El diputado regional Juan Lobato se ha impuesto este sábado al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, en las primarias del PSOE para decidir el nombre del secretario general del partido en la Comunidad de Madrid. Su triunfo, cosechado con más del 61% de los votos, abre una nueva etapa en la formación, en crisis tras sumar el peor resultado de su historia en las elecciones autonómicas de mayo (24 diputados). Al ganador, que probablemente ocupe ahora la portavocía del partido en la Asamblea, desplazando a Hana Jalloul, para luego intentar ser el candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad en las elecciones de 2023, le toca gestionar una herencia envenenada.
“Es momento de estar a la altura”, ha celebrado Lobato en una rueda de prensa en la sede del PSOE madrileño. “Hoy nadie pierde, gana el PSOE”, ha seguido el ganador, que ha sumado 4.811 votos por los 2.966 de su rival (sobre un total de 7.875 votos emitidos de 14.273 posibles). “El compromiso es conseguir la mejor Comunidad de Madrid de la historia. Una Comunidad que apueste por lo público claramente”, ha argumentado. Y ha subrayado: “Necesitamos un PSOE fuerte, útil, que sea referente de la izquierda. Hoy hay un punto de inflexión. La hoja de ruta es volver a gobernar”.
Así ha reaccionado Ayala. “Hoy somos más fuertes que hace unas semanas: la militancia se ha volcado en las primarias”, ha dicho. “Juan, estamos aquí para sumar, somos compañeros”, ha añadido en presencia del ganador.
Lobato se enfrenta a un Himalaya político. El PSOE ya no es la formación de izquierdas de referencia en la Comunidad, puesto que Más Madrid ocupa ahora el liderazgo de la oposición. El partido lleva décadas desangrándose en luchas intestinas a las que no han sido ajenas estas primarias, el reflejo de una organización llena de intereses contrapuestos que no ha logrado impulsar a un presidente de la región desde 1991 ni a un alcalde de la capital desde 1987. Además, la formación se ha convertido en zona de paso: los candidatos llegan tan rápido como se van, y los representantes públicos de relumbrón son cooptados para otras Administraciones cuando el PSOE gobierna España, práctica que Pedro Sánchez ha convertido en cotidiana. Finalmente, en frente tiene a Isabel Díaz Ayuso, la política de moda en la derecha española.
Con el congreso regional ya en el horizonte de noviembre, el nuevo secretario general ni siquiera tendrá los 100 días tradicionales de paz interna para hacerse al puesto. El PSOE es un hervidero. El pulso entre Lobato y Ayala ha mostrado a un partido dividido entre dos modelos difícilmente conciliables: el que quiere crecer hacia el centro, ocupando el hueco que está dejando Cs, y el que quiere hacerlo hacia la izquierda, en busca de las esencias supuestamente perdidas.
En ese contexto, queda por decidir quiénes serán los candidatos a las elecciones autonómicas y municipales de 2023. Y eso no solo tensiona al partido. También rodea de dudas el futuro de algunos de sus activos más importantes.
¿Qué pasará con Hana Jalloul, la portavoz provisional elegida por la gestora que dirigía hasta ahora el partido para ser la voz y el rostro del PSOE frente a Díaz Ayuso en la Asamblea? Consciente de que Lobato asumirá ahora la portavocía parlamentaria con toda probabilidad, su entorno transmite que no tiene ambiciones personales. Tras reactivar a un PSOE que se enfrentaba al peligro de caer en un coma profundo después del batacazo del 4-M, la exsecretaria de Estado sigue a las órdenes del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También en el caso de que la invite a ser candidata a la presidencia regional en 2023. En el entretanto, partidarios y rivales han descubierto a una política con lo mejor de Ángel Gabilondo (propositiva, alérgica a la bronca) y capacitada para poner a la organización a trabajar.
¿Qué ocurrirá con Mercedes González, la delegada del Gobierno? En el PSOE la ven como candidata a la alcaldía de la capital, cara a cara contra José Luis Martínez Almeida, salvo que Sánchez se saque un as de la manga de última hora.
“Pero esperamos que se hayan acabado los experimentos”, transmite un socialista con galones que ha visto a todos los candidatos que llegaban y se iban en los últimos años (Trinidad Jiménez, Miguel Sebastián, o Pepu Hernández). “Lo de los paracaidistas no ha funcionado”, insiste. “¡Se ha demostrado ya en reiteradas ocasiones!”.
¿Y el resto de aspirantes a las alcaldías regionales? A la expectativa. El partido al completo reconoce que José Manuel Franco, el secretario general dimitido tras las elecciones del 4-M, logró pacificar una federación siempre carcomida por las luchas internas. El PSOE de Madrid, donde anidó la traición del tamayazo, que impidió gobernar a Rafael Simancas y permitió que Esperanza Aguirre (PP) inaugurara la etapa de sus mayorías absolutas, fue en los últimos años una balsa de aceite. Lo que ocurra ahora, ya con Lobato como nuevo secretario general, está por ver. Para empezar, las primarias para ganar el puesto han sido a cara de perro.
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