La racha goleadora del Loco Cortez, delantero del Barcelona Sporting Club de Ecuador, terminó esta madrugada con su detención. El máximo anotador de la liga ecuatoriana, con siete goles en nueve partidos, está bajo custodia policial tras ser capturado en un operativo contra la banda criminal de Los Tiguerones, una de las redes que opera en el país latinoamericano relacionada al tráfico de drogas. La implicación del futbolista no es circunstancial, según el ministro del Interior. Patricio Carrillo reveló este viernes que Gabriel Cortez era quien “ordenaba y recibía información” de asesinatos en la modalidad de sicariato.
“Todo esto se encuentra ya con carácter reservado en una investigación”, acotó el ministro en la rueda de prensa sobre el operativo que se completó con 29 allanamientos. El deportista carece de antecedentes penales, según el reporte posterior de la policía, pero se le investiga por “presunta participación en delitos contra la vida y venta de armas”. Junto a Cortez, que fue capturado en su casa de Guayaquil, fueron detenidas otras 17 personas en las provincias de Guayas, Manabí y Esmeraldas. Hay también tres policías en servicio activo implicados.
Su club, el Barcelona de Ecuador, uno de los tres con más aficionados del país, se deslindó de cualquier responsabilidad. En un comunicado, hizo “hincapié en que las actividades realizadas en el ámbito privado por sus jugadores, empleados y directivos, son ajenas a la institución”. Sin reproches, cuestionamientos o condenas, el equipo de fútbol dijo que respetará las diligencias de los órganos de Justicia.
La investigación y las labores de inteligencia han durado cuatro meses entre la Policía Nacional y la Fiscalía de Ecuador. El comandante general de la Policía, Carlos Fernando Cabrera, atribuyó a la banda de Los Tiguerones, que opera y controla la actividad delictiva en la provincia fronteriza de Esmeraldas, los delitos de narcotráfico, extorsión, tráfico de armas, municiones y explosivos, terrorismo, asesinato y sicariato.
“Se han encontrado los indicios suficientes y los mecanismos de asociación de toda esta organización que es responsable de muchos de los hechos violentos de esa provincia y de otros lugares del país”, aseguró el ministro de Interior. Cinco días atrás, una familia entera fue acribillada en un barrio esmeraldeño. Un bebé de dos años murió asfixiado, aplastado por su madre. De las siete personas asesinadas, dos formaban parte de esa red delictiva.
La tesis policial atribuye el control de la organización a un cabecilla que está en la cárcel de Esmeraldas, Alias Comandante 6 Lala. Esmeraldas linda con el sur de Colombia y, de acuerdo a la investigación, Los Tiguerones tienen conexiones con el Frente Oliver Sinisterra, un grupo armado disidente de las FARC que también ha sido relacionado al narcotráfico y que es responsable del secuestro y asesinato de tres trabajadores del diario El Comercio en marzo de 2018.
Tras las detenciones de la madrugada, la policía entró este viernes a la cárcel de Esmeraldas para ejecutar una revisión y requisa de armas. El operativo desembocó en incidentes con intercambios de disparos y al menos 12 reclusos heridos. Hace seis meses, el director que estaba a cargo del sistema penitenciario cuando se levantó una ola de enfrentamientos internos ya ubicó a la banda de Los Tiguerones como una de las seis que se disputan el control de las cárceles y del territorio para la distribución de droga en todo el país.
Hace seis meses también, la élite deportiva ecuatoriana era golpeada por primera vez por la delincuencia. El atleta Álex Quiñonez, uno de los velocistas más rápidos del mundo, moría de varios disparos en un asesinato en modalidad sicariato en las calles de Guayaquil, cuando aún el país estaba en toque de queda por el auge de la violencia.
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