Los internautas cada vez le prestan más atención a las cesiones de privacidad que implica la vida digital. Consciente de ello, Google ha aplicado en los últimos años varias medidas encaminadas a explicar mejor qué hacen con la información que recopila sobre las personas. “Estamos constantemente pensando qué mejoras podemos hacer para que los usuarios entiendan cómo gestionamos sus datos, a qué tipo de información acceden nuestras aplicaciones y para qué”, explica por videollamada Stephan Micklitz, director del Centro de Ingeniería Segura de Google (GSEC) de Múnich y responsable de los estándares de privacidad de datos de los productos de Google a nivel mundial.
La compañía ha hecho varios anuncios relacionados con la seguridad y privacidad esta semana en Google I/O 2021, el evento anual que organiza con desarrolladores y en el que desgrana novedades sobre su sistema operativo, Android, y sus aplicaciones. Entre ellos, un botón rápido para borrar el historial de navegación de los últimos 15 minutos o un recordatorio en Google Maps que nos avisa de que tenemos el historial de ubicaciones activado. Nos alertará también, si queremos, cuando se está usando la cámara o el micrófono, algo que ya era posible con el sistema operativo de Apple, iOS.
Estas novedades complementan la gran apuesta de la tecnológica en el terreno de la privacidad de los últimos años: el gestor de cuenta, el panel en el que se pueden borrar los datos de actividad en el navegador y las aplicaciones de Google. Ahí se incluye el historial de ubicaciones de Google Maps –en caso de que se tenga activada la ubicación– y las búsquedas en YouTube. “Hemos hecho un gran esfuerzo en los últimos años para mejorar nuestros controles sobre los históricos de la colección de datos que tenemos de los usuarios. Después de 18 meses se borra todo, a no ser que digas lo contrario. No tienes que hacer nada para que desaparezca”, dice el directivo.
Lo que no se plantea Google por el momento es dar pasos similares a los de la compañía de la manzana: que el usuario deba dar su consentimiento expreso para que cada una de las apps que tiene en su teléfono o tableta puedan recopilar datos sobre su actividad. “Tenemos varias opciones de consentimiento para las aplicaciones de Google. Tratamos de ser todo lo transparentes que podemos con nuestro modelo de permisos”, señala al respecto Micklitz. En su opinión, que Google u otras empresas rastreen la huella digital de los usuarios no es malo per se. “Los datos que se recogen de uno mismo se pueden usar para ayudar a todo el mundo. Google Maps es un buen ejemplo de ello: la información sobre los itinerarios que sigue el resto de la gente se usa para decirte por qué calle te conviene más ir”, ilustra. La cesión de información del individuo ayuda en este caso a la comunidad. “Y otras partes de esos datos se pueden emplear para servirte una mejor publicidad, siempre que estés de acuerdo con ello”, añade.
El germano cree que se tiende a exagerar la cantidad de datos que recogen Google y sus competidoras sobre los usuarios. “Existe la idea de que se recopilan muchísimos datos personales para la publicidad personalizada, pero ese no es realmente el caso”, dice en referencia a la publicidad que se muestra solo a los usuarios cuyo perfil de navegación invita a pensar que responderá favorablemente al anuncio. “La mayoría de los anuncios que vemos en las búsquedas son contextuales, es decir, se basan en esa misma búsqueda o en dos o tres anteriores. Ese es todo el contexto que se necesita para servir buenos anuncios”, subraya.
“Eso es personalización, pero no en el sentido de que se usen grandes cantidades de datos sobre tu perfil para servirte publicidad de calidad. No hace falta”. Micklitz recomienda hacer la prueba buscando la misma cosa con su navegador habitual y con otro en el que se esté totalmente seguro de que no se tiene ninguna cuenta abierta y ni se ha tenido antes actividad. “Se sorprenderá de lo que verá: la búsqueda en sí misma es de hecho la principal fuente de información”.
La defensa que hace el ingeniero de la publicidad dirigida es cerrada. No en vano, Google controla junto a Facebook el mercado mundial de este negocio. “Al final todos vemos anuncios, y creo que es mejor que se te muestren cosas que te puedan interesar a productos totalmente irrelevantes para ti. Dicho esto, comprendo totalmente el deseo de mucha gente de que no le rastreen”, indica en referencia a la opción que ofrece la última actualización de iOS.
Hacia un mundo sin ‘cookies’
El fin de las cookies a terceros, que Google proyecta para el año que viene, cambiará las reglas del mercado publicitario online. La propuesta de la compañía es eliminar estos trozos de código que dejamos a modo de rastro digital por todas las webs por las que pasamos y que luego las empresas analizan para estudiar nuestros gustos. Firefox y Safari ya lo hacen; el auténtico cambio vendrá cuando se sume a esta tendencia Chrome: el navegador de Google es el más usado del mundo con diferencia (su cuota de mercado supera el 70%). “La publicidad es esencial para mantener las páginas abiertas a todos, pero el ecosistema web está en riesgo si las prácticas de privacidad no se ajustan a las expectativas cambiantes”, explicó Google en un comunicado a principios de año.
En lugar de las cookies, la compañía quiere trabajar con lo que ha bautizado como FLoC (federated learning of cohorts), un sistema que consiste en hacer agrupaciones de usuarios en función de sus gustos y aficiones a partir del historial de navegación de la última semana. La clave, dicen sus creadores, es que se haría de forma anónima, sin conocer la identidad de los individuos.
El modelo está todavía en fase de pruebas. La tecnología necesaria para que funcione, apunta Micklitz, ni siquiera está lista todavía. Aun así, no esconde su entusiasmo con el proyecto. “Creo que este método supone una importante mejora en términos de rastreo: los datos del FLoC se quedan en tu navegador y el tamaño de las cohortes, integradas por miles de individuos con gustos y características afines, aporta anonimato”, zanja.
Hay quien cree que esta nueva forma de extraer información de los usuarios realmente no cambia nada en términos de privacidad, en tanto que los historiales de navegación seguirán siendo rastreados. Eso sí, de una forma más compleja de descifrar, lo que penalizará a las compañías que no tengan el músculo computacional suficiente como para sacarle partido. Micklitz no lo ve así. “Todo el mundo tendrá el mismo acceso al FLoC que Google. Estaremos todos al mismo nivel”.
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