Sobre las cuatro de la tarde llega la autorización de la torre de control del aeropuerto de Valencia para el vuelo OVER01 0246. No lleva pasajeros ni carga mercancías. Su piloto, Pablo Jurado, sobrevolará el estadio del Levante UD con la única misión de ofrecer a los espectadores del duelo entre los locales y el Atlético de Madrid del 17 de febrero una perspectiva que por primera vez en la historia pueden disfrutar cada jornada: el fútbol a vista de pájaro. Lo hará con los pies en el suelo, al mando de un dron de cuatro kilos y medio de peso y unos 65 centímetros de longitud que lleva en su vientre una cámara de alta definición incorporada.
Por cómo saca el aparato de la caja, le coloca unas pequeñas hélices y una lente y lo pone en marcha mientras agarra un receptor, no muy diferente al mando a distancia con el que uno imagina a un niño manejando un helicóptero en miniatura, casi parece un juego. A tres horas del partido, Jurado lo hace volar en una improvisada pista de aterrizaje en los aledaños del Ciutat de València. “Siempre hacemos un vuelo de prueba. Esta es la primera vez que grabamos aquí y las condiciones en cada campo son diferentes. Aunque por ley podemos volar hasta 120 metros, en este caso 60 metros es lo permitido”, relata mientras el aparato se convierte en un punto negro en el cielo. Empieza ahora a controlar a través de una tableta las imágenes que registra la cámara suspendida, del tamaño de una pastilla de jabón, a la vez que un asistente sigue con la vista el vuelo. “Él es mis ojos, llega adonde yo no llego para garantizar la seguridad”. La primera toma que le pedirá control de realización, con el que se comunica a través de unos auriculares, será la llegada de los autobuses con los jugadores.
Tras irrumpir en el cine, la publicidad o el periodismo, las retransmisiones con cámaras suspendidas en el aire han acabado por aterrizar este curso en el deporte rey gracias a la alianza de LaLiga con la empresa Overon Aerial, una firma que forma parte del Grupo Mediapro, encargado de la producción televisiva de la competición. Sergio Sánchez, responsable de producción de TV LaLiga, explica cómo fue esta nueva apuesta por la innovación y por hacer del fútbol un gran espectáculo. “Aunque antes existía la tecnología, es ahora cuando la ligereza y la autonomía de las aeronaves, y sobre todo la calidad de las ópticas, nos han permitido integrar una cámara que tiene la misma calidad que cualquier otra”.
La presencia del dron, pensada para “contextualizar el evento dentro de un ámbito espacio-temporal”, apunta Sánchez, ha venido a sustituir el tiro de cámara desde un helicóptero, opción que por su coste y complejidad logística se reserva solo para grandes citas, como ElClásico. El nuevo sistema, mucho más operativo, ha permitido integrar los planos aéreos en una media de tres encuentros cada jornada, en los que el vuelo, que nunca penetra en el estadio, se restringe al calentamiento, el descanso y el pospartido. De la acción sobre el verde durante 90 minutos ya se encargan entre 15 y 21 cámaras instaladas en el terreno de juego.
“El dron es un recurso de un gran valor para el club”
El estreno de la nueva cámara integrada en un dron el pasado 17 de febrero ha sido también un motivo de celebración para el Levante UD. Los levantinistas han apreciado en la integración de esta nueva perspectiva una oportunidad para lucir la primera fase de reforma de su estadio.
Terminadas hace apenas unos meses y con una inversión de unos 20 millones de euros, las obras han supuesto la construcción de una cubierta que arropa todos los asientos y la integración un nuevo sistema de luces (que se usa al inicio de partido para un espectáculo) y de megafonía y dos modernos videomarcadores detrás de las porterías, enumera Luis Cervera, director de Operaciones y Proyectos del Levante UD. “El dron es un recurso de un gran valor para el club. Ayuda a poner en valor la figura del estadio y sus equipamientos”, argumenta desde las entrañas del coliseo.
En los últimos años, los granotas han ido adaptando su feudo, inaugurado en 1969, para permitir, por ejemplo, la instalación de la cámara aérea que pende de unos cables sobre el terreno de juego y cumplir así con la reglamentación de las retransmisiones de LaLiga. Una transformación que valoran: “Las imágenes espectaculares del entorno y el estadio, uno de los activos más importantes para los clubes, permiten crear ese ambiente de entretenimiento que es el que se busca hoy en día”, cuenta Cervera.
Después de estrenarse la semana pasada en el Ciutat de València y haber visitado ciudades como Cádiz, Barcelona, Madrid o San Sebastián, entre otras, el objetivo es que los operadores hayan volado en todos los feudos de LaLiga Santander antes del final de la temporada. Algo que será posible gracias a la flota de 14 drones y más de una treintena de pilotos que la empresa Overon Aerial tiene desplegados por todo el país, cuenta su director, Jesús Yunta. “Nosotros apostamos por formar a nuestra propia plantilla de pilotos, pero hay que tener en cuenta que ellos son primero cámaras y luego pilotos. En su mayoría ya eran cámaras antes y, por lo tanto, tienen una sensibilidad audiovisual que no tienen otros y eso marca la diferencia”. “Fuimos los primeros en lograr el permiso para volar sobre aglomeraciones de edificios, vuelos nocturnos y espacio aéreo controlado de forma simultánea. No hay duda de que el sector tiene un potencial de crecimiento exponencial”, añade.
En España, el número de drones registrados por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha pasado de los 950 de 2015 a los más de 6.000 en 2020. Uno de los que vio la oportunidad por anticipado fue Jurado, que en 2016 apostó por lo que llama una “profesión de futuro”. “Yo ya había trabajado como cámara antes en el fútbol, llevaba más de 15 años en el sector, pero creí que debía hacer la apuesta”. Desde entonces perdió la cuenta de las horas de vuelo que lleva mientras coleccionaba en su currículum rodajes de películas, reportajes, vídeos corporativos para empresas, carreras de caballos y ahora la competición de los Messi, Suárez o Benzema.
A pocos minutos de que empiece el partido, el operador sigue con la mirada fija en la pantalla que le devuelve las imágenes registradas por la cámara integrada en el dron. Maneja con soltura los dedos, sin reparar en sus movimientos. Ajusta el contraste y la luz de la lente y dirige el aparato arriba y abajo, a izquierda o derecha. Cae la tarde y busca una bonita perspectiva de los últimos resquicios de sol y el juego de luces del estadio. Otra mirada, la del fútbol a vista de pájaro.
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