Por Héctor González
“La pandemia nos reveló que no conocemos a nuestros hijos y ellos tampoco nos ubican como los papás 24/7 porque las familias no estábamos acostumbradas a eso”, contó a la periodista Alejandra Crail, Montserrat Camacho Betoy, especialista en terapia infantil y adolescente en la Clínica de Atención Psicológica Integral.
El testimonio forma parte de su libro Resiliencia para pandemials (Grijalbo), una investigación que aporta estrategias para la crianza y acompañamiento, de niños y adolescentes. “Durante los primeros meses del confinamiento hice una encuesta y ese desconocimiento fue uno de los resultados que más me sorprendieron”, cuenta Alejandra Crail. “Había mamás o papás que reconocieron tener romantizado a su hija o hijo. Descubrieron que podían tener un lado oscuro, de modo que la pandemia nos obligó a conocernos más”.
A través de un conjunto de entrevistas con especialistas, médicos e investigadores, la periodista aborda temas como la educación, el duelo, la enfermedad, la salud mental y nuestra relación con la tecnología. Estudios realizados por organizaciones como Parents Together, integrada por más de dos millones de padres de familia en Estados Unidos, informan que el uso de pantallas en los menores aumentó 500% lo que se traduce en más de seis horas diarias frente a un dispositivo.
“El confinamiento nos obligó a hacer todo vía digital: las clases, el trabajo, incluso nuestra dinámica social. La tecnología se volvió necesaria para cosas simples y cotidianas. Ha sido un parteaguas para los niños y adolescentes porque les enseñamos que lo normal era reuniones por Zoom o tomar clases en línea”, agrega.
Destaca que para los adultos fue, además, un reto ponerse al día en los avances y a la vez estar al pendiente de sus hijos. “Necesitan entender su funcionamiento porque los menores están expuestos desde a cosas extremas como la pornografía o la pederastia, hasta cuestiones más sutiles, pero también impactantes como el acceso a contenidos violentos”.
La periodista sugiere a los padres de familia que pierdan el miedo a las nuevas tecnologías y las usen para profundizar las vías comunicación con sus hijos y para conocer sus actividades en el terreno virtual.
De acuerdo con cifras del gobierno de México durante la pandemia la violencia familiar aumentó 24 por ciento. Según declaro Alejandro Encinas en agosto pasado el 75.7 por ciento de las lesiones por esta causa ocurrieron en el hogar.
Cada dos días, un menor quince años muere a manos de un familiar o por maltrato añade Alejandra Crail. “El doctor Arturo Loredo Abdalá ubica ciertos rasgos en las personas que maltratan a niñas, niños o adolescentes. No obstante, producto del estrés, la ansiedad, el desempleo o el consumo de alcohol o drogas, todos somos maltratadotes potenciales. Conforme se desarrolló el confinamiento los riesgos aumentaron y los datos que han presentado las autoridades son alarmantes en este sentido”.
En términos de suicidio el panorama tampoco es alentador. En México durante 2020 se reportaron mil 150 suicidios infantiles. “Una cifra récord”, reconoció en su momento Encinas y que exhibe un incremento en la tasa de doce por ciento. En el rango entre 10 y 14 años, el aumentó fue de 37 por ciento; en el caso de los adolescentes entre 15 y 19 años fue de doce puntos porcentuales.
Alejandra Crail retoma al doctor Ricardo Bucio, ex funcionario federal y especialista en temas de derechos humanos e infancia, y advierte que en diez o quince años veremos las consecuencias de la pandemia. “El suicidio entre los jóvenes es preocupante como también lo es el rezago educativo que afectará a al menos una generación”.
Para la autora de Resiliencia para pandemials, estamos todavía en la posibilidad de reformular el tipo de crianza que se practica. “Necesitamos entenderla como algo más horizontal y que implica a padres, autoridades, pero también a la sociedad. Por supuesto, el Estado debe garantizar el bienestar de niñas, niños y adolescentes, pero su formación depende del acompañamiento que todos les podemos brindar”.
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