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El fútbol más impredecible asalta la Champions de Lisboa


El desfile silencioso de Quique Setién y los jugadores del Barça en el corto trayecto a pie del autobús a la blindada entrada del hotel Sheraton fue quebrado por los improperios que les dedicaron las dos o tres decenas de hinchas, la mayoría portugueses, decepcionados ante la paliza que el Bayern propinó a su equipo. La escena fue el último paseíllo que describe el hundimiento de los clubes españoles en este atípico formato de la Liga de Campeones. Desde la temporada 2006-2007 no se daba la ausencia de equipos de la Liga en las semifinales de la gran competición europea de clubes. Esta fase final a ocho que se disputa en la capital lusa ha supuesto otra guantada de realidad a un fútbol que apunta al estancamiento del modelo que le llevó a dominar el mundo con los éxitos de sus clubes y de la selección.

“Te llama la atención que no haya equipos españoles en las semifinales de la Champions por la hegemonía que hemos tenido en títulos y hasta en semifinalistas como el Deportivo o el Villarreal. No creo que lo que ha sucedido marque una tendencia y que haya que salir a mirar lo que se hace fuera para copiar”, reflexiona el exseleccionador Vicente del Bosque. “El Bayern era un equipo vulgar antes del confinamiento y ahora con los mismos jugadores es un equipo capaz de hacer lo que le hizo al Barcelona. En el entrenador español está interiorizada la presión alta o el inicio del juego desde atrás, a lo mejor es que la gente ya no es tan inocente y te van a presionar arriba y no te dejan jugar”, prosigue el exseleccionador, que conquistó el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012.

La debacle española en esta Champions tiene un denominador común. Real Madrid, Atlético y Barcelona fueron eliminados por tres equipos que siguen las líneas del nuevo paradigma futbolístico. Hay nexos de conexión notables entre el Manchester City de Guardiola, el Leipzig de Nagelsmann y el Bayern de Flick. Los tres juegan a un ritmo infernal, convencidos de que la velocidad y el físico son necesarios para que su querencia por la pelota no derive en su manoseo y en circulaciones pastosas sin profundidad. “Guardiola me avisó hace tiempo de que el fútbol que venía era muy físico, de mucha velocidad y que en Europa, si no corrías, solo con la técnica no te llega”, advierte un entrenador y agente con intereses en el fútbol alemán. Lucas Hernández, tras su primera temporada en el Bayern, ha comentado en su entorno que lo que más le ha sorprendido de la Bundesliga es que cualquier equipo te presiona muy arriba frente a la monotonía de LaLiga, donde el guión suele ser que un equipo domina y el otro espera.

El Madrid no pudo con el Manchester City cuando este logró imponer la presión su ritmo de balón, el Atlético fue desorientado y superado por la salida de pelota y la velocidad del Leipzig con y sin pelota y el Barça fue apisonado por el Bayern con una exhibición de física, táctica y técnica que recordó las tundas que los equipos alemanes infligían a los españoles en los años 70 y 80 del siglo pasado. El Valencia, en la eliminatoria de octavos que pudo concluirse antes del parón, también fue pasado por encima por el ambicioso y descarado Atalanta.

La debacle, al menos, invita a cuestionar si el fútbol español debe plantearse ciertas preguntas sobre si es necesario darle una vuelta al modelo que lo encumbró y si eso implica a la formación de entrenadores y de jugadores. La autocrítica no emana ni de la Liga, que como aglutinadora de los clubes mantiene que su competición es la mejor del mundo, ni de la Federación, que persevera en que el entrenador español está muy valorado.

“No es que estemos estancados, es que vamos hacia atrás. Hemos perdido el liderazgo que tuvimos impulsado por el Barça de Guardiola y la selección. La solución no es fácil porque hay que buscar ese biotipo de jugador técnico y físico a la vez y en España quizá sea más fácil encontrar ahora un bajito que la toque bien que uno que responda a lo primero”, asegura el director deportivo de un equipo de Primera División, que solo señala a dos entrenadores españoles que pueden ir en la línea del fútbol que se está imponiendo: “Sólo Lopetegui en el Sevilla y Luis Enrique en la selección llevan esa bandera de presionar constantemente arriba y de saber alternar cuándo atacar directo o tocando. Los alemanes lo están haciendo muy bien porque interpretan muy bien los espacios en el fútbol de ida y vuelta, igual que Guardiola en el Manchester City o Klopp con el Liverpool”.

“Hay que hacer un examen porque no es normal lo que ha pasado, pero yo creo que se debe más a la cantidad de jugadores que se van, que a la manera de jugar. Aún somos una potencia, pero hay otros países que van a paso ligero. Tenemos que tomarnos esto como un pequeño toque de atención y desde la base pensar qué es lo que necesitamos”, concluye el técnico Paco Jémez.


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