Está llegando el tren del futuro y no es como lo imaginábamos. Los medios de transporte más rápidos como el avión habían ganado aparentemente la batalla al ferrocarril. O esa es la historia reciente. Sin embargo, hace unas semanas hablamos de la iniciativa francesa Railcoop, una cooperativa de ciudadanos que va resucitar el tráfico ferroviario entre ciudades francesas de tamaño medio gracias a la iniciativa privada y el tesón de unos cuantos.
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No son ellos los únicos en querer resucitarlo. Una start-up francesa ve también en las líneas férreas una posibilidad de negocio adaptado a las necesidades y a las tensiones de nuestra época post-covid. Midnight Trains, que así se llama, planea para el 2024 abrir 12 líneas de tren nocturno entre París, que funcionará como hub, y varias ciudades europeas, todas ellas distantes de la capital francesa entre 800 y 1.500 kilómetros como son Oporto, Madrid, Barcelona, Edimburgo, Bruselas, Hamburgo, Copenhague, Berlín, Milán, Venecia, Florencia y Roma.
La oferta de Midnight Trains se presenta a sí misma como alternativa real a los vuelos. Según leo en su web, “la experiencia impuesta por las líneas aéreas está llena de estrés e incomodidad”. Y ahondan más en la herida: “La velocidad que venden es pura ilusión puesto que un vuelo de una hora dura en realidad 4 horas de puerta a puerta”. No solo se venden como la opción más cómoda para atravesar Europa, también como la más verde: “El tráfico aéreo produce enormes emisiones de carbono. Es hora de proponer una alternativa más confortable, sin interrupciones y sostenible.” Leo también que habría que realizar 23 veces el trayecto París-Roma en el tren para contaminar tanto como un solo vuelo del mismo recorrido. Se trata de, según reza su publicidad, “ofrecer lo mejor para uno mismo y para el planeta”.
Habría que realizar 23 veces el trayecto París-Roma en el tren para contaminar tanto como un solo vuelo del mismo recorrido
Quizá en la mente de algún posible viajero la mención al tren de noche traiga malos recuerdos visuales y olfativos: por el hacinamiento y los malos olores resultantes, por el estado del vagón y del mobiliario avejentado… Nada que ver con la propuesta de esta compañía. Solo hay que echar un vistazo a las fotos con que ilustran su proyecto (y este texto) para hacerse una idea clara del concepto.
¿Será competitivo el nuevo tren nocturno respecto al avión no solo desde el punto de vista ecológico sino también desde el punto de vista económico?
Estamos más cerca de la experiencia del Orient Express, un verdadero hotel sobre ruedas, que del tren de noche convencional que algunos hemos padecido. Cada grupo de viajeros contará con su habitación privada, donde disfrutar de literas confortables y de primerísima calidad. También se dispondrá de ducha privada y de películas a la carta. El vagón restaurante propondrá en su menú productos seleccionados de temporada, cervezas artesanales y vinos de gran solera.
Uno de los co-fundadores del invento, Adrien Aumont, es uno de los creadores de la plataforma de financiación colaborativa francesa Kisskissbank. Un emprendedor que estaba a la búsqueda de una nueva pasión que le motivara. Según cuenta él mismo, se le ocurrió la idea durante una cena en Atenas y quedó prendado de inmediato.
De momento el proyecto hace soñar pero solo sobre el papel. Hay que hacerlo realidad. Financiarlo. Construirlo. Ponerlo en marcha. Y la cuestión aún por descubrir es si, después de todo ello, será posible subirse al vagón sin tener que desembolsar una gran suma de dinero. Todavía no han hecho públicas las tarifas así que la pregunta que queda en el aire es: ¿será competitivo el nuevo tren nocturno respecto al avión no solo desde el punto de vista ecológico sino también desde el punto de vista económico?
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