Una manifestación a favor de la despenalización del aborto en Bogotá, en septiembre de 2021.Vannessa Jiménez (EFE)
Antioquia es una de las regiones más conservadoras y religiosas de Colombia. Y, sin embargo, el lugar donde en 2020 más niñas de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres. Las cifras que reveló el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) hablan de la magnitud de la violencia sexual en todo el país: 4.268 menores de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres. De ellas, al menos 621 ocurrieron en ese departamento.
“Estos embarazos son especialmente alarmantes ya que constituyen una evidente y grave vulneración a sus derechos fundamentales y se encuentra tipificado como delito dentro del Código Penal colombiano al considerarlo un hecho constitutivo de violencia sexual”, se lee en el informe del DANE al citar a Naciones Unidas que, desde 2018 viene alertando sobre una “preocupante tendencia ascendente en los embarazos de niñas de 14 años o menos”. Entre 2019 y 2020 hubo una leve disminución de apenas 527 casos.
El DANE señala también que en el 49 % de esos nacimientos de niñas entre los 10 y 14 años, los padres tenían entre 15 y 19 años y en el 31,6 % de los casos tenían entre 20 y 24 años. “Asimismo, llama la atención que en el 14,6% de los nacimientos en niñas de 10 a 14 años (equivalente a 621 nacimientos), la diferencia de edad entre la madre y el padre es de por lo menos 10 años y en 10 de estos nacimientos el padre supera en más de 40 años la edad de la madre”, indica el informe Nacimiento en niñas y adolescentes en Colombia.
En ese sentido, Marianny Sánchez, Directora Asociada de Comunicaciones de Planned Parenthood Global, organización miembro de la campaña latinoamericana Niñas, No Madres, señala que la diferencia de edad entre el padre y la madre muestra “la asimetría de poder y la violencia de género que caracteriza a este tipo de embarazos en niñas”.
Ante un fenómeno creciente en la región, Sánchez dice que es preciso poner en práctica una serie acciones integrales para prevenir estas maternidades tempranas, como proveer educación sexual integral, proporcionar herramientas para la denuncia de la violencia sexual, exigir justicia en estos casos y ofrecer a las niñas sobrevivientes la posibilidad de interrumpir estos embarazos.
“La maternidad en la niñez no solo es un riesgo para la salud física de las niñas, también es la despedida para siempre de su infancia y de su proyecto de vida. Sabemos que una niña obligada a criar tiene muchas más probabilidades de desertar la escuela, y muchas más dificultades para poder insertarse en el mercado laboral en condiciones dignas. El panorama a futuro de estas niñas es alarmante: engrosar las filas de la pobreza feminizada. Por eso el llamado es a dejarlas ser niñas, no madres”, apunta la experta.
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En efecto, el DANE señala en su estudio hecho en alianza con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que “el 33,7 % de las niñas de 10 a 14 años que no estudian y son madres o están embarazadas no lo hacen porque se dedican a oficios del hogar”.
Sin acceso a aborto legal
Las cifras del DANE también se leen en Colombia en clave de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. En el país, el aborto es legal desde 2006 en el marco de tres causales: violación, malformaciones del feto incompatibles con la vida fuera del útero y riesgo para la salud física o mental de la mujer gestante.
“Lo más terrible de esas cifras es que haya nacimientos para el 2020 en niñas entre 10 y 14 años, porque debieron haber tenido acceso al servicio de aborto legal en el país bajo la causal violación sexual pues en niñas menores de 14 años se presume siempre que ha sido bajo un acto violencia”, explica Catalina Martínez Coralvocera del movimiento Causa Justa y directora del Centro de Derechos Sexuales y Reproductivos.
Ante la existencia del delito de aborto, cuya despenalización se estudia actualmente, muchas de estas menores no acceden al derecho por temor a ser criminalizadas. De hecho, según la Fiscalía, en 2018 se reportaba que 2.290 mujeres habían sido judicializadas por aborto entre 2005 y 2017 y de ellas, 502 son menores de edad. Además de tres niñas de 11 y 12 años que tenían procesos ante la justicia por abortar. Según el informe Criminalización por el delito de aborto en Colombia, hecho por la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres e investigadores de la Universidad de Los Andes, las menores de edad son más perseguidas y sancionadas que las mujeres en los demás grupos de edad por este delito.
“El simple hecho de que tengamos en este rango de edad dando a luz en el país quiere decir que las causales no han sido suficientes para proteger a las víctimas de violencia sexual y que cada día que pasa sin la despenalización del delito vamos a seguir teniendo niñas que dejan de serlo para convertirse en madres”, concluye Martínez.
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