La posición del presidente electo de EU frente a Maduro parece clara, aunque pueda cambiar de matiz y centrarse más en el diálogo y la diplomacia, pero falta definir su postura frente a los opositores, que enfrentan varios retos para ganarse la confianza del Partido Demócrata y de Biden.
Cristóbal Vásquez
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ha aclarado en varias ocasiones que seguirá la presión hacia el Gobierno de Nicolás Maduro, pero todavía no está claro qué tan incondicional será la ayuda que ofrecerá a una oposición venezolana fragmentada, inmersa en acusaciones de corrupción y más cercana al mandatario saliente Donald Trump que al Partido Demócrata.
Durante meses, la campaña Latinos por Trump hizo circular videos en las redes sociales con mensajes que vinculaban al ahora presidente electo Joe Biden con el mandatario venezolano Nicolás Maduro y la izquierda latinoamericana. En ellos, asociaban al Partido Demócrata con el socialismo para poder atraer el voto latino en Florida. Una estrategia que, a la luz de los resultados, les funcionó.
A pesar de la campaña de desinformación, el mismo Elliot Abrams -representante especial de Venezuela, quien estuvo a cargo de la política de Trump hacia ese país durante los últimos cuatro años- aseguró que hay un consenso entre demócratas y republicanos sobre la necesidad de mantener la presión sobre Maduro.
Agregó que no espera mayores cambios en la política de Estados Unidos hacia Venezuela cuando Biden llegue a la Casa Blanca el 20 de enero.
“Es un dictador, simple y llanamente”, dijo Biden sobre Nicolás Maduro.
“Solo un tirano evita el envío de comida y medicina a la gente que dice liderar. La comunidad internacional tiene que apoyar a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional. Es tiempo para que Maduro deje el poder y permita una transición democrática. La gente de Venezuela merece algo mejor”, agregó Biden antes de iniciar su campaña.
De hecho, asesores de Biden han dicho que no planean levantar las sanciones contra Maduro ni contra su larga lista de funcionarios y allegados. Al contrario, Biden quiere incrementar la presión contra el presidente venezolano, haciendo crecer el círculo de países que busca un cambio en Venezuela, según recogió el Washington Post.
“El gobierno de Biden va a seguir aplicando presión sobre el régimen de Maduro aunque es posible que veamos una diferencia en el estilo y en táctica”, explicó Evan Ellis, profesor de estudios latinoamericanos del Centro Estratégico de la Universidad de Guerra de Estados Unidos.
Los retos de la oposición para ganarse la confianza de Biden
La posición de Biden frente a Maduro parece clara aunque pueda cambiar de matiz y centrarse más en el diálogo y la diplomacia, pero lo que falta por definirse es la postura del nuevo gobierno frente a la oposición venezolana. Esta enfrenta varios retos para ganarse la confianza del Partido Demócrata y del presidente electo.
El primero es la cercanía de la oposición venezolana con los republicanos. Trump fue el primero en reconocer a Guaidó como presidente interino de Venezuela y apoyó muchas de las iniciativas de la oposición. Su apoyo estrechó un vínculo que le ayudó a ganar el estado de Florida. El financiamiento y el respaldo del gobierno de Trump ha sido agradecido en repetidas ocasiones por el embajador designado por Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio, y otros líderes de la oposición, quienes han participado en sus discursos públicos.
Trump ganó el condado de Miami-Dade por 200 mil votos más que hace cuatro años contra Hillary Clinton, impulsado por el sufragio de los cubanos, colombianos y venezolanos. Actualmente, hay cerca de 200 mil venezolanos en Florida, de los cuales 50 mil están aptos para votar y representan el 0.5% de la población habilitada para sufragar en el estado.
Otro de los retos es la fragmentación de la oposición venezolana y la dificultad que esto representa para diseñar e implementar una estrategia sólida y unificada contra Nicolás Maduro. En este momento hay 27 grupos de oposición en Venezuela, con líderes como Henrique Capriles, que asegura que la oposición no tiene un líder.
“La división no es solo entre distintos sectores -minimalistas, el llamado G4, y máximalistas- sino también a lo interno de los partidos. Estos niveles de fragmentación le impiden tomar una decisión y ruta estratégica común”, sostuvo Maryhen Jiménez, doctora en Ciencia Política de la Universidad de Oxford.
Un tercer reto son las denuncias de corrupción en las filas de la oposición. Entre ellas, la que pesa sobre Humberto Calderón Berti, exdiplomático designado por Guaidó en Colombia, quien tras ser sacado del cargo dijo que se presentaron irregularidades en el manejo de los fondos destinados a la operación de ingreso de ayuda humanitaria de Estados Unidos y otros países hacia Venezuela el 23 de febrero de 2019. Según denunció, personal de la embajada detectó casos de “doble facturación” y agregó que las autoridades colombianas le entregaron documentos que mostraban cómo el dinero se usó en “prostitutas, alcohol y otros abusos”.
El año pasado también se conoció, a través del portal Armando.info, que diputados de diferentes partidos opositores, entre ellos Voluntad Popular, gestionaron cartas ante el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y la Fiscalía General de la Nación de Colombia recomendando a empresarios para que no los investigaran por supuesta corrupción en torno al sistema CLAP.
La estrategia de la oposición
France 24 dialogó con una asesora de la Procuraduría Especial de la República de Venezuela -órgano que responde a la oposición-, quien prefirió guardar el anonimato por seguridad, y dijo que la postura del gobierno de Biden dependerá de lo que haga la oposición antes del 5 de enero. En esa fecha, culmina el período legislativo de la Asamblea Nacional con mayoría opositora para dar lugar al cuerpo resultante de las cuestionadas elecciones del 6 de diciembre.
Según la asesora, la Asamblea Nacional está evaluando cuatro opciones antes de que acabe su mandato: no hacer nada y que se elimine la Asamblea Nacional, y por ende el mandato de Guaidó; aprobar una ley que le permita al órgano continuar tal y como está compuesta; respaldar una normativa que le permita solo a Guaidó, bajo la figura de presidente interino, continuar con poderes limitados y que la AN actual deje de existir; aprobar una ley que le permita a Guaidó y a una comisión delegada continuar sus funciones, provocando también la disolución de la AN actual.
Estas alternativas están siendo estudiadas por los integrantes actuales de la Asamblea Nacional hace tiempo, pero el cuerpo no logra avanzar porque está muy dividido, según detalló la asesora. A su vez, agregó que si no se firma una ley antes del 5 de enero, cuando todavía rige la mayoría opositora, no se podría mantener la presidencia interina, según las leyes venezolanas.
Pese a estos retos, Biden ha reafirmado públicamente su compromiso de apoyar al pueblo venezolano. Además, la injerencia de otras potencias como China, Rusia y Turquía en Caracas han llevado a que el respaldo de Estados Unidos trascienda la división bipartidista y se convierta en un proyecto de estado.
France 24