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el contorno perfecto para la primavera

Arranca hoy de manera oficial la primavera y sabiendo que esta temporada no es la mejor para llevar el contorno clásico, dado que en un día soleado puede crear el horrendo «efecto máscara», es mucho mejor optar por el draping o contorno con rubor, una versión simplificada, suave y natural de la técnica estándar que os explicamos a continuación.

Draping o contorno con colorete: el contorno perfecto para la primavera

El contouring es una técnica sumamente refinada con la que muchas mujeres de todo el mundo, especialmente en los últimos años, han aprendido a realizar sabios efectos de luces y sombras en su rostro, con el fin de «esculpir» las connotaciones y en ocasiones minimizar defectos y asimetrías.

El contorno o contouring tradicional normalmente se realiza con tierra o base de varios colores. Generalmente dos son suficientes: uno más claro para crear las luces y otro más oscuro para crear las sombras.

Lamentablemente, y aunque sea una técnica que ofrece excelentes resultados en videos o fotos, cuando estamos a plena luz del día, es posible que se note demasiado y más en los días soleados.

Por este motivo, aprender a utilizar el rubor como herramienta de contorno es la elección perfecta para la primavera y para pasar los primeros días al aire libre.

Cómo hacer el draping o contorno con rubor

Lo primero que tenemos que decir para hacer el contorno con rubor, es que la base de la técnica es siempre la misma, es decir, la correcta aplicación de dos productos con diferentes colores. Básicamente, se usará uno más oscuro debajo del pómulo y uno más claro por encima del pómulo.

Al igual que con las sombras de ojos, primero debes aplicar el rubor más claro y luego, especialmente si usas el mismo pincel, debes aplicar el rubor más oscuro y para conseguir correctamente este maquillaje será bueno utilizar una brocha plana y superponer ligeramente las dos pinceladas, que se deben dar partiendo de la mejilla y dirigiendo la brocha hacia las sienes.

De esta forma la separación entre los dos colores será menos evidente y será mucho más fácil proceder con el sombreado, que por supuesto debe ser absolutamente impecable para obtener el efecto natural que es el verdadero objetivo de este maquillaje.

El difuminado se puede realizar con una brocha o con una esponja difusora, para conseguir una mayor precisión y «empujar» el producto para que se adhiera mejor a la piel.

Pómulos fuertes y rostro delgado

Para un contorno con rubor más esculpido tendrás que usar el rubor más oscuro (pero similar al color de la piel) de manera «vertical», oscureciendo la parte inferior de la sien y el hueco de la mejilla. En cambio, el producto más claro y pigmentado se utilizará para dar color a las mejillas, por lo que se extenderá principalmente sobre el pómulo. De este modo, jugando bien con las sombras será posible afinar un rostro regordete o redondo, esculpiendo las mejillas pero manteniendo un impacto muy natural.

Mirada magnética

Por otro lado y aunque en primavera tendemos a utilizar menos productos en los ojos o en cualquier caso hacer un maquillaje más natural, también se puede utilizar el contorno con rubor para enfatizar la mirada y «orientar» la atención del observador hacia la parte superior del rostro.

Para hacer esto necesitas usar el rubor oscuro en las sienes, a la altura de los ojos. El rubor más claro se utilizará para dar color a los pómulos y enfatizar aún más el color y brillo de los ojos.


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