Aunque en estos días el frío sea casi insoportable, debemos resistir la tentación de quedarnos dormidos con la calefacción encendida y no solo porque pueda suponer un gasto elevado en la factura de la luz, sino porque existe un «efecto secundario» al dejar puesta la calefacción toda la noche que puede afectarnos, y mucho.
Calefacción: el efecto secundario de dejarla encendida durante toda la noche
Cuando tenemos mucho frío y nos vamos a la cama es más aconsejable tener puesto un buen pijama de invierno y taparnos bien con manta y edredón, antes que elegir encender la calefacción. Puede que ya la tengas encendida antes de acostarte, pero no olvides nunca apagarla ya que si te acabas durmiendo con el radiador encendido y alcanzas una temperatura demasiado alta en el dormitorio, acabarás sufriendo de un efecto secundario para nada aconsejable, dado que vas a comprometer la calidad de tu descanso e incluso puedes sufrir de insomnio.
Tal vez sea agradable quedarse dormido en un ambiente cálido y acogedor, pero luego sucede que en medio de la noche te despiertas en medio de un sofoco, lo que demuestra que demasiado calor es malo para ti. Por ello debes evitar a toda costa que la calefacción te acompañe a la hora de dormir porque tarde o temprano tendrás que levantarte a apagarla ante la imposibilidad de seguir descansando.
¿Cuál es la temperatura adecuada para dormir?
Lo ideal es mantener tu dormitorio a una temperatura cercana a los 18 ° C. Esto se debe a que la temperatura interna del cuerpo no siempre es la misma, sino que cambia en el transcurso de veinticuatro horas (de acuerdo con un patrón llamado ritmo circadiano ): durante las horas de sueño, el cuerpo pierde su calor y baja su temperatura, hasta enfriarse y llegar a su punto más bajo cerca del amanecer, alrededor de las 5 a. m. Una temperatura ambiente demasiado alta evita este proceso de dispersión del calor y puede provocar una mala calidad del sueño o incluso insomnio, por lo que en verano, cuando hace mucho calor, no podemos dormir tan bien como nos gustaría.
Estos consejos también se aplican a los recién nacidos que, sin embargo, pueden necesitar una habitación ligeramente más cálida (como máximo 20 ° C) ya que su cuerpo aún no es capaz de regular su propia temperatura y disipar el calor corporal durante el sueño. Además, para los niños muy pequeños no se recomienda utilizar muchas mantas pesadas (podrían aplastarlas y asfixiarlas durante la noche), de modo que en este caso no nos quedará más remedio que echar mano de la calefacción y del termostato. Para comprobar si el bebé tiene demasiado calor, basta con tocar la nuca o la barriga: si la piel está demasiado caliente o sudorosa, es conveniente bajar la temperatura de la calefacción.
Algunos consejos para dormir bien
Junto a dormir bien tapado y con un pijama adecuado, si deseas evitar despertarte en mitad de la noche y no solo por el frío o por haberte dejado puesta la calefacción, puedes aplicar también estos sencillos consejos que te garantizarán un buen descanso:
- Evita la cafeína por la noche . Beber café, té o refrescos con cafeína por la noche puede dificultar conciliar el sueño por la noche. En cambio, es mejor sustituir el último café del día por una agradable infusión relajante o una decocción de hierbas: calentará nuestro cuerpo antes de meterse debajo de las sábanas y nos ayudará a estar más relajados.
- Mantén la habitación a oscuras . Es mejor cubrir las ventanas con cortinas o persianas, para evitar que las luces externas entren y perturben su sueño. Además, todos los dispositivos electrónicos con interruptores de luz intermitentes, como televisores o consolas, deben mantenerse fuera del dormitorio.
- Tecnología fuera . Para dormir bien, es recomendable mantener los móviles, tabletas y PC fuera del dormitorio, y dejar de usarlos al menos media hora antes de irse a dormir: esto se debe a que la luz azul que emiten estos dispositivos inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño, y evita que nos quedemos dormidos como nos gustaría.
- Crea una rutina de sueño . Leer un buen libro, mimarse con una infusión o un baño caliente, poner en papel el plan para el día siguiente, meditar … son muchas las actividades que se pueden hacer antes de irse a dormir que hacen que nuestro cuerpo entienda que es hora de dormir. Hacerlo todos los días (intentando también irnos a dormir siempre a la misma hora) puede mejorar realmente la calidad de nuestro descanso.
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