El embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmoun, aparece como una figura relevante en la investigación que ha emprendido la fiscalía belga sobre sobornos a europarlamentarios por parte de Qatar y el país magrebí. La prensa marroquí atribuye desde hace años a Atmoun —sospechoso de haber financiado a uno de los principales implicados en el escándalo, Antonio Panzeri— diversos éxitos diplomáticos ante un Parlamento Europeo que se ha significado en varias ocasiones por alabar los progresos de Marruecos en materia de derechos humanos y que no ha obstaculizado las ambiciones de Rabat respecto al Sáhara Occidental.
Lo que nunca trascendió es que Atmoun está inmerso en una red de sobornos a parlamentarios investigada por la Fiscalía de Bélgica, según destapó esta semana el diario Le Soir. En esa red, según este medio, también están implicados dos agentes del servicio de espionaje marroquí en el exterior, la Direction Générale des Études et de la Documentation (DGED). El diario italiano La Repubblica añadió este jueves que los dos nombres investigados por la justicia belga son el propio jefe de los servicios secretos en el exterior, Yassine Mansouri, y el agente Belharace Mohammed.
Ni los representantes del Ministerio de Exteriores marroquí ni el propio diplomático Abderrahim Atmoun —ambos contactados por este diario por teléfono— han querido pronunciarse sobre unas acusaciones de soborno que atentan contra el corazón de las instituciones europeas.
Atmoun, de 66 años, no es un diplomático de carrera, sino un político. Pero viene ejerciendo desde hace más de una década las artes de la diplomacia y del cabildeo, en buena medida a través de la Comisión Parlamentaria Mixta de Marruecos y de la Unión Europea, que se creó en 2010 y de la que Atmoun fue designado por Marruecos copresidente de 2011 a 2019. En un periodo de ese mandato (entre 2016 y 2019) coincidió con una española que ejerció de copresidenta de esa comisión, la entonces eurodiputada del grupo socialista Inés Ayala Sender, de 65 años. En este tipo de comisiones, Marruecos elige a sus cargos y representantes y la Unión Europea a los suyos, sin que ninguna de las partes tenga derecho de veto sobre la otra. Atmoun ha tenido pleno acceso desde ese puesto a los más altos representantes de una institución de 705 diputados donde se dirimen cuestiones esenciales para Marruecos.
Ayala, quien ejerce desde 2019 como concejala de la oposición en el Ayuntamiento de Zaragoza, fue contactada el miércoles por este diario. Tras ser informada sobre el tema de la llamada —el desempeño de Abderrahim Atmoun con los parlamentarios europeos—, Ayala indicó que en ese momento no podía contestar, pero que devolvería la llamada. Después declinó responder al teléfono.
La socialista fue eurodiputada durante 15 años, entre 2004 y 2019. En 2018 se expuso a las críticas de las asociaciones prosaharauis cuando se refirió en sede europarlamentaria al Sáhara Occidental con el mismo término que emplea el Estado marroquí para referirse a este territorio en disputa: “Las provincias del sur”. Sus palabras fueron recogidas en vídeo en las redes sociales: “No nos compete a la Unión Europea tomar las decisiones ni resolver el problema del Sáhara. En cambio, sí que nos compete el no generar mayores problemas, tanto a los ciudadanos de las provincias del sur como al propio Gobierno o reino de Marruecos”.
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Un año antes, Ayala viajó a Rabat en calidad de copresidenta de esa Comisión Parlamentaria Mixta Marruecos-UE y declaró que el país “se comprometió firmemente a sentar las bases de una justicia independiente del poder ejecutivo”, según publicó en su día la agencia oficial marroquí MAP.
La concejal socialista de Zaragoza Inés Ayala Sender, entonces diputada del Parlamento Europeo, junto al actual embajador marroquí en Polonia, Abderrahim Atmoun, en una imagen de marzo de 2017 publicada por este en su página de Facebook.
