Meterse en la cocina es, para la mayoría de las personas, un hábito diario acompañado de un cierto carácter mecánico. Hay, de hecho, acciones que realizamos automáticamente precisamente porque se repiten en el tiempo. Pero, ¿y si estuviéramos equivocados con algunas de esas acciones? Por ejemplo, si hablamos de sartenes y aceite, podría haber un error común que todos ponemos en práctica sin siquiera darnos cuenta. El calor y el aceite (u otras grasas como la mantequilla), de hecho, son la base de la cocina moderna y de las principales preparaciones por ello, debemos asegurarnos de evitar este error que todos cometemos, al echar el aceite en la sartén.
El error al echar el aceite en la sartén
Aunque estemos más que acostumbrados a cocinar todos los días, uno de los errores más frecuentes tiene que ver con el momento de echar el aceite cuando ponemos la sartén al fuego. Algo que no debería ser un fallo tan recurrente si tenemos en cuenta que echar el aceite en el momento adecuado provocará la llamada reacción de «Maillard» que sirve para crear un color y una hermosa costra externa dorada que le da mejor sabor a la carne que estemos cocinando manteniendo la blandura interna. Si cocinas un bistec por ejemplo, la carne estará bien chamuscada por fuera pero tierna por dentro, entonces habrás procedido de la manera correcta.
Pero, ¿con qué frecuencia terminamos con una corteza suave de la carne que hacemos en la sartén? Seguro que la respuesta de muchas personas dirá que pocas . En este caso, la responsabilidad se remonta a la temperatura del aceite. Nunca lo agregues cuando la sartén aún esté fría, sino cuando ya esté caliente. Cuanto más tiempo se expone el aceite al calor, más aumenta el riesgo de producir humo , lo que significa que se está descomponiendo. Así, se liberan humos y sustancias que pueden tener un sabor amargo, como si los platos se hubieran quemado.
Agregar el aceite a la sartén ya caliente también te permite evitar que la comida se pegue, lo que, por otro lado, sucede con más frecuencia cuando viertes las grasas frías. Mejor, por tanto, esperar a que la sartén se caliente para que el aceite penetre también en las grietas de la superficie sellándola. La película protectora crea así una capa uniforme que facilita una cocción homogénea y sabrosa. Un truco sencillo que garantiza mejores resultados en la mesa, como si fueras un auténtico chef.
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