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El difícil inicio del pastor de ovejas de Barcelona


La idea era innovadora a la par que retro. El Consistorio de Barcelona puso en marcha la semana pasada toda su maquinaria informativa para anunciar, a bombo y platillo, que habían contratado los servicios de un pastor y sus más de 200 ovejas y cabras para pastar por la sierra de Collserola. Los animales se alimentarían, gratis, de las hierbas que nacen en la montaña, al pastor se le pagaba por su trabajo y —a cambio— se conseguiría mantener a raya a la vegetación, y prevenir así un desastroso incendio forestal. El pasado miércoles, el pastor, Daniel Sánchez, de 36 años, cargó en un camión a su ganado en Sant Llorenç Savall (Vallès Occidental) y puso rumbo dirección Barcelona donde fue recibido como una autoridad, bendecido por el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica y escoltado por la Guardia Urbana.

Este martes, seis días después del estreno del rebaño en la capital catalana, EL PAÍS visitó a Sánchez. Su estreno en Collserola no ha sido fácil. El Consistorio todavía no ha colocado ni un toldo para que las ovejas puedan protegerse del sol y la lluvia. El barracón —similar al que se instala cuando se realiza una obra— que colocaron para el pastor no tiene ni agua ni luz. Sánchez sacia su sed y carga su móvil gracias a la ayuda de vecinos que le prestan baterías y garrafas de agua.

El pastor trabaja a diario con 135 ovejas, 54 cabras, 70 corderos y cuatro perros. Camina entre ocho y catorce horas y cuando se pone el sol encierra a los animales en un cercado de metal a la intemperie en el antiguo campo de fútbol de la Font del Gos. “La semana pasada me dijeron que el toldo no había llegado a tiempo para la inauguración pero me prometieron que lo traerían esta semana. Hoy me dicen que la semana que viene. Mientras, si llueve se están mojando los animales. Este no es el concepto de bienestar animal que yo entiendo”, advierte. Él se desvive por su ganado y no se preocupa por su propia comodidad por eso no denuncia el barracón que el Consistorio ha preparado para él en el que ha tirado un colchón al suelo por si necesita descansar.

Daniel Sánchez lamenta que sus animales no pueden guarecerse del sol o la lluvia

EL PAÍS requirió a Ferran Pauné, ecólogo y el responsable municipal de la prueba de pastoreo, para preguntarle por las deficiencias que tiene el cercado de los animales. “Es una prueba piloto que hemos puesto en funcionamiento rápido antes de que llegara el verano. El pastor sabía que faltaba el toldo y nos propuso poner uno él mismo. No nos pareció oportuno y encargamos uno a una empresa y, es cierto, se ha retrasado más de lo que habíamos esperado”, admitía ayer Pauné. Aún así, el responsable de la prueba piloto aseguraba que al tratarse de un “contrato menor” se ha tenido que “improvisar” para ver como “irá la prueba”. Pauné restó importancia a las inclemencias meteorológicas que sufren ganado y pastor al considerar que ello forma parte de los problemas de la trashumancia. El concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, aseguró la semana pasada que si la prueba piloto funcionaba Barcelona podría tener rebaños todo el año en Collserola ya que en la capital catalana está prohibida la actividad económica ganadera pero no el pastoreo ni la trashumancia.

Sánchez mantiene que hay más deficiencias en la construcción del cercado. “Solo me han puesto cuatro comederos que son los que necesitan 20 ovejas y yo tengo más de 200 animales”, advierte. Pese a ello, mantiene que con la cantidad de pasto que hay en la montaña no cree que lo necesite. “El problema son los toldos. Tengo dos o tres animales cojos que no puedo sacar a pastar. Si hay mucho sol o mucha lluvia no tienen donde guarecerse. Pero además, tendré animales que se pongan a parir y debo tenerles en algún lugar cerrado”, lamenta.

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El Consistorio admite el retraso en la colocación del toldo en el cercado

El pastor municipal de la ciudad ejerce su profesión desde hace seis años. “Hace tres una jefa que tenía me regaló 86 ovejas y a partir de aquí hice mi rebaño. Me presenté al concurso del Ayuntamiento y lo gané porque no se presentó nadie más. Salvo estos inconvenientes para mí es un trabajo genial. Estoy con mis animales y me pagan un poco, creo que limpio deben salirme 10.000 euros por tres o cuatro meses. Lo gastaré en un coche”, cuenta. </CW>

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