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El Gobierno de Pakistán plantea la expulsión del embajador francés para frenar la oleada de protestas

Simpatizantes del grupo islamista radical Tehrik-e-Labaik Pakistan piden la expulsión del embajador francés, este martes, en la ciudad paquistaní de Lahore.
Simpatizantes del grupo islamista radical Tehrik-e-Labaik Pakistan piden la expulsión del embajador francés, este martes, en la ciudad paquistaní de Lahore.RAHAT DAR / EFE

El Gobierno de Pakistán ha planteado este martes al Parlamento la conveniencia de expulsar al embajador francés, en un intento de frenar la ola de protestas antifrancesas por todo el país. La inusual moción busca apaciguar al partido islamista suní radical que está detrás de la violenta campaña para que se le retire el plácet y se prohíba la importación de productos de Francia por la publicación en ese país de caricaturas de Mahoma. Aunque el voto del Legislativo no es vinculante, el gesto del Gobierno, que también ha dejado en libertad al líder del grupo promotor de las protestas, subraya la capacidad de presión que tienen los extremistas violentos.

La víspera, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, intentó calmar los ánimos con una intervención televisada. Aseguró que su Gobierno y el Tehrik-e-Labaik Pakistan (TLP), el partido causante de la crisis, tenían el mismo objetivo: poner fin a los casos de blasfemia contra el profeta del islam en el mundo. “Solo nuestros métodos son diferentes”, dijo antes de explicar que la expulsión del embajador y la ruptura de relaciones dañarían a Pakistán. Igual situación, añadió, podría darse en cualquier otro país europeo “en nombre de la libertad de expresión”. Entonces, cuestionó, “¿también expulsaríamos a su embajador?”. La mitad de las exportaciones paquistaníes se venden en la UE.

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Aun así, el ministro del Interior, Sheikh Rashid Ahmad, anunció el martes que, “tras largas negociaciones con el TLP”, el Ejecutivo había acordado presentar la moción en la Asamblea Nacional. También ha retirado todos los cargos contra el grupo a cambio de que ponga fin a las protestas. Poco antes de la sesión parlamentaria, el diario Dawn informó de la puesta en libertad del líder del TLP, Saad Rizvi, detenido el lunes de la semana pasada cuando empezó a agitar a sus huestes. Un portavoz del grupo desconvocó las manifestaciones, aunque la orden de retirada tardó en hacerse efectiva, al menos en Lahore, donde miles de seguidores se habían congregado ante su sede, según informa la agencia Reuters.

De momento, el Gobierno ha logrado diluir la tensión, pero no resolver el problema. Durante la convocatoria especial del Parlamento (que se encontraba en un receso), ha enviado una propuesta para su estudio a un comité y suspendido la sesión. Ese proceder ha suscitado las quejas de la oposición, que pedía detalles del pacto alcanzado con el TLP.

La gravedad del desafío planteado por este grupo fue de tal calibre que la semana pasada el Gobierno decidió ilegalizarlo después de que sus simpatizantes bloquearan el acceso a las principales ciudades del país y atacaran a la policía. Al menos cuatro agentes han muerto, 11 fueron tomados como rehenes (aunque luego liberados) y varios centenares de personas resultaron heridas en los enfrentamientos.

Ante el cariz de los acontecimientos, la Embajada de Francia en Islamabad pidió a sus ciudadanos el pasado jueves que salieran de Pakistán de forma temporal, un llamamiento que según la agencia France Presse ha sido mayoritariamente ignorado. Este lunes, la legación diplomática recomendó a quienes habían optado por quedarse que evitaran las manifestaciones y tuvieran “mucha prudencia”.

El TLP inició su campaña antifrancesa a raíz de que el presidente francés, Emmanuel Macron, defendiera, en octubre del año pasado, que la libertad de expresión incluía el derecho de caricaturizar a cualquiera. Macron intervenía en un homenaje al profesor asesinado tras mostrar a sus alumnos las polémicas caricaturas de Mahoma recién republicadas por el semanario Charlie Hebdo. El grupo extremista paquistaní, que considera blasfema su mera representación, pidió que se expulsara al embajador de Francia y se prohibiera la importación de productos de ese país.

El Gobierno de Islamabad logró entonces frenar el choque con el compromiso de llevar el asunto al Parlamento y resolverlo en tres meses, plazo luego extendido hasta el 20 de abril. Pero el lunes de la semana pasada, el líder del TLP convocó una marcha para ese día si no se cumplían sus exigencias. El Gobierno optó entonces por detenerle. Pocas horas después, el grupo organizaba protestas por todo el país y sus seguidores bloqueaban con sentadas carreteras, autopistas y vías del tren. A la vista de los hechos, las autoridades anunciaron el día 15 la ilegalización del TLP bajo la ley antiterrorista.

El TLP, que aboga por la implantación de la ley islámica, se fundó en 2015 tras la ejecución del asesino de Salman Taseer, un político que defendió a la cristiana falsamente acusada de blasfemia Asia Bibi. Ese concepto de insulto al islam, su profeta o su libro sagrado está fuertemente arraigado entre los sectores más conservadores del país, que tiene una elevada tasa de analfabetismo entre sus 225 millones de habitantes (el 96,5% de ellos musulmanes) y los extremistas lo explotan para avanzar sus objetivos.


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