Los agentes de la policía francesa vigilaron casi un año el cementerio de Montparnasse, en París, a la espera de que apareciera alguien. Sabían que allí estaban enterrados cuatro Kalashnikov y que en algún momento irían a buscarlos. El 20 de octubre de 2016, cuando tan solo hacía unos días que había sido desarticulada en Alemania una red terrorista que presuntamente suministraba documentos falsos y dinero a miembros del ISIS (siglas en inglés del Estado Islámico) en Europa, se presentó por el camposanto Hicham El Hanafi, posteriormente detenido en Marsella.
“Las detenciones de la policía alemana habían precipitado el plan que tenían de atentar”, explica uno de los investigadores de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, responsable de la detención el pasado miércoles en Elda (Alicante) de Mustapha M. A, que a sus 25 años representa el último eslabón de la Operación Haram contra el aparato logístico de esa red terrorista islamista en Europa.
Mustapha, nacido en Marruecos, logró huir de los agentes alemanes, que detuvieron en aquella operación —entre otros— al cabecilla y el más veterano de la organización, Abdeslam Tazi, “un tipo de mediana edad, casado con una sueca, que se fue a vivir a Canadá y luego recaló en Portugal radicalizado y convertido en captador”, dice un investigador. Cuando registraron la casa de Tazi, en el sur de Portugal, encontraron un mapa en el que estaba señalado San Sebastián con un círculo rojo alrededor.
Detenidos por yihadismo nueve inmigrantes tutelados
Desde 2016, la policía ha detenido a nueve jóvenes acusados de yihadismo que estaban tutelados por las instituciones vascas. “Los centros de acogida y los pisos que custodian algunas ONG con recursos de la Administración son caladeros en los que pescar a chicos desarraigados y vulnerables, fáciles de radicalizar”, explican los responsables de las operaciones. Estos vienen alertando en todos sus informes de la necesidad de control de esos jóvenes para evitar que sean captados por redes islamistas, al igual que los últimos análisis del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO).
Operación Dogoberto (1), Junud (1), Haram (2), Musgo (1) y Hakem (3), además de otra de la Ertzaintza (1), suman un total de nueve arrestos de chicos con el mismo perfil en los últimos tres años, llegados solos desde Marruecos y acogidos en centros del País Vasco.
Fuentes policiales de Extranjería aseguran haber percibido un repunte en los centros vascos, los más deseados por los chavales que logran llegar a España de manera irregular, “porque son en los que tienen mejores coberturas sociales”.
La mayor parte de los detenidos “estaban percibiendo una mensualidad de la Administración vasca, además de estar matriculados en estudios de Formación Profesional o similares”, explican los investigadores.
Un informe de Save The Children de 2018 señalaba en 2017 que había 695 menores tutelados en el País Vasco, un 127% más que tres años antes, cuando eran 306. Es la cuarta comunidad con más menores no acompañados, después de Andalucía, Melilla y Cataluña.
Una noche de enero de 2016, en Beasain, a 30 kilómetros de la capital guipuzcoana, varios agentes de la Ertzaintza, la policía vasca, identificaban por la calle a dos chavales de origen marroquí. Se trataba de Hicham El Hanafi y Yahya Nouri, que en ese momento se encontraba en un piso tutelado por el Gobierno Vasco para inmigrantes procedentes de centros de acogida.
El Hanafi, radicalizado por Tazi en Portugal donde posteriormente la policía comprobó que tenía un control específico de seguridad, huyó. “Se había convertido en el captador de la organización y merodeaba por los centros de acogida y los pisos tutelados para inmigrantes en el País Vasco buscando adeptos a su causa”, aseguran los investigadores, que han visto crecer las operaciones y las detenciones de jóvenes por esa zona en los últimos años.
No se volvió a saber nada de Hanafi hasta que apareció unos meses más tarde en el cementerio parisino para recuperar los Kalashnikov. El mismo día de noviembre que fue detenido en Marsella, la policía francesa desmanteló una célula islamista en Estrasburgo, con otros seis detenidos. Posteriores investigaciones de la Policía Nacional llevarían a los agentes a concluir que “la célula de Tazi-Hanafi con base en Portugal y esa otra de Estrasburgo, aunque no tenían conexión entre sus miembros, estaban siendo teledirigidas y coordinadas desde Siria para cometer un atentado en París el 1 de diciembre”.
Yahya Nouri tomó un avión al día siguiente de ser identificado en Beasain, con destino a Turquía. Su muro de Facebook, como el de su compañero de centro de acogida en el País Vasco, El Mehdi Kacem, era un panegírico de las soflamas del ISIS, en su momento de mayor apogeo y expansión —la proclamación del califato de Abu Bakr al-Baghdadi data de junio de 2014—.
Los agentes de la Policía Nacional, a la vez que iban descubriendo conexiones internacionales de los identificados —entre la documentación incautada a los detenidos en Alemania había fotos de muchos de ellos para elaborar documentaciones y tarjetas falsas—, alertó a las autoridades turcas de la posibilidad de que Nouri se sumara como combatiente a las filas del Estado Islámico en Siria.
A Mustapha M. A., quien previamente había sido captado también por Hanafi y Tazi y que formaba parte de ese entramado dedicado a la falsificación de documentos, se le perdió la pista en Suecia, tras huir de Alemania.
Los investigadores pudieron saber, por las conexiones entre algunos de ellos en las redes sociales, que Yahya Nouri entró en contacto con un emisario del ISIS que le dio un pendrive —nunca encontrado— con los objetivos contra los que atentar en Europa. Nouri debía regresar con esa información a Francia. Pero la detención de Tazi en Alemania —extraditado a Portugal— y la de Hanafi en Francia lo precipitaron todo.
“Nouri huyó a Marruecos vía Túnez; Hanafi fue a la desesperada a por los Kalashnikov y le detuvieron en Marsella; Kacem, que advirtió a Nouri de que la policía preguntaba por él, fue acusado de enaltecimiento; solo quedaba Mustapha, que colgó fotos de sus viajes con Tazi y Hanafi en Facebook”, aseguran los policías.
Desde Suecia, Mustapha volvió a Marruecos sin que se sepa cómo. Allí fue detenido, y estuvo en prisión “por no condenar actividades terroristas”. Hace “unos 20 días” la policía recibió una información que le situaba en Elda, donde fue detenido el miércoles. ¿Qué hacía, aparte de trabajar en una peluquería? Es lo que tratan de averiguar los investigadores.
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