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El Ejército de Sudán detiene a la mayoría de miembros civiles del Gobierno

Fuerzas militares en Sudán han arrestado al amanecer de este lunes a varios altos cargos del Ejecutivo del país, incluido el primer ministro, Abdallah Hamdok, y a líderes de partidos y organizaciones progubernamentales en un intento de golpe de Estado que los principales grupos revolucionarios sudaneses han respondido con llamadas a salir a la calle y a la desobediencia civil para defender la transición civil y democrática. Un gran número de personas se ha movilizado rápidamente en varias ciudades del país, incluida la capital, Jartum, tal y como muestran imágenes difundidas en las redes sociales, pese a que la señal de internet y teléfono ha sufrido severas interrupciones desde primera hora de la mañana, según ha informado el Ministerio de Cultura e Información. El apagón de telecomunicaciones ha sido confirmado por la organización de monitoreo de la Red NetBlocks. Uniformados también han asaltado la sede de la radio y la televisión estatales y han detenido a varios empleados, según otro comunicado del Ministerio de Información.

Hamdok, por su parte, ha sido trasladado a un lugar desconocido por miembros de las fuerzas militares tras ser inicialmente retenido en su domicilio, desde donde el primer ministro se habría negado a realizar una declaración a favor del golpe y habría llamado a los sudaneses a defender la revolución, según ha informado el ministerio de Información. El Ejército no ha emitido todavía ningún comunicado.

Un grupo de personas protestan en el centro de Jartum, este lunes. – (AFP)

El movimiento de los uniformados se produce en medio de la tensión entre los líderes civiles y militares encargados de dirigir Sudán, disparada en las últimas semanas a raíz de una intentona golpista abortada a finales de septiembre que degeneró en la peor crisis en el país desde el inicio de la transición en verano de 2019, poco después de la caída del dictador Omar Al Bashir tras meses de grandes movilizaciones populares.

Miembros civiles del Ejecutivo habían alertado desde entonces que el Ejército estaba fomentando la inestabilidad en el país y sembrando la discordia entre sus filas con el fin de crear las condiciones oportunas para asaltar el poder. En este sentido, una facción muy próxima a los militares pero nominalmente integrada en las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, que encabezaron las protestas contra Al Bashir, se escindió en las últimas semanas y formó una alianza propia que podría ofrecer una suerte de cobertura civil al Ejército.

Asimismo, desde el pasado sábado cientos de personas se mantuvieron concentradas en Jartum para pedir a los militares que asumieran el poder, en una protesta envuelta en sospecha por las imágenes en redes sociales que capturaron el reparto de comida y dinero entre asistentes y la presencia de niños. El 11 de octubre, Facebook anunció el cierre de una red de cientos de páginas no auténticas vinculadas a las Fuerzas de Apoyo Rápido, un temido grupo paramilitar, que intentaba manipular la opinión pública pidiendo al ejército tomar el poder.

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Líderes civiles del país se habían mostrado igualmente molestos y cada vez más impacientes ante la reticencia de los militares a realizar una reforma profunda de las instituciones de seguridad y militares, incluido su imperio económico, y de someterlas al control civil. También les han reprochado su obstrucción en cuestiones clave como investigar crímenes de las fuerzas de seguridad tras la caída de Al Bashir y cooperar con el Tribunal Penal Internacional en su investigación sobre el genocidio de Darfur, que podría salpicar a algunos de sus líderes.

En respuesta, las fuerzas revolucionarias y partidarios de un Gobierno civil y democrático protagonizaron el pasado sábado manifestaciones masivas en ciudades de todo el país, demostrando una gran capacidad de movilización que se está volviendo a repetir este lunes. En un mensaje temprano difundido en las redes sociales, la Asociación de Profesionales de Sudán, que ya lideró las movilizaciones populares que llevaron a la caída de Al Bashir, ha hecho un llamamiento “a las masas del pueblo” a que “salgan a la calle y las ocupen por completo, y se preparen para resistir”. Imágenes en las redes sociales muestran cientos de manifestantes en puntos clave de la capital como las inmediaciones de la sede del Ejército y del aeropuerto.

Entre los arrestados se encuentran varios miembros civiles del Consejo Soberano de Sudán, que actúa como jefe de Estado durante la transición, ministros, gobernadores estatales, incluido el de Jartum, miembros de un comité encargado de desmantelar las estructuras del régimen de Al Bashir y líderes de las principales organizaciones civiles del país, como las Fuerzas de la Libertad y el Cambio y la Asociación de Profesionales Sudaneses, según ha detallado en un comunicado el Partido del Congreso de Sudán, que se ha adherido a las protestas.

La administración de Joe Biden en Estados Unidos, por su parte, ha reaccionado rápidamente a los hechos y ha amenazado con cortar su ayuda al país africano si no se detiene el golpe militar. El enviado especial del país para el Cuerno de África, Jeffrey Feltman, que este mismo fin de semana se reunió con los líderes militares y civiles del país, ha señalado en un mensaje en Twitter que los informes sobre un golpe militar son “totalmente inaceptables” y que cualquier cambio en el Gobierno “pone en riesgo la ayuda de Estados Unidos”.

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