Seguramente hayas visto este pequeño artilugio en los últimos meses, ¿pero sabes en qué consiste realmente? A simple vista, el Fidget Spinner no hace otra cosa que girar a gran velocidad. Por esta razón, sorprende la magnitud de su popularidad entre niños y adolescentes, acostumbrados a entretenerse con dispositivos electrónicos y juegos de acción. El objeto en sí está compuesto de varias aspas y una almohadilla central. Con un simple movimiento circular, el ya mítico spinner consigue relajar y motivar la concentración de los usuarios. Sin embargo, sus efectos positivos van mucho más allá. O eso dicen.
El origen de una moda
A pesar de que su éxito resurgió como fenómeno viral en 2016, el origen del Fidget Spinner se remonta a los años 90. Catherine Hettinger, ingeniera química de profesión, creó este curioso objeto con la intención de ayudar a niños con problemas a liberar toda su energía reprimida. Sin embargo, la idea de su concepción surgió un tiempo atrás. Mientras Catherine padecía los síntomas de una fuerte miastenia gravis, una enfermedad autoinmune que provoca debilidad muscular.
Ante la imposibilidad de jugar con su propia hija, Hettinger creó este aparato que no requería de grandes esfuerzos ni movimientos bruscos. Pronto adquirió cierta fama a pequeña escala, llegando a comercializarlo en ferias y mercadillos. Sin embargo, en 2005 la licencia expiró y con ella cualquier relación con su preciado pasado.
Fidget Spinner, ¿angel o demonio?
Dejando de lado su popularidad dentro del mundo del entretenimiento, el Fidget Spinner ha encontrado todo un sinfín de admiradores y detractores. Una gran parte de la comunidad médica recomienda su utilización a niños con trastornos de atención, hiperactividad y graves problemas de ansiedad. Al parecer, este gadget motiva la concentración en un punto concreto, siendo además una estimulación constante para el paciente.
Por el contrario, existe un sector de la población que rechaza por completo su uso. Haciendo alusión a la pérdida de tiempo y la distracción que provoca en los niños. Razón principal por la que colegios y centros educativos se plantean su prohibición en las aulas. Para los padres y los profesores, el spinner es solo un dispositivo más que impide el aprendizaje y limita las capacidades del menor.
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