Las sartenes son uno de los utensilios que más utilizamos en la cocina, para saltear y freír. Es fundamental mantenerlas en perfecto estado para que los alimentos que preparamos en ellas no se vean afectados. Un simple rayón en el interior de las sartenes es suficiente para que los alimentos se peguen al fondo, y el plato termine siendo un auténtico desastre.
Esto es algo muy habitual, y se debe en la gran mayoría de casos a una mala limpieza o a un mal almacenaje. Normalmente, solemos guardar las sartenes apiladas unas encimas unas de otras, lo que provoca que con el paso del tiempo pierdan el esmalte que les cubre y protege.
A veces, por falta de espacio, guardamos todas las sartenes en el mismo lugar, apiladas unas encimas de otras, de tal manera que su superficie se daña con arañazos. Esto es algo que debemos evitar a toda costa para conservar las sartenes en perfecto estado durante un largo periodo de tiempo.
Si tenemos problemas de espacio en la cocina y tenemos que guardar todas las sartenes en el mismo sitio sí o sí, existe una solución muy sencilla: colocar salvamanteles de poliéster o silicona entre unas sartenes y otras. Si queremos ir un paso más allá, en el mercado también podemos encontrar protectores específicos para sartenes de diferentes medidas.
¿Cómo limpiar las sartenes?
Debemos saber cómo limpiar las sartenes para que mantengan su capa antiadherente y, al mismo tiempo, queden perfectamente limpias. Por suerte, existe un truco casero tan sencillo como efectivo a base de bicarbonato y vinagre.
- Lo primero es poner el bicarbonato sobre la base de la sartén, de tal manera que quede cubierta por completo.
- Luego, ponemos un chorro de vinagre por encima y dejamos que la mezcla repose durante 20 minutos.
- Una vez transcurrido el tiempo, cogemos un estropajo de aluminio y frotamos por toda la superficie con movimientos circulares y suaves.
- Por último, aclaramos con abundante agua, y ya lo tenemos listo.
Una vez tenemos la base de la sartén limpia, debemos limpiar la superficie antiadherente con sal común. Con la sal, además de limpiar la superficie antiadherente, también reforzamos las propiedades antiadherentes, así que el beneficio es doble.
- Ponemos la sartén en el fuego y, cuando se caliente, echamos tres cucharadas de sal.
- Esperamos tres minutos, durante los cuales la sal irá tomando un tono tostado.
- Retiramos la sartén del fuego y dejamos que se enfríe.
- Una vez está fría, eliminamos los restos con una bayeta seca.
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