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El ejercicio al aire libre, un desahogo para los niños y la nueva organización del horario escolar

La declaración del estado de alarma y las consiguientes medidas tomadas para limitar la expansión del coronavirus, entre ellas las de distanciamiento social, han provocado serios retrasos en las inmunizaciones de los niños menores de dos años, cuya vacunación (que gozaba en España de una cobertura superior al 95 % con anterioridad a la pandemia) es considerada prioritaria, junto con la de las embarazadas y las personas con enfermedades de base (ya sean niños o adultos): cardiópatas, inmunodeprimidos, respiratorios o pacientes trasplantados, por ejemplo, ya que corren más riesgos que las personas sanas.

“Dependiendo de las comunidades, las coberturas han bajado entre un 15 y un 50 %. Si esto sucede solo en marzo y en abril, que son dos meses, no pasa nada; pero si se alarga en el tiempo, tenemos el riesgo de que reaparezcan una serie de enfermedades como el sarampión, la tosferina grave en lactantes o la enfermedad meningocócica”, apunta Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP). En 2015, señala, varios lactantes murieron por tosferina, porque esta vacuna no estaba introducida en las embarazadas, y ya en 2016 la introdujeron todas las comunidades, con una cobertura media del 80 %. El Ministerio de Sanidad recuerda, por su parte, que la administración de esta vacuna en embarazadas no debe demorarse en ningún caso.

Según la AEP, las vacunas que más se han retrasado son la triple vírica (que lleva sarampión, rubeola y paperas), que se pone a los 12 meses; y la de la varicela, que se administra a los 15, y donde la cobertura se sitúa entre un 40 y un 50 %. El calendario de vacunas infantil incluye múltiples dosis de refuerzo entre las administradas a los dos meses, a los cuatro, a los 11, a los 12 y a los 15. Las vacunas posteriores (a los tres o cuatro años, a los seis, a los 12 y a los 14), “que generalmente son dosis de refuerzo, como no se priorizaron, han bajado su cobertura entre un 75 y un 80 %”, revela Álvarez.

El retroceso en las coberturas se hace todavía más visible en aquellas vacunas que, aun estando recomendadas por los pediatras, no están financiadas por las comunidades autónomas: “Es el caso de la del rotavirus o la del meningococo B, incluidas solo por Canarias y Castilla y León; o la del meningococo tetravalente, que se da a los 12 meses y solo contemplada por Castilla y León y Andalucía, casi siempre debido a limitaciones presupuestarias”, sostiene Álvarez. La bajada aquí es de un 95 %, y por eso resulta esencial no solo recuperar las vacunas a los menores de 15 meses, sino también el resto de las vacunaciones.

Vacunarse antes de volver a clase

“Hay dos mensajes que transmitir: uno, a los profesionales sanitarios y a las comunidades, para que nos pongamos las pilas y recuperemos esas coberturas antes del verano; y luego a las familias. Muchas veces esto ha bajado no porque haya querido el centro de salud, sino porque los padres tampoco querían venir, por miedo a coger el coronavirus”, explica Álvarez, que llama a la tranquilidad porque, afirma, los centros de salud en España están preparados para atender a las familias minimizando el riesgo del coronavirus: se les va a citar a ellos solos en una sala limpia y con todas las medidas de contención del virus. “Ahora, en los centros y en los hospitales hay muy pocos riesgos, por no decir ninguno. Eso sí, los niños tienen que venir con mascarilla, aunque sea cierto que entre los tres y los seis años no las toleran muy bien”.

También debe tenerse en cuenta que, con el coronavirus, la atención primaria ha cambiado mucho: no se tiene que ir al centro de salud a pedir cita, sino que debe hacerse por vía telefónica; el administrativo les pasará con el médico o la enfermera para que se valore lo que tienen y, si hay que atenderlos, se les cite a una hora a la que no haya nadie; si no es necesario, se les atenderá por teléfono. En el caso de las vacunas, los padres deben llamar y concertar una cita para su hijo si este tiene retrasada la vacuna que sea.

Recomendaciones de vacunación en época de pandemia.

En opinión de Álvarez, resulta fundamental recuperar las vacunas perdidas antes de que los pequeños regresen a las aulas, en el próximo mes de septiembre: “Al estar en contacto con mucha gente, si hay alguien que no está protegido y aparecen los microbios, podrían transmitirse enfermedades. En verano, normalmente, tenemos pocas patologías, pero cuando empiezan las clases, aparecen los catarros, las diarreas… todo”. Por eso, añade, es importante que estén bien protegidos; incluso en los menores de 15 meses, que no van al colegio, pero pueden ir a una guardería: “Lo ideal es que estuvieran protegidos con al menos una dosis, como ocurre con el sarampión”.

Según recuerda la AEP, en algunas comunidades autónomas, ciertas vacunas del itinerario oficial se administran en los centros escolares. Sin embargo, hoy por hoy no se han contemplado “previsiones ni planes concretos para solventar la necesidad de sustituir la actividad vacunal escolar abandonada” tras el cierre de los colegios debido a la pandemia.

¿Y si he pasado por la covid-19?

Las personas que se han recobrado tras una covid-19 pueden proseguir con sus vacunaciones, si bien, para minimizar el riesgo de transmisión, el Ministerio de Sanidad recomienda posponerlas hasta finalizar los días de aislamiento asignados. Asimismo, los contactos estrechos de un caso confirmado pueden continuar vacunándose una vez superado, sin síntomas, el correspondiente periodo de cuarentena.

Para orientar a las familias con respecto a las posibles dudas que estas puedan tener respecto a las vacunas en época de pandemia, el Ministerio ha publicado sendos documentos de preguntas y respuestas para padres y madres, por un lado, y para la población adulta, por otro; y diversas comunidades autónomas han lanzado sus propias guías orientativas: Andalucía, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Cataluña, Madrid y La Rioja.

¿Y la vacuna del coronavirus?

Para Francisco Álvarez, la primera vacuna que ofrezca un cierto grado de inmunidad frente a la Covid-19 está aún más lejos de lo que parecería, a juzgar por lo que se puede leer y escuchar: “Una vacuna tarda de 10 a 20 años en salir al mercado; corriendo mucho, cinco; y en estas circunstancias, siendo muy, muy optimistas, menos de dos años nada. Hasta otoño de 2021 yo no creo que vayamos a tener ninguna vacuna, ni que la haya en cantidad suficiente como para poder tenerla todo el mundo, no solamente dos países”.

Si bien Álvarez admite que se está corriendo mucho, hace hincapié en la necesidad de insistir en la seguridad de las vacunas. “Se trata de un producto muy seguro, y eso es tan importante como la efectividad. A veces ha habido vacunas que parecían funcionar muy bien, pero que cuando empezaron a aplicarse a miles de personas, surgieron efectos secundarios tan importantes que tuvieron que retirarse. Los pasos pueden acelerarse un poco, pero tampoco mucho, porque la seguridad es muy importante”.

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