la campaña chavista en defensa de Saab no predomina el color rojo habitual, sino el blanco. Una etiqueta con sesgo camuflado y aspiraciones globales proclama #FreeAlexSaab (Liberen a Alex Saab, en inglés), sin logotipos partidistas, estrellas, puños en alto ni motivos bolivarianos.

El pasado domingo, grupos sociales del chavismo organizaron, por primera vez, un concierto en la Plaza Diego Ibarra, en pleno centro de la ciudad, exigiendo la liberación de Saab. El recital fue animado por los conductores del programa Zurda Conducta, destinado a los sectores juveniles revolucionarios, pero no fue transmitido en la televisión. Algunos jerarcas oficialistas saludaron a la distancia la actividad desde las redes sociales.

La oposición venezolana acusa a Saab de operar en favor de Maduro para hacer posible las transacciones financieras “en negro” del chavismo, asumir contratos millonarios que han ido a parar a paraísos fiscales y colocar comida de pésima calidad en las bolsas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que ofrece el Gobierno a los sectores populares.

Entre las consignas levantadas en defensa de Saab se destaca el “No más bloqueo”. Algunas personalidades vinculadas al Gobierno fustigan el hecho de que Saab esté siendo juzgado por instancias judiciales internacionales y no por tribunales locales.

Las denuncias en contra de los manejos de Saab y su opaca relación con el Gobierno de Nicolás Maduro tienen ya un tiempo. Hace tres años, los periodistas venezolanos Ewald Scharfenberg, Roberto Deniz, Alfredo Meza y Joseph Poliszuk, del portal de investigación Armando.Info, tuvieron que salir del país después de que Saab interpusiera una denuncia contra ellos por difamación.

Alex Saab comenzó a hacer negocios vinculados al Estado venezolano en 2011, en principio como proveedor de materiales de construcción para la Misión Vivienda, un programa social de mucho anclaje popular adelantado por Hugo Chávez. A partir de entonces, comenzó a incrementar su potencial patrimonial y la influencia de sus empresas en las contrataciones oficiales, particularmente con Maduro. En los últimos años, Saab ha hecho inversiones para adquirir complejos industriales y empresas venezolanas expropiadas o debilitadas en el contexto de la crisis.

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