El director Denis Villeneuve se ha convertido, junto con otras figuras de la talla de Christopher Nolan o Tom Cruise, en uno de los defensores más acérrimos de la exhibición en las salas de cine. De esta forma, el canadiense combina una forma espectacular de rodar historias con una perspectiva autoral que no deja de tener múltiples referencias del mejor otrora cine europeo. Una posición que por su parte y la de sus colegas de profesión, se ha vuelto bastante más firme a raíz de la pandemia del COVID-19 y de la explosión descontrolada de los servicios de streaming. Y es que aunque pudiese parecer que tener acceso a múltiples plataformas de video bajo demanda iba a terminar definitivamente con la experiencia en los patios de butacas, lo cierto es que el séptimo arte como explosión cultural y fenómeno evento está más vivo que nunca. Una fe afianzada por el estreno el pasado verano de Barbie y Oppenheimer.
Sin embargo, esa confianza no permite la tranquilidad de los artistas de la industria. Buscar nuevas formas de que la gran pantalla sea un reclamo es casi un deber profesional y por lo que ha augurado Villeneuve en una reciente entrevista, el futuro del cine pasa por el formato IMAX.
El director de Sicario o La llegada siempre pensó que Oppenheimer sería un éxito comercial, pero incluso él admite que la recaudación general ha superado todas sus expectativas. “El lugar en el que está ahora ha derribado mi proyección. Es una película de tres horas sobre gente hablando de física nuclear”, contaba el realizador a Associated Press. Para Villeneuve el desarrollo de formatos grandes como el IMAX supone un atractivo enorme para el público y explican en parte, la recaudación de la historia origen de la bomba nuclear.
IMAX: el futuro del cine
“El futuro del cine es el IMAX y los grandes formatos. La audiencia quiere ver algo que no puede tener en casa, que no puede tener en streaming. Quieren experimentar un evento”, concluía Vileneuve. La palabra viene del acrónimo en inglés de Image MAXimum (imagen máxima) y es un sistema de proyección cinematográfica que destaca por poseer una extraordinaria nitidez, calidad en la imagen y una expansión de pantalla mucho más amplia que la de cualquier sala convencional.
El principal problema de este formato es que precisa de unas salas creadas o amoldadas específicamente para ello. En Estados Unidos o Reino Unido es común encontrar una amplia oferta para poder acceder a este sistema, pero desgraciadamente encontrar salas cerca en nuestro país es por el momento, una auténtica utopía.