El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha revivido este miércoles, a preguntas de los periodistas, la carta que le envió el pasado año al Rey de España exigiéndole que se disculpara por los abusos de la conquista, que fue rechazada por el Gobierno ―la Casa Real no respondió―, “con firmeza”. El mandatario mexicano confía en que ambas instituciones cambien de “actitud y se ofrezca una disculpa”, con motivo de los 200 años de la independencia de México, el próximo año.
“No descartamos que haya de parte del Gobierno español, de la Monarquía, un cambio de actitud y que con humildad se ofrezca una disculpa, un perdón, pensando en dejar atrás esa confrontación y hermanarnos y ver hacia adelante. Pensar la reconciliación. Considero que no es en vano que esto se pueda llevar a cabo”, ha dicho durante su conferencia matutina López Obrador, quien, en esta ocasión, ha hecho referencia explícita también al Gobierno, y no solo al Rey. El mandatario ha insistido en que la solicitud también fue extendida al Papa.
“No se trata de estar de acuerdo o en desacuerdo, sino de cerrar heridas”, ha defendido el mandatario, flanqueado por varios miembros clave de su Gabinete y la jefa de gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum. EL PAÍS adelantó a finales de marzo del año pasado que López Obrador había enviado una carta en la que afirmaba que el propósito era “superar en forma definitiva los desencuentros, los rencores, las culpas y los reproches que la historia ha colocado entre los pueblos de España y de México, sin ignorar ni omitir las ilegalidades y los crímenes que los provocaron”. El presidente también envió una misiva al Papa “para que se haga un relato de los agravios y que se pida perdón a los pueblos originarios por lo que ahora se conoce como derechos humanos”, explicó en un mensaje publicado en Twitter en 2019.
En respuesta, el Gobierno de España lamentó “profundamente” la petición del presidente mexicano y reiteró “su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los retos futuros”.
“Tengo muy presente cómo reaccionaron algunos a nuestro planteamiento y alguna consideración que pidieron tenía que ver con que ‘ya había pasado mucho tiempo”, ha dicho López Obrador año y medio después, “aun cuando ha pasado mucho tiempo sigue estando vigente el tema”. El presidente ha argumentado también que peticiones similares se habían concedido en otras partes del mundo con pasado colonial, que han visto el derrumbamiento de estatuas de colonizadores, recientemente en Colombia, por ejemplo, y disculpas públicas del Gobierno, como en Canadá.
Tras enmarcar 2021 como el “año de la Independencia y Grandeza de México”, el plan incluye la organización de 12 actos de conmemoración, en el que además de celebrar el aniversario del fin de la guerra de independencia, se harán eventos sobre los 700 años de la fundación de Tenochtitlan (el predecesor prehispánico de la capital) y los 500 años de la toma de la ciudad, la piedra angular del Imperio mexica. Uno de ellos está dedicado explícitamente “al perdón por los abusos, atrocidades que se cometieron por la invasión colonial, y también a partir del México independiente”, previsto para el 28 de septiembre. Algunos de esos eventos se celebrarán en el sureste del país, donde se concentran los descendientes de la civilización maya, y otros en el noroeste, donde habitan los yaquis, un pueblo indígena que estuvo en conflicto con el Estado mexicano durante 40 años a finales del siglo XIX y principios del XX.
El Gobierno de López Obrador ha tenido varios guiños simbólicos para reivindicar a los pueblos originarios, históricamente relegados y discriminados en el proyecto de nación del país, como invitaciones a oradores indígenas en actos públicos o ceremonias prehispánicas al momento de presentar el Tren Maya, un megaproyecto ferroviario en el Sureste. En los últimos años ha crecido también el debate sobre los privilegios que marcan a la sociedad del país, con encuestas nacionales sobre discriminación y estudios que han medido la diferencia de oportunidades por el racismo. Este año, por ejemplo, se incluyó por primera vez en el censo una pregunta sobre identidad afrodescendiente, otro grupo que ha sido discriminado y borrado de la historia oficial, como han denunciado académicos y organizaciones.
A la espera de una respuesta oficial desde España, López Obrador ha relanzado la propuesta esperando que el desenlace sea diferente a la petición anterior. “Son asuntos que vienen de lejos, entonces por qué no tratamos de ofrecer disculpas y reencontrarnos y reconciliarnos”, ha insistido el mandatario. Si la respuesta no es favorable, ha dicho, un conflicto está descartado: “No tendríamos motivo para la confrontación, de todas formas, nosotros vamos a ofrecer disculpas”.
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