El dólar estadounidense se preparaba el jueves para su mayor caída semanal en cuatro meses, ya que los inversores apuestan por una mayor relajación monetaria en medio de la presión del presidente Donald Trump para recortar las tasas.
El yen subía 0.11% hasta los 156.27 por dólar, ayudado por un giro de tono más restrictivo de los funcionarios del Banco de Japón.
Los mercados estadounidenses están cerrados por Acción de Gracias, lo que reduce la liquidez y amplifica los movimientos comerciales.
“Este podría ser un entorno atractivo para que las autoridades japonesas intervengan en la relación dólar/yen”, dijo Francesco Pesole, estratega de divisas de ING.
“Sin embargo, todavía puede haber una preferencia para intervenir después de un evento de datos negativos para el dólar, y el estancamiento en el par puede haber eliminado cierto sentido de urgencia”, agregó.
El índice del dólar estadounidense subía 0.1% a 99.65, tras retroceder desde el máximo de seis meses alcanzado hace una semana y encaminarse a su mayor caída semanal desde julio. Actualmente, ha perdido 0.54% semanal.
Mark Haefele, director de inversiones de UBS Global Wealth Management, instó a los inversores a revisar sus asignaciones de divisas a medida que se desvanece el atractivo del dólar estadounidense, recomendando el euro y el dólar australiano frente al billete verde.
Si el asesor económico de la Casa Blanca Kevin Hassett —defensor de los recortes de tasas— fuera nombrado próximo presidente de la Reserva Federal, debería ser un catalizador negativo para el dólar, según los inversores.
Las opiniones sobre las perspectivas del dólar siguen divididas.
El euro retrocedía 0.13%, hasta 1.1581 dólares, tras alcanzar un máximo de una semana y media en los 1.1613 dólares.
Los mercados están pendientes de las negociaciones sobre un posible acuerdo de paz en Ucrania, que podría impulsar a la moneda única.
