Los conflictos y los fiascos se agravan en Filadelfia, donde los Sixers se debaten con Ben Simmons, una de las estrellas con las que reforzaron el famoso proyecto iniciado en 2013 para alcanzar la cima de la NBA, bautizado como The Process. El conflicto se ha emponzoñado. Después de varias semanas de las típicas estrategias que directivos, representantes y abogados utilizan cuando un jugador pide el traspaso contra el deseo de la entidad que le paga, el asunto ha adquirido una nueva dimensión debido al problema de salud mental que alega ahora Simmons, que además no ha querido ser tratado por los médicos del equipo de esa dolencia en concreto.
El base australiano de 25 años se añadió a la lista de apuestas máximas de la franquicia, que lo eligió en el número uno del draft de 2016. No pudo competir durante su primera temporada a causa de una lesión en el pie, demostró su gran clase en las cuatro siguientes, pero sembró dudas debido a sus carencias sobre todo en el tiro exterior, tan evidentes que solo ha lanzado 34 triples en los 275 partidos que acumula en la liga regular.
Simmons, que tiene firmado un contrato por el que irá incrementando su ficha desde los 27,6 millones de euros esta temporada hasta los 32,7 en la 2024-2025, pidió el traspaso en agosto. Dos meses antes, los Sixers habían sido eliminados por Atlanta Hawks en las semifinales de la Conferencia Este. El jugador de Melbourne fue uno de los más señalados por las críticas tras el nuevo fiasco de los Sixers, que no ganan el título desde 1983 con Moses Malone, Julius Erving y Maurice Cheeks y no llegan a la final desde 2001 con Allen Iverson y Dikembe Mutombo. Las expectativas volvían a ser altas la pasada temporada, pero se desvanecieron en las semifinales de Conferencia, como en 2018 y 2019, y como pasó en la primera ronda en 2020.
Después de aquella eliminación en junio ante los Hawks, la estrella del equipo, el pívot camerunés Joel Embiid, y el entrenador, Doc Rivers, también criticaron de manera velada a Simmons. El australiano decidió no presentarse a los primeros entrenamientos de esta temporada. Los directivos de los Sixers negociaron con algunos equipos, pero no pudieron acordar el traspaso. La franquicia de Pensilvania, mientras, multó a Simmons con casi 1,7 millones de euros por sus ausencias en los entrenamientos y partidos del equipo, quinto en la Conferencia Este con cinco victorias y dos derrotas. Hasta que el base alegó, el 22 de octubre, que no está listo mentalmente para jugar. Desde ese momento, la franquicia frenó las sanciones. Simmons se incorporó hace unos días a los entrenamientos individuales. Fue expulsado por Doc Rivers de uno de ellos por negarse a realizar un ejercicio. Ahora, el jugador está siendo tratado de una lesión en la espalda por los médicos de los Sixers. Sin embargo, rechazó la oferta del equipo para ser atendido también por sus problemas de salud mental. Según algunas fuentes, ya está siendo tratado desde el verano por profesionales de la salud mental a través de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA), pero todavía no ha proporcionado detalles de esas reuniones a su equipo.
Daryl Morey, el presidente de operaciones de los Sixers, negó haber entablado conversaciones para traspasar a Simmons y afirmó que la franquicia está decidida a obligarle a cumplir los cuatro años de contrato que le quedan y a sancionarle tanto como haga falta. Michele Roberts, presidenta de la NBPA, instó a todos a ser respetuosos y solidarios con Simmons mientras pasa por un momento difícil. Y se refirió a los comentarios de Morey: “¿Es tan difícil de creer que Ben no esté mentalmente preparado para competir? Los deportistas profesionales, como el resto de nosotros, tenemos periodos difíciles en nuestras vidas que requieren tiempo y energía para sanar. Hemos brindado y continuaremos brindando a Ben el apoyo y los recursos que necesita para superar esta situación. Amenazar a una persona con la perspectiva de pasar así otros cuatro años no sirve a los intereses de nadie”.
Los Sixers ya sufrieron hace tres años otro grave problema con uno de los jugadores que debían formar parte fundamental de The Process. Markelle Fultz, al que eligieron en el primer puesto del draft de 2017, lastrado por una lesión en un hombro sufrió una crisis de juego tan profunda que dejó de competir durante unas semanas. Llegó a promediar menos del 50% en tiros libres. Él mismo alimentó la posibilidad de que su bajón de rendimiento se debiera a la depresión y la ansiedad. Finalmente, los médicos acertaron con el diagnóstico que solucionó sus problemas en el hombro. En febrero de 2019, los Sixers lo traspasaron a Orlando, donde esta temporada promedia un 89% de acierto en los tiros libres, pero su carrera prosigue muy alejada de la que se le presuponía a todo un número uno del draft. También Embiid, número tres en el <CF1001>draft</CF> de 2014, estuvo sin jugar dos temporadas y media debido a dos operaciones. Se recuperó y ahora es la estrella de unos Sixers que no acaban de poner fin al rosario de problemas de sus estrellas.
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