El partido de la 9ª jornada de la Liga Femenina que se disputaba en el Polideportivo de Mendizorroza de Vitoria entre el Kutxabank Araski y el Casademont Zaragoza fue suspendido al descanso tras conocerse un positivo por covid-19 en el conjunto zaragozano. La expedición aragonesa, jugadoras y cuerpo técnico, se había sometido sin novedades a los test de antígenos en la tarde del sábado, como establece la normativa de la Federación Española, para desplazarse hoy domingo a Vitoria para la disputa de este encuentro. Pero fue durante el descanso cuando se conoció el positivo que motivó la suspensión del encuentro minutos antes de que arrancase la segunda mitad, cuando el equipo dirigido por Carlos Iglesias vencía 26-31.
Antes de las pruebas de la Liga, en la jornada del viernes, las jugadoras de Casademont Zaragoza convocadas por sus respectivos equipos nacionales habían pasado las preceptivas pruebas PCR para incorporarse a las concentraciones de sus selecciones. Comenzado el encuentro en Vitoria, se conoció el resultado de esas pruebas del viernes, y entre ellas se encontró un caso positivo. Las jugadoras de Casademont Zaragoza se someterán en las próximas horas a nuevos test PCR y permanecerán a la espera de conocer la fecha para la disputa de la segunda parte del encuentro ante el Araski. “A pesar de haberse cumplido con el protocolo covid de la Ferderación, se ha suspendido por precaución el partido al conocerse un positivo en una PCR de una jugadora internacional que pasó dicha prueba para incorporarse con su selección”, explicó la FEB.
El Burgos, con solo seis profesionales disponibles, cae ante el Fuenla en plena odisea por el coronavirus
El San Pablo Burgos era un equipo feliz, campeón de la Champions FIBA y en los puestos altos de la ACB (con cuatro triunfos en las cinco primeras jornadas), hasta que, a mediados de octubre, “el bicho”, como etiquetó Peñarroya al coronavirus, entró en su vestuario. Ayer, ante el Fuenlabrada, llegó la segunda derrota liguera consecutiva tras una odisea que llevó al conjunto burgalés a disputar el partido con lo puesto: con seis profesionales (Cook, Renfroe, Benite, Salvó, Kravic y Horton) y tres jóvenes del equipo EBA (Queeley, Alonso y Bieshaar), reclutados de urgencia y sin tiempo siquiera para estampar sus nombres en las camisetas. La resistencia local duró 27 minutos (59-61, tras un triple de Benite). Después llegó el chaparrón del Fuenlabrada ante un equipo fundido hasta el 78-99 final.
El primer afectado por el covid-19 en Burgos fue Jordan Sakho, antes del partido frente al Andorra disputado el día 17; a la vuelta de ese encuentro aparecieron tres positivos más; y, el jueves 22, otros dos casos, de un jugador y un miembro del cuerpo técnico. Después de ocho días de aislamiento, las siete piezas sanas de la plantilla de Peñarroya comenzaron a hacer trabajo individualizado y, tras tres PCR’s negativas, el primer entrenamiento colectivo. Pero, el pasado jueves, apareció un nuevo positivo y el cuadro burgalés se presentó al partido ante el Fuenlabrada con solo seis profesionales, el mínimo con el que el reglamento FIBA insta a jugar. “Es difícil de entender que el partido se tenga que disputar. Sobre todo, por salvaguardar la salud de los seis disponibles, que solo han hecho un entrenamiento en 15 días y 10 de ellos los han pasado confinados”, señaló Peñarroya en la víspera. La derrota de su equipo llegó por lógica y por inercia. “Orgulloso de vosotros”, escribió Xavi Rabaseda, uno de los convalecientes, tras el encuentro.
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