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El curioso caso de la carretera holandesa que canta

Si hay algo más molesto que el ruido de los vehículos es la suma de este a una estridente canción. Lo pueden asegurar los vecinos de Jelsum, en Holanda. No se trata de una broma, sino más bien de una “herramienta” de seguridad en la carretera. Su método era sencillo: unas bandas rugosas que sonaban al sobrepasar una velocidad exacta . Y sí, hablamos en pasado, porque los habitantes del municipio han conseguido su retirada tras unos cuantos quebraderos de cabeza.

Doble intención, ninguna satisfacción

Un ejemplo en España de las bandas rugosas en la calzada

Dicen que la música amansa las fieras, pero en lo que se refiere a la carretera, más bien crea un dolor de cabeza. La melodía que tanta polémica ha generado no era otra que el propio himno de la región holandesa de Friesland, que sonaba cuando los conductores rebasaban los 60 kilómetros por hora al atravesar esa zona.

La intención era doble. Por un lado, amenizar el camino para los conductores que pasaran por la zona (¿buscando la hospitalidad?). Por otro lado, se pretendía hacer que los motoristas redujeran la velocidad en la carretera al escuchar la música. Aunque para muchos una fuente sonora externa y repentina pudiera ser más bien un gran susto. Al final, lo único obtenido es un popurrí ininteligible en el que parecen sonar cuernos vikingos. De todo menos relajante.

Sin descanso

Así se anunciaba la banda de la discordia

Si alguien ha salido mal parado con esta situación han sido los transeúntes. Una melodía sin demasiados efectos para los conductores, pero odiosa para los habitantes de la zona, que escuchaban en bucle el himno superpuesto. No importaba la hora ni el día, si pasaban coches por la zona, la melodía comenzaba a tronar.  El espectáculo no perdonaba, incluso un sábado por la noche los vecinos se han sobresaltado al escuchar desde sus casas estas cacofonías.

Lo cierto es que la utilización de esta herramienta es novedosa. En otros lugares estas bandas rugosas ya habían sido utilizadas, colocándose a los laterales de la carretera para avisar a los conductores de su cercanía al límite de la calzada. Conseguida su retirada, los habitantes de este tranquilo pueblo holandés pueden volver a dormir sin soñar con el himno de la región.

 


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