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El Govern se echa atrás en la reapertura del ocio nocturno por el auge de la epidemia en Cataluña


El Govern se ha echado atrás en su plan de reabrir el ocio nocturno en Cataluña. Apenas 24 horas después de anunciar que las discotecas y pubs volvían a abrir —sin pista de baile y con horario limitado hasta las tres de la madrugada—, el Departamento de Salud ha reculado en su decisión. El motivo principal: el auge de la curva epidemiológica, que ha ido en aumento en los últimos días y acumula una incidencia a 15 días de 200 casos por 100.000 habitantes. Los expertos consultados habían advertido de que la reapertura, tal y como está la situación epidemiológica de Cataluña, era “temeraria” y “peligrosa”.

La presión del sector del ocio nocturno —se manifestaron y advirtieron de que estaban en juego 3.700 empresas y 37.000 trabajadores— precipitó este martes el giro de timón del Govern, que hace dos meses decretó el cierre de las discotecas para reducir la movilidad. Sin embargo, la reapertura no ha llegado a hacerse efectiva. Se esperaba su publicación este miércoles en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña, pero finalmente no ha ocurrido. “Desde que se trabajó en la resolución, hemos visto que el índice de rebrote ha subido y los indicadores de los próximos días indican que podría haber más subidas”, ha explicado un portavoz de Salud.

Fuentes cercanas a Salud han apuntado, además, que había “discrepancias” con otros departamentos, como Cultura, Interior o Empresa, que también tomaron parte en este asunto. Sin embargo, el temor a que la población no entendiese la decisión y que esta medida pusiese en riesgo el cumplimiento de otras directrices sanitarias para contener el virus, han precipitado el paso atrás de Salud. La decisión, ha indicado un portavoz, ha sido tomada por la consejera Alba Vergés y el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, y ya se ha comunicado al resto del Govern.

La propuesta de Salud tampoco contaba con el favor de los expertos sanitarios. “Es peligroso permitir actividades que se asocian a una alta transmisión cuando la transmisión en esa zona sigue siendo elevada. Lo de abrir el ocio nocturno debe ser en zonas con incidencia baja, donde la potencial concurrencia de un brote se pueda controlar”, valora Alberto García Basteiro, epidemiólogo del centro de investigación ISGlobal. En Cataluña la curva epidémica sigue creciendo y la incidencia acumulada a dos semanas se sitúa en los 200 casos por 100.000. En la última semana, además, la velocidad de diseminación del virus (la Rt, que mide a cuántas personas contagia de media un positivo) está en 1,21, por encima de los valores que estima la comunidad científica (menos de 1) para mantener a raya la epidemia.

″Para abrir discotecas, la incidencia tiene que ser mucho más baja y concienciar mucho más a los jóvenes. Abrirlas es un riesgo que no nos podemos permitir. Nos puede complicar la vida”, avisa el epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, Joan Caylà. El experto apuesta por “dar ayudas económicas a los empresarios” para que aguanten estos meses de cierre en lugar de abrir.

Toni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic, también expone sus dudas por la compleja situación epidémica de Cataluña y las propias características de los locales de ocio nocturno: cerrados, con muchas personas y música elevada, que obliga a hablar más alto y más cerca de los interlocutores (así se expulsan más secreciones respiratorias y aerosoles que pueden llevar partículas virales y contagiar). “Hay que garantizar una buena ventilación y que se mantenga la distancia. Hace falta un control por parte de las autoridades”, insiste.

Trilla dice que los botellones y la reapertura del ocio reglado “pueden ser vasos comunicantes y algunas fiestas se deriven a estos locales con control”, pero García Basteiro se muestra más receloso. “Creo que el botellón lo hace la gente que no puede ir a bares, para ahorrar dinero. Esta medida no cambiará los botellones, sino que añadirá otro escenario asociado a la transmisión”. El epidemiólogo de ISGlobal apuesta por hacer una prueba piloto de reapertura de locales de ocio nocturno en un lugar con menos de 30 casos por 100.000 habitantes. “Probarlo en ciudades grandes con alta transmisión, como Barcelona me parece una temeridad”, zanja.

Por su parte, María Teresa Puig, epidemióloga del Sant Pau, admite que el plan de reabrir las discotecas genera “preocupación”. “Esta es una apuesta arriesgada. Las medidas de control sobre el papel están claras, pero me preocupa que se cumplan y que siga habiendo botellones”, apunta. Y rechaza, de hecho, “que se normalice una práctica tan nefasta como el botellón hasta el punto de que haya que buscarle alternativas”.

“Un tema sensible”

Manel Cervantes, jefe de Infecciosas del Hospital Parc Taulí de Sabadell, es de los pocos que tiene una opinión más conciliadora a propósito de la reapertura del ocio nocturno. “Es un tema sensible porque las dos patronales del sector han hecho números y han dicho que, si siguen así, tendrán que cerrar para siempre. Hay muchos puestos de trabajo. El problema puede ser mayor del que tenemos si siguen cerrados”, apunta.

El infectólogo admite su escepticismo respecto a que se pueda vigilar bien el cumplimiento de las normas de seguridad, pero ve “razonable”, intentar la reapertura. “Si no funciona, volvamos atrás. Pero veamos qué pasa y no criminalicemos todas las fiestas”.

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