EL PAÍS

El hombre que aspira a modernizar Grecia

Kyriakos Mitsotakis, reelegido este domingo a sus 55 años como primer ministro de Grecia con más del 40% de los votos, creció entre los principales protagonistas de la política griega tomando café en su cocina. El apellido Mitsotakis en Grecia tiene tanto peso como el de los Kennedy en Estados Unidos. De hecho, la comparación puede quedarse corta. Su padre, Konstantinos Mitsotakis, fue primer ministro desde 1990 a 1993. Su hermana Dora Bakoyannis —nombre de casada— fue alcaldesa de Atenas durante los Juegos Olímpicos de 2004 y varias veces ministra. El hijo de Bakoyannis y sobrino de Kyriakos, Costas Bakoyannis, es alcalde de Atenas desde 2019. El tío abuelo del primer ministro electo fue Elefthérios Venizélos, el estadista más destacado de la Grecia moderna, siete veces primer ministro, del que toma el nombre el principal aeropuerto del país. Además, un abuelo y un bisabuelo de Kyriakos Mitsotakis fueron miembros del Parlamento griego.

La derecha de la que es heredero, tanto en el sentido político como familiar, nunca jugó con la ambigüedad en su oposición a la dictadura. Su padre fue arrestado durante el golpe militar en 1967. Después, los Mitsotakis se exiliaron en París y no regresaron a Grecia hasta 1973.

Se podría decir que Kulis —apodo familiar de Kyriakos— nació para ser exactamente lo que es hoy. Precisamente por eso, él se esfuerza en demostrar que su éxito depende más de su trabajo que del legado de su dinastía. “Juzgadme por mi currículum, no por mi nombre. Soy más Kyriakos que Mitsotakis”, suele repetir. A pesar de ello, también hace guiños a la nostalgia de los sectores más veteranos de Nueva Democracia, el partido que lidera. En el mitin de cierre de campaña, celebrado el viernes en la plaza Sintagma de Atenas, destacó la importancia de ese mismo lugar donde, de niño, asistió a discursos de las dos figuras más destacadas en la derecha helena: el fundador del partido, Konstantinos Karamanlís, y el ex primer ministro Konstantinos Mitsotakis, su padre.

Kyriakos Mitsotakis representa al sector más liberal de Nueva Democracia. En las primarias que disputó con Vangelis Meimarakis, se mostró partidario de los derechos LGTBI y dispuesto a abordar la crisis migratoria con más medidas sociales que represivas, en contraste con la posición tradicional del partido. Sin embargo, una vez al frente del Gobierno, no ha aprobado ninguna de las reivindicaciones LGBTI pendientes, como el matrimonio igualitario o la adopción por parte de parejas del mismo género. Y ha endurecido aún más la política migratoria a través de reformas legislativas que restringen el derecho de asilo y mediante la generalización de las devoluciones en caliente.

Un colaborador perteneciente al círculo más estrecho del primer ministro asegura que será a partir de ahora, en la segunda legislatura, cuando Mitsotakis pueda aplicar una agenda más liberal y moderna, en la medida en que el resultado de este domingo le libra de las ataduras con los sectores conservadores que mantuvo durante el primer mandato para preservar los equilibrios internos.

Kyriakos Mitsotakis estudió en el elitista Athens College y en las universidades de Harvard y Stanford, donde obtuvo muy buenas notas en Ciencias Sociales, Relaciones Internacionales y Administración de Empresas. Después trabajó como analista financiero y ejecutivo de banca.

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SuscríbeteLa digitalización del país

El mandatario electo comenzó su carrera política hace justo 20 años. En 2013 ocupó su primera cartera, la de ministro de Reforma Administrativa y Gobierno Electrónico. Fue muy criticado por ejecutar despidos masivos en la Administración. Diez años más tarde, uno de sus mayores logros, reconocido incluso por la oposición, es la digitalización de la Administración para agilizar la burocracia, que en Grecia se caracteriza por ser especialmente tortuosa e ineficaz. Mitsotakis ha insistido en que necesita como mínimo una legislatura más para terminar las reformas iniciadas, no solo digitales, sino económicas y estructurales.

En su primer mandato, el desempleo bajó desde el 18% (en 2019) al 11% actual. Y la deuda soberana descendió desde el 206% del PIB al 171%. Sus partidarios ensalzan su gestión de la crisis de la covid-19, mientras sus detractores recuerdan que Mitsotakis se está beneficiando del hecho de que el ex primer ministro izquierdista Alexis Tsipras (2015-2019) acometió todos los recortes a los que le obligó la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Los más críticos recuerdan, además, que durante las crisis de la pandemia y con la guerra de Ucrania, la Unión Europea dio un giro en su política de austeridad monetaria. Es decir, Mitsotakis dispuso de dinero para gastar y Europa no se lo ha impedido.

Los principales problemas a los que se ha enfrentado Mitsotakis han sido el escándalo de escuchas telefónicas a líderes de la oposición y las protestas desatadas tras el mayor accidente de tren del país, registrado el 28 de febrero, en el que murieron 57 personas, la mayoría jóvenes. Esta catástrofe chocaba con la imagen de modernización que pretendía transmitir Mitsotakis. Pero su poderoso equipo de comunicación consiguió difundir el mensaje de que el único líder capaz de subsanar las deficiencias de la red ferroviaria es Mitsotakis. También se le ha criticado por la vulneración de derechos fundamentales de su política migratoria, y por su gestión de los incendios forestales.

Durante la campaña electoral para las anteriores elecciones, del 21 de mayo, en las redes sociales se viralizó un vídeo que combina imágenes familiares de los Mitsotakis con la sintonía de la popular serie Succession, del canal HBO. La comparación es forzada, pero también hay algunas semejanzas: cuando Kyriakos presentó su candidatura a las primarias del partido, en 2016, su hermana Dora no le apoyó. Si bien tampoco mostró su respaldo explícito a Vangelis Meimarakis, su rival, el desplante familiar no pasó inadvertido.

Su relación con su esposa, Mareva Grabowski-Mitsotaki, una exejecutiva del Deutsche Bank y cofundadora de una marca de ropa, es atípica en la política griega. Se casaron en 1997, pero se separaron e hicieron pública su ruptura, algo que no es habitual para un político heleno, aún menos en el campo conservador. Se reconciliaron después de varios años y ella ha estado a su lado, junto con sus tres hijos, durante toda su carrera como primer ministro.

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