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El exjuez del Lava Jato brasileño, Sergio Moro, se lanza a la política


La operación Lava Jato se presenta a las elecciones. Tras encarcelar a los mayores contratistas del país, recuperar miles de millones de reales malversados en tramas de corrupción y ver cómo el Supremo Tribunal Federal revoca ahora la mayoría de sus condenas, los dos pilares de la operación anticorrupción que sacudió Brasil entran en el juego político.

“Tenemos la sensación de que se está deshaciendo lo que hicimos”, resume el fiscal del Lava Jato, Deltan Dallagnol en el vídeo en el que anuncia su dimisión de la Fiscalía, publicado el pasado jueves. El jefe del equipo de investigación que sacudió la política brasileña como un terremoto durante cinco años no ha dicho con todas las letras que se presentará a las elecciones, pero el discurso que publicó en las redes sociales parece el de un candidato. Se espera que se afilie al partido conservador Podemos, junto al exjuez Sergio Moro. El exfiscal competiría por un escaño en la Cámara de los Diputados, mientras que el exjuez se presentaría a la presidencia de la República o al Senado.

Responsables de convertir la Operación Lava Jato en la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil, Moro y Dallagnol fueron también los artífices de su caída en desgracia. La filtración de los mensajes entre ambos sugería que se habían puesto de acuerdo para perjudicar a los acusados y debilitó principalmente los casos contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Después de que se anularan las condenas a Lula, varios reos que se sintieron acosados por los esfuerzos de la operación consiguieron revertir las decisiones judiciales. La impetuosa Lava Jato fue perdiendo fuelle, y el mundo político aprovechó la oportunidad para contraatacar.

“Se han debilitado, destruido, nuestras herramientas de trabajo para hacer justicia, e incluso se nos ha impedido comunicarnos con la sociedad, involucrar a la sociedad en este debate, a través de la opinión y la crítica”, se queja Dallagnol, en referencia a la sanción que recibió el año pasado por criticar al senador Renan Calheiros en su perfil de Twitter.

Por todo ello, el exfiscal opina que ahora puede “hacer más por el país fuera de la Fiscalía, luchando con más libertad” por las causas en las que cree. Su plataforma de campaña ya está lanzada. “Tenemos la sensación de que se está deshaciendo lo que hicimos”, agrega. Si se presenta a las elecciones, es muy probable que Dallagnol sea elegido, dada la notoriedad que ha adquirido en sus años como fiscal. El objetivo de Moro, sin embargo, parece mucho más difícil. El exjuez, que dejó la judicatura en 2019 para dirigir el Ministerio de Justicia de Bolsonaro durante poco más de un año, alimenta la expectativa de presentarse al cargo de presidente de la República —la alternativa menos pretenciosa es ser elegido senador—.

Tras pasar meses trabajando como consultor para una empresa en Estados Unidos, Moro ha regresado a Brasil esta semana para afiliarse a Podemos el próximo miércoles. Moro también participará en el congreso del Movimiento Brasil Libre (MBL) a finales de mes y lanzará el libro Contra o sistema de corrupção (Contra el sistema de corrupción) a principios de diciembre.

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Las últimas publicaciones del exjuez en las redes sociales muestran que ha ampliado sus intereses. Acostumbrado a comentar temas relacionados con la lucha contra la corrupción, Moro se ha aventurado esta semana a criticar la falta de responsabilidad fiscal del Gobierno que dejó. “Aumentar [los programas sociales] Auxilio Brasil y Bolsa Familia es genial. Superar el techo de gasto, aumentar las tasas de interés y la inflación, no pagar a los profesores, todo esto es terrible. Hay que tener responsabilidad fiscal”, dijo.

Buscando ocupar el estrecho espacio que los favoritos, Jair Bolsonaro y Lula, dejan a la tercera vía, Moro tampoco pierde la oportunidad de marcar distancias con sus dos contrincantes.

Críticas desde el PT

A la vez que llena de esperanza a los entusiastas de la Lava Jato, los detractores de la operación utilizan las posibles candidaturas de Moro y Dallagnol para reforzar las críticas sobre la parcialidad de las investigaciones que ambos llevaron a cabo. “No ha sido ninguna sorpresa”, escribió Paulo Rocha, líder del Partido de los Trabajadores en el Senado, en una publicación que sus partidarios han replicado casi integralmente en las redes sociales. “Siempre antepuso sus motivaciones políticas cuando dirigía la Lava Jato, tanto es así que persiguió a Lula para impedir que se presentara a las elecciones, utilizando un PowerPoint ridículo [en el que se señaló al expresidente Lula como el principal responsable de los escándalos de corrupción descubiertos]. Él y Moro nunca fueron imparciales”, agregó.

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