El Congreso ha aprobado este jueves la nueva ley de Tráfico, Circulación y Seguridad Vial, que contempla retirar hasta seis puntos del carné de conducir —frente a los tres actuales— a quienes utilicen “sujetando con la mano, dispositivos de telefonía móvil mientras se conduce”. El texto aprobado finalmente en la Comisión de Interior de la Cámara baja no incluye la prohibición de rebasar el límite de velocidad de la vía para adelantar a otro vehículo.
En la actualidad, la norma permite superar este límite hasta en 20 kilómetros por hora. Ese margen permanecerá vigente pese a que su eliminación estuvo recogida en el proyecto de ley. El rechazo a suprimir el margen de 20 kilómetros por hora para adelantar se produjo por uno voto de diferencia, al aprobarse una enmienda del diputado del BNG Néstor Rego. Una circunstancia extraña, porque PP, Vox, ERC y PNV habían presentado enmiendas en el mismo sentido, que fueron rechazadas.
Entre las novedades que incluye la reforma se sube de tres a cuatro puntos la penalización por no llevar puesto el cinturón de seguridad, y se obliga a llevar casco cuando se conduzcan patinetes eléctricos. La reforma modifica la ley vigente, de 2015, y se envía ahora al Senado.
La nueva ley agrava las sanciones por el uso del teléfono móvil durante la conducción. En especial, se añade la agravante de llevar el teléfono entre los dedos, ya que se mantiene el castigo en tres puntos si el móvil está ubicado sobre un soporte o sobre el asiento cuando se está manipulando. Los dispositivos de manos libres seguirán estando permitidos. “Existe la falsa creencia de que el uso del manos libres mantiene un nivel adecuado de atención a la carretera, sin aumentar el riesgo por distracción. La realidad es que también genera cambios en el foco atencional, aumentando la probabilidad de pasar por alto señales, peatones o vehículos o de reaccionar de forma tardía en determinadas situaciones”, puntualiza Álvaro Gómez, director del Observatorio de la Dirección General de Tráfico.
Desbloquear el móvil, leer y contestar un mensaje de WhatsApp, acciones que apenas llevan unos segundos, pueden tener las peores consecuencias cuando se conduce: las distracciones provocaron el 31% de los accidentes mortales en 2020, lo que supone un incremento de tres puntos respecto al año anterior, según el último informe de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Las distracciones han sido la primera causa de los siniestros mortales en los últimos cinco años. Usar el móvil es una de las más frecuentes entre quienes pierden la atención de la carretera, como subraya el estudio de la DGT. Álvaro Gómez advierte sobre una práctica que no cesa: “Está tan generalizado a todos los ambientes de nuestra vida que sentimos que la conducción es uno más. Sentir que el riesgo de accidente o sanción es bajo y observar de manera generalizada la misma conducta en el resto de conductores rebaja la sensación de peligrosidad”.
Mientras que otras irresponsabilidades como no llevar cinturón han ido calando en la educación vial de los conductores, no ocurre lo mismo con la manipulación del dispositivo móvil. La DGT alerta de que su uso se ha incrementado exponencialmente y ha provocado “infinidad de accidentes”, aunque no todos sean mortales. Una circunstancia que obedece a diversos motivos, como explica Gómez: “El conductor que continúa utilizando el móvil mientras conduce puede relacionarse con un perfil impulsivo, sin reflexión ni anticipación de consecuencias. Asociado en ocasiones a una baja capacidad para retrasar la recompensa por una instaurada sensación de inmediatez. Esto supone una baja aceptación de las normas a nivel general y una sobrevaloración de la propia capacidad en conductores con falta de conciencia acerca de la fragilidad ante un accidente”. El experto señala que el estrés es otro factor de peso que influye en el uso del móvil al volante. “Sentir que hay mensajes o llamadas que no pueden esperar y estar atrapados en la cultura de la prisa lleva a priorizar la conducta inadecuada”.
María de los Ángeles Villafranca acaba de terminar una charla sobre seguridad vial en una autoescuela de Granada. Ella conoce bien las consecuencias del teléfono al volante. Villafranca, de 60 años, perdió a su único hijo en 2006, cuando un conductor se salió del carril contrario por ir hablando por el móvil. La pérdida de Miguel Ángel, que tenía 20 años, hizo que su marido se quitase la vida un lustro después. “Por aquel entonces condenaron al conductor solo por falta y mi marido no pudo soportarlo”, relata.
Villafranca encontró en la plataforma STOP Accidentes un refugio en el que compartir su dolor y ahora es su portavoz en Andalucía. Perdió su trabajo hace años y en la actualidad se dedica a dar charlas en cárceles, talleres o autoescuelas. “La gente no termina de darse cuenta ni de concienciarse. El ser humano tiene mucha prepotencia y piensa que porque pierda la visión de la carretera tres segundos nada va a ocurrir. Sienten cierta impunidad”, asevera. Ella confía más en la educación preventiva que en el poder disuasorio de las sanciones.
En la autoescuela donde Villafranca interviene, hay dos fotos de su hijo fallecido en la pizarra, desde donde ella cuenta su propia historia. Los alumnos son infractores que han perdido los puntos del carné. “Muchos acaban llorando con su historia”, añade una de las trabajadoras del centro. Villafranca sabe que ayer se aprobó la reforma de la ley: “Hoy es un día importante, pero tenemos que seguir concienciando”.
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