Rashid Khalidi nació en el barrio neoyorquino de Manhattan en 1948. Ese año fue el inicio de lo que los palestinos conocen como Nakba, la catástrofe, la expulsión masiva de miles de palestinos por la creación del Estado de Israel. Khalidi, escritor de origen palestino e historiador especializado en Oriente Próximo, cree que aquella tragedia que resquebrajó Palestina hace 75 años continúa hoy. Mientras accede a charlar en Madrid, poco antes de la presentación este martes de su libro Palestina, cien años de colonialismo y resistencia (Capitán Swing), en la Casa Árabe, se cumplen las primeras horas de un alto el fuego entre Israel y la milicia palestina Yihad Islámica, tras cinco días de enfrentamientos que han causado la muerte de más de 30 personas, la mayoría civiles de la franja de Gaza.
Khalidi, titular de la prestigiosa cátedra Edward Said en Estudios Árabes en Columbia, cuenta en su libro que allá en 1899, su tatarabuelo Yusuf Diya al Khalidi, alcalde entonces de Jerusalén, escribió a uno de los padres del sionismo, Theodor Herlz, para advertirle de que los palestinos no aceptarían ser reemplazados. “En nombre de Dios, que se deje a Palestina en paz”, concluía una brillante misiva. Nada de aquello pudo ser salvo la tenacidad de los palestinos por seguir resistiendo.
Pregunta. ¿Confía en el último alto el fuego acordado en Gaza?
Respuesta. Estoy muy lejos, obviamente, y es difícil de decir, pero sí, puede durar. Los israelíes creen que han ganado, y la Yihad Islámica también. Creo que Hamás piensa que tuvo éxito al no involucrarse. Esas pueden ser razones para que un alto el fuego dure, pero no mucho. Mientras Israel mate de hambre y bloquee la franja de Gaza; mientras Israel se niegue a permitir la conexión entre la Franja y Cisjordania, y mientras continúe la ocupación, habrá violencia. La ocupación genera resistencia.
P. Más de 30 personas, la mayoría civiles, han perdido la vida en Gaza durante la ofensiva israelí de la última semana con la milicia Yihad Islámica. ¿Prevé alguna consecuencia?
R. Una de las consecuencias es un alto grado de trauma para una población de más de dos millones de personas. Viví en Beirut durante nueve o diez años de guerra desde 1973 hasta 1983, y mis hijos se vieron afectados por ello. Solo puedo imaginar el efecto en una población de dos millones de personas, la mayoría de ellos, niños. Es una población muy joven que puede sufrir un trauma muy largo. Esta vez, solo un centenar de casas fueron destruidas. A veces, los israelíes destruyen cientos de casas, edificios de apartamentos enteros. En las guerras que Israel libra contra Gaza, cientos y cientos de personas han muerto, y siempre la mayoría son civiles. Cuando los israelíes entran en Nablus y hacen explotar un edificio, la mayoría de las personas muertas y heridas son siempre civiles. A veces están detrás de alguien específico, pueden matar a esa persona, pero también a otros. Así es la forma en que opera el ejército israelí.
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P. Pese a la muerte de civiles en la última semana en Gaza, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, habla de una “operación perfecta”. ¿Qué espera usted de este Netanyahu?
R. Todos los gobiernos de Israel desde 2007 han atacado Gaza. Este Gobierno no es en absoluto diferente de los anteriores. Israel tiene su política. Como si matar a los palestinos cada seis meses, cada año, cualquiera que sea el periodo intermedio, fuera normal y natural. Solía usarse una expresión: cortar el césped. Tenemos que cortar el césped de vez en cuando. La inhumanidad de la expresión te dice que esta política es ciegamente asesina. Si se levantara el bloqueo y si Israel negociara con los palestinos, con todos ellos, habría una posible alternativa a esta violencia. Pero Israel ha cerrado cualquier posibilidad a la negociación. No quiere negociar. Quiere absorber en el gran Israel todo el territorio ocupado. Y esa ha sido su política, ya fueran gobiernos del Likud o de coalición o incluso cuando fueron laboristas. La colonización de asentamientos nunca se detuvo. Hay 750.000 colonos israelíes ilegales, colonos en Cisjordania y Jerusalén Este. Todos los gobiernos desde 1967 han estado asentando israelíes.
El escritor Rashid Khalidi, en la Casa Árabe de Madrid, este lunes.Santi Burgos
P. Tras el cese de hostilidades con Israel, el jefe político de Yihad Islámica, Mohamed al Hindi, ha manifestado que el movimiento de resistencia palestino está “unido”. ¿Lo está?
