Aún no han pasado ni dos días de la lectura de la sentencia contra Joaquín Guzmán y su dinero se ha convertido en el centro de las atenciones de México y Estados Unidos. La fiscalía del segundo país quiere decomisar 12.600 millones de dólares al capo, valor de la droga que vendió allí Guzmán, según la estimación de los propios investigadores. Mientras tanto el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho este jueves que su Gobierno reclamará al Ejecutivo de Donald Trump la entrega de los activos incautados a El Chapo: “Vamos a revisar el asunto, porque lo que están planteando de que se van a quedar con bienes obtenidos de esta manera no lo aceptamos si no hay un fundamento legal. Nosotros no vamos a dejar de atender estos asuntos por la vía legal”.
Antes de las declaraciones de López Obrador, el miércoles, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda mexicana, Santiago Nieto, se refería al asunto del dinero con cierta cautela. “Estamos trabajando de forma coordinada con la embajada de Estados Unidos y las agencias norteamericanas en todos los casos relacionados del señor [Joaquín Guzmán]. Estamos en proceso de recepción y análisis de la información con la que se cuenta”. Desde su llegada al cargo, Nieto ha informado del decomiso de cuentas bancarias vinculadas a presuntos grupos de narcotraficantes y ladrones de combustible.
En el caso de El Chapo, los 12.600 millones de dólares son un cálculo de la fiscalía estadounidense, a partir de la cantidad de droga que El Chapo y su organización vendieron en Estados Unidos. El jurado dio por probado que Guzmán movió más de 130.000 kilos de heroína y cocaína en el país de 1989 a 2014. Para los investigadores, los 12.600 millones representan un cálculo “conservador” de las ganancias de Guzmán. Del lado del capo, su abogado, Jeffrey Lichtman, calificó de ejercicio académico las estimaciones de la fiscalía.
Lo cierto es que es difícil cuantificar la fortuna de El Chapo Guzmán. De cualquier delincuente, en realidad. Las empresas criminales no suelen llevar libros de contabilidad y si los llevan es difícil que nadie los encuentre. En el caso de El Chapo, ninguna evidencia documental sobre ganancias, pagos o cobros apareció en el juicio. Por no saber no se sabe si el cálculo de la fiscalía de Estados Unidos -los 12.600 millones de dólares- tuvo en cuenta la repartición de beneficios entre el narcotraficante y sus socios, los sobornos a las autoridades, la renovación de sus estructuras logísticas, etcétera. ¿Cuánto de ese dinero llegó finalmente a los bolsillos de Joaquín Guzmán?
Perseguido desde su primera fuga de prisión en 2001, Guzmán hizo y deshizo a su antojo durante más de 12 años. En 2009, su nombre apareció por primera vez en la lista de billonarios de la revista Forbes, con una fortuna estimada en 1.000 millones de dólares. Guzmán ocupó el lugar 701. Forbes mantendría al capo en la lista hasta 2012, año en que cayó hasta el lugar 1153. En 2013 ya no apareció por fallos en la metodología. En una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, el editor de la edición mexicana de la revista, Jonathan Torres, explicó: “Decidimos que teníamos que cuantificar y tasar de manera correcta la riqueza de los personajes que nosotros considerábamos que teníamos que poner en esa lista. Por nuestra recomendación en Estados Unidos reconocieron la necesidad de eliminar a El Chapo”.
En febrero de 2014, las autoridades mexicanas atraparon al capo en Mazatlán, la capital costera de su estado natal, Sinaloa. Era la época dorada del Gobierno de Enrique Peña Nieto, ajeno todavía a los escándalos de Ayotzinapa, Tlatlaya o la Casa Blanca. La detención de El Chapo lustraba la imagen del mandatario y su Gobierno y sobre todo ponía en duda el poderío del archinombrado imperio de El Chapo. Guzmán cayó y desde entonces su vida fue un ir y venir. Primero escapó de prisión, luego las autoridades lo volvieron a atrapar y meses más tarde lo extraditaron a Estados Unidos. Parece que más que ganar, los últimos años fueron puro gasto para Guzmán.
La fortuna de El Chapo es un enigma. Llama la atención la potencia de su equipo legal durante el juicio en Brooklyn, encabezado por Eduardo Balarezo. Una defensa así podría llegar a costar cuatro millones y medio de dólares. ¿Cómo la habría pagado un capo en decadencia?
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