El expresidente sudafricano Jacob Zuma se entregó durante la noche del miércoles a la Policía para entrar en prisión y cumplir así una sentencia que le condenaba a 15 meses en la cárcel por desacato, según ha informado su fundación citada por Efe. “El presidente Zuma decidió cumplir con la orden de encarcelamiento” en la provincia de Kwazulu-Natal, indicó la organización en Twitter. El exmandatario fue sentenciado por negarse a declarar en un caso de corrupción.
Zuma, de 79 años, fue condenado la semana pasada por un alto tribunal del país, en una decisión sin apelación, y debía entregarse a la policía a más tardar la medianoche del miércoles, de lo contrario hubiera sido detenido por la policía, un extremo que no fue necesario debido a su entrega voluntaria. El expresidente ha pasado la noche en el penal de Estcourt, en la provincia de KwaZulu-Natal, convirtiéndose en el primer presidente de Sudáfrica elegido en democracia encarcelado desde el fin del Apartheid.
Horas antes de que se cumpliera el plazo de entrega voluntaria para Zuma, la policía advirtió de que estaba preparada para detener al exmandatario para cumplir con la sentencia condenatoria, pero media hora antes, una caravana de vehículos salió de la residencia de Zuma, en Nkandla, para entregarse. Su hija, Dudu Zuma-Sambudla, confirmó en Twitter que su padre estaba “en camino [a prisión]” y que tenía “buen ánimo”, según recoge la cadena británica BBC.
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Zuma, cuyo mandato estuvo marcado por escándalos de corrupción y nepotismo, dejó el poder por la fuerza en 2018 tras permanecer nueve años en el cargo y ser sustituido por Cyril Ramaphosa. Sus críticos lo apodaron “el presidente de teflón” porque siempre lograba eludir a la justicia. Pero suerte cambió el 29 de junio, cuando la corte emitió la sentencia condenatoria por desacato, después de que se negara a declarar ante una comisión que investigaba el desvío de recursos públicos bajo su Gobierno.
Nacido en una comunidad rural donde no recibió educación, llegó a ser el jefe de los servicios secretos del Congreso Nacional Africano (CNA) durante la lucha contra el Apartheid y pasó 10 años en prisión en la tristemente célebre Robben Island. Pese a su golpeada imagen, el expresidente continúa teniendo un peso importante entre altos cargos y miembros de base del gobernante CNA, aunque esta formación ha asegurado que no va a interferir en el proceso judicial de Zuma.
“El Congreso Nacional Africano toma nota con respeto de la decisión del expresidente Jacob Zuma de acatar la orden de encarcelamiento emitida por el Tribunal Constitucional”, destacó en un comunicado el partido en el que militó Nelson Mandela. Pule Made, portavoz del partido, dijo: “Respetamos la independencia del poder judicial”. El CNA pidió a sus miembros que “permanezcan en calma” en un “periodo difícil” para el antiguo movimiento de liberación y reiteró su compromiso con el “imperio de la ley”.
Esta llamada a la prudencia busca suavizar los ánimos entre los afines al polémico expresidente, que desde la semana pasada le mostraron su apoyo concentrándose junto a su residencia -en algunas jornadas formando auténticas multitudes, pese a las restricciones por la covid-19- y amenazaron incluso con bloquear la entrada de la Policía si se presentaba a detenerlo.
El exmandatario sudafricano enfrenta 16 cargos de fraude, corrupción y crimen organizado por la compra en 1999 de aviones de combate, lanchas patrulleras y equipo militar de cinco firmas europeas por 30 millones de rand, que entonces equivalía a 5.000 millones de dólares (6.000 millones de euros). Zuma también ha sido acusado de participar en un caso de soborno de hace más de 20 años.
Zuma asegura ahora que la estancia en prisión será una “sentencia de muerte” por su avanzada edad, su estado de salud y la pandemia de la covid-19, enfermedad para la que no se ha inmunizado pese a haber tenido acceso a la vacuna desde mayo.
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