R. No. Diría dos cosas: primero, la Autoridad Palestina, en Cisjordania, con el apoyo de EE UU, la UE, Israel y algunos países árabes, y Hamás en Gaza, con el apoyo de Turquía, Qatar y Egipto, y ambos, con acuerdos de seguridad con Israel, no están involucrados en la resistencia. Ellos, de hecho, están tratando de limitar la resistencia. Entonces, diga lo que diga la Yihad Islámica, eso no es cierto. La Autoridad Palestina tiene coordinación de temas de seguridad con Israel. Hamás también de forma encubierta. No disparó un solo cohete durante los últimos cinco días. Claramente, no están unidos. En segundo lugar, sí hay un espíritu de resistencia. Hay un cierto sentido de unidad en Cisjordania y Gaza. Es más una cuestión de organizaciones de base locales. Tienen el apoyo de grupos como la Yihad Islámica y del exterior, de Hezbolá, de Irán o Siria. Grupos como La guarida del león, que reúne a personas de diferentes organizaciones. Es algo que ni la Autoridad Palestina ni Hamás controlan.
P. ¿Comparte la sensación de que Hamás y la Autoridad Palestina están ausentes en las últimas escaladas de violencia con el ejército israelí?
R. Sí, puede tener razón. Ambos han perdido cierta credibilidad. Creo que la Autoridad Palestina la ha perdido porque no tiene una estrategia de liberación, ni de negociación, ni de nada. Son dependientes de EE UU e Israel y otros donantes. No tienen una diplomacia visible, ni alcance público visible. No hablan con el mundo. No tienen nada que decir. Están en bancarrota y también su liderazgo. La dirigencia está formada por personas que deberían haberse jubilado hace décadas. Y si hubiera elecciones, las perderían. Hamás brinda cierto tipo de estabilidad para las clases medias. Eso sirve tanto para la Autoridad como para Hamás. Hay cientos de miles de personas que trabajan para ellos, dependen de los salarios, de hipotecas. Pero eso no afecta a la mayoría de las personas en los territorios ocupados, los jóvenes, que son pobres y no se benefician. Así que creo que la Yihad Islámica y este espíritu de resistencia e insatisfacción con el statu quo los han dejado un poco al margen.
P. Es muy crítico con el apoyo de los países árabes a Palestina ya incluso desde la Nakba (1948), la expulsión de miles de palestinos con la creación del Estado de Israel.
R. Creo que los países árabes no han luchado por Palestina desde 1982, cuando Israel atacó Líbano y atacó al ejército sirio. Hezbolá, sí, pero no es un ejército regular. En 1948, los países árabes enviaron tropas a Palestina porque Israel estaba expulsando a los palestinos. Había comenzado una catástrofe, la Nakba. Los gobiernos árabes se vieron obligados a moverse por su opinión pública. Ya no estamos en ese mundo. Lo hicieron en parte por sus intereses y rivalidades. Las cosas han cambiado enormemente desde los años cuarenta hasta los sesenta y los ochenta. Y creo que, en ese sentido, el conflicto entre Israel y los Estados árabes, hasta cierto punto, ya no existe. La mitad de los países árabes tienen relaciones con Israel de un tipo u otro. Egipto, Jordania, Emiratos, Bahréin y Marruecos mantienen relaciones diplomáticas. Túnez y varios otros países, como Qatar y Omán, tienen formas indirectas de relaciones.
P. Ha cambiado el escenario en Oriente Próximo.
R. Sí, pero nuestra opinión pública no ha cambiado. Los gobiernos árabes que están haciendo esto son casi sin excepción antidemocráticos. Regímenes autoritarios que operan sobre la base de sus propios intereses como familias gobernantes, como militares. Hay todo tipo de regímenes, pero casi ninguno es realmente democrático, por lo que no representa lo que sus ciudadanos quieren y sienten. Hay encuestas realizadas todos los años por el Centro Árabe en Qatar y muestran que el 80-90% de nuestra opinión pública todavía apoya a los palestinos. Los gobiernos no lo hacen porque no representan a su gente.
P. Una encuesta de Arab News/YouGov afirma que los palestinos prefieren a Rusia o China antes que a Estados Unidos como mediadores.
R. Es verdad que la opinión pública no considera a EE UU como un negociador honesto, un potencial mediador. Siempre he dicho que tiene que estar en las negociaciones porque es muy poderoso, pero del lado de Israel. Los palestinos, en un lado de la mesa, EE UU e Israel, en el otro. Lo interesante es que hay gobiernos, incluso algunos que tradicionalmente han estado alineados con EE UU, Arabia Saudí, Turquía, Egipto… que han comenzado a tomar una postura más independiente. El acercamiento entre Arabia Saudí e Irán fue negociado por China. Turquía, Arabia Saudí y Egipto tienen muy buenas relaciones con Moscú y con Pekín. Solo los europeos parecen seguir ciegamente a EE UU, pase lo que pase, ya sea por Ucrania o por cualquier otra cosa. La gente se da cuenta de que el mundo unipolar de la Guerra Fría y posterior ha cambiado.
P. Incluso Israel.
R. Israel tampoco hace lo que EE UU quiere. En Ucrania, por ejemplo, los israelíes tienen buenas relaciones con Moscú y no las van a poner en peligro porque se lo diga EE UU. Todas las grandes potencias en Oriente Próximo, Irán, Turquía, Egipto, Arabia Saudí e Israel hacen lo que les place.
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