Más allá de su participación en la comisión mixta con la Unión Europea, el político marroquí, que ha pasado casi 26 años de su vida en Francia, se expresaba sobre su labor de lobista en septiembre de 2017 en el semanario marroquí Tel Quel. Se refería a los acuerdos agrícolas y pesqueros que negociaba en su día Rabat con Bruselas: “Marruecos es el socio privilegiado de la Unión Europea, pero nosotros tenemos un papel de lobby (grupo de presión) para defender los intereses del reino”.
Atmoun mantenía un excelente trato con el entonces diputado socialista italiano Antonio Panzeri, quien está señalado en la investigación como cerebro de la red de sobornos procedentes de Qatar y Marruecos. Panzeri ocupó, entre otros cargos en el Parlamento, el de presidente del subcomité de Derechos Humanos (2014-2017), fue miembro de este organismo hasta 2019 y presidente de la Delegación para Relaciones con el Magreb entre 2014 y 2017.
La justicia belga imputó este lunes a Panzeri en lo que se conoce ya como Qatargate, después de que la policía se incautara en su domicilio de 600.000 euros en metálico. Ese mismo lunes no había aparecido aún ninguna información sobre Marruecos. Pero desde ese día, Abderrahim Atmoun, que aún permanece como embajador en Polonia, dejó de publicar comentarios en su página de Facebook, en donde suele ser bastante prolífico.
El entonces parlamentario marroquí fue entrevistado en 2013 por el diario oficialista Le Matin, donde citaba tres “victorias diplomáticas” obtenidas en el Parlamento Europeo. Una de ellas, según Atmoun, era el informe de Antonio Panzeri sobre Política Europea de Vecindad (PEV), que rige las relaciones de la UE con 16 de sus socios meridionales y orientales más próximos. En 2017, con Panzeri como presidente del subcomité de Derechos Humanos, Atmoun también elogiaba en Le Site el informe sobre esa materia y las reformas que había aportado Panzeri en ese informe.
En noviembre de 2016 estallaron en la región marroquí del Rif una serie de protestas sociales conocidas como el hirak (movimiento en árabe) rifeño que desembocaron en la detención de cientos de jóvenes. En 2018 fueron condenados medio centenar de personas a penas que iban desde un año hasta dos décadas de prisión firme en el caso de cuatro de los manifestantes más destacados. Uno de los condenados fue el periodista Hamid el Mahdaui, sentenciado a tres años de cárcel por haber recibido una llamada, interceptada por los servicios secretos, donde un rifeño exiliado en Europa le dijo que estaba dispuesto a entrar en el Rif con tanques. Mahdaui cumplió sus tres años de cárcel; el líder de las movilizaciones, Naser Zafzafi, sigue en prisión con una pena de 20 años, sin que el Parlamento Europeo condenase nunca la represión en el Rif ni las posteriores sentencias.
Sin embargo, en octubre de 2020, el Parlamento Europeo mostró toda su dureza respecto a Argelia mediante una resolución sobre el “deterioro de la situación de los derechos humanos”, tras las protestas iniciadas en marzo de 2019 en lo que se conoció como el hirak argelino, que reclamaba una verdadera democracia. En esa ocasión, la Eurocámara aprobó la resolución contra el régimen argelino por 669 votos a favor, 3 en contra y 22 abstenciones. Y en ella pedía la liberación urgente de todos los “presos de opinión”, entre los que había varios periodistas.
Atmoun estudió en el Instituto de Estadísticas de París, según recordaba el pasado marzo el semanario marroquí Maroc Hebdo, ejerció en Francia como empresario de éxito en el sector de la hostelería, según Maroc Diplomatique y se inició en la política en 1984 de la mano del partido Unión Constitucional (centrista liberal, según se autodefine). En 2008 ingresó en el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), conocido también como “el partido del rey”, formación fundada por un consejero del monarca. Maroc Hebdo, que lo definía como “experto en relaciones y grupos de presión”, aseguraba que tenía acceso a eurodiputados de todas las formaciones políticas, con “cientos de amigos en la derecha europea”.
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