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El día que Albert Einstein pudo ser presidente de Israel

Albert Einstein puede definirse como uno de los genios más famosos de todos los tiempos. Un físico alemán de origen judío que se le conoce como el padre de la relatividad y el científico más famosos y popular del pasado siglo XX. Sin duda, una de las mentes más brillantes que ha pasado por nuestro mundo y creador de teorías tan importantes como la de la Relatividad. Un hombre, que como toda persona importante, merece un cargo a su altura. Pues bien, lo creas o no, Einstein pudo ser presidente de Israel en 1952. Te lo contamos.

Un presidente científico

Einstein fue uno de los genios más importantes de la historia

El 9 de noviembre de 1952 se produjo el peor de los presagios para el pueblo de Israel. La vida de Weizmann, presidente de la época, había llegado a su fin por lo que desde el país oriental buscaban un nuevo mandatario que se hiciera con las riendas del gobierno. Sin embargo, la Presidencia de Israel no podía recaer en cualquiera por eso desde la Embajada pensaron en uno de los judíos más relevantes de la historia: Albert Einstein. 

Lo que comenzó surgiendo como una simple posibilidad se convirtió en una verdadera opción. Por lo que el 17 de noviembre de 1952 se envió una carta ofreciendo dicho cargo al prestigioso físico alemán. Un mensaje en que se instaba a Albert Einstein a trasladarse inmediatamente a Israel desde donde poder continuar con su trabajo al mismo tiempo que presidía el país. En palabras de Abba Ebban, diplomático israelí:“El Primer Ministro le aseguró que en tales circunstancias, un gobierno y personas plenamente conscientes de la importancia suprema de sus labores le facilitarían completa libertad para llevar a cabo su gran trabajo científico”.

El rechazo

La vejez y la experiencia le llevaron a rechazar el cargo

A pesar de la fuerte unión del científico de origen alemán con el pueblo judío, Einstein rechazó la oferta justificando que no estaba cualificado para asumir tal cargo. Él, que su apellido es sinónimo de genio. Cabe destacar que el bueno de Albert tenía ya 73 años. Por eso citó a la vejez como otro de los inconvenientes junto con la inexperiencia y la insuficiencia en el marco de las  habilidades sociales. “Toda mi vida me he ocupado de asuntos objetivos, de ahí que me falte tanto la aptitud natural como la experiencia para tratar adecuadamente con la gente y ejercer funciones oficiales”, señaló el científico.

Desde el estado de Israel aceptaron el rechazo de la forma más correcta posible, ya que el propio físico pidió que esta decisión no afectara a su unión con la comunidad judía. Una enlace que consideraba como el vínculo más fuerte de su vida.


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