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El Madrid tira de solera


El cuajo del espinazo del Madrid y su mayor talento individual citaron al Real con los cuartos de final de la Copa de Europa. Frente a las virtudes madridistas, el Atalanta apenas tuvo más dictado que el desplegarse como un equipo mancomunado, pero sin futbolistas sobresalientes. De menos a más, el Madrid rebajó a su adversario, primero víctima de una tacha de su portero y luego fundido por Vinicius. Por el medio hubo huellas de Benzema, Modric, Kroos, Ramos… La solera de este Real. Suficiente para despachar a este sofisticado Atalanta, inesperado aventurero europeo desde la pasada edición de la Champions. Este curso con menos recorrido, pero que en nada desmerece a esta squadra de autor que ha enhebrado el cascarrabias Gasperini. Y sin jugadores totémicos, ni mucho menos.

No tuvo reparos el Atalanta en su puesta en escena: a toda pastilla. Es lo suyo. Sin jugadores habilidosos o imaginativos, el equipo italiano funciona como un consorcio de marines. Todos con suela desgastada, invasores en el campo rival y con arrestos individuales por todo el rancho. Un conjunto sacamuelas que desconcierta al adversario por su singularidad. Una lata. Todos aplicados en la intendencia. Lo notó el Madrid, que de entrada se vio atrapado por la pinza italiana cerca del perímetro de Courtois. Con más nervio que pólvora, el Atalanta obligaba al portero belga a un constante pateo en largo. Solo una llegada de Gosens, tras una pifia de Varane, mostró las manos de Courtois.

El Real tardó media hora en sacudirse a su peculiar rival, atómico en su persistencia por defender hacia delante. Kroos y Modric se apiñaban en el papel del sancionado Casemiro, pero nadie daba con el gran horizonte que dejaba a su cogote el grupo italiano. Extraviado Valverde, casi de extremo por la derecha, no había citas con Benzema y Vinicius, forzados por lo general al juego de espaldas a muchas cuadras de sus camaradas. Un par de carreras de Vinicius dieron cierto sosiego a los locales. No hay ningún Vinicius, o parecido, en el Atalanta. Ilic, el más desequilibrante, vive una de esas particulares condenas de Gasperini, su técnico.

El discurrir del tiempo hizo mella en el equipo italiano, que fue perdiendo depósito por su extenuante partido. El Madrid sobrevivió al primer oleaje, suficiente para afeitar a su oponente. Si apenas tuvo avisos Courtois, menos aún Sportiello. Pero al hombre le medio acosaron por primera vez y le dio un pase geométrico a Modric. El croata arrastró a la zaga visitante, a la que la pifia de su portero la había dejado en cueros, y citó a Benzema con el gol. Con una defensa firme en la anticipación y poco más el Madrid ya estaba 1-0. El resto lo puso Sportiello. El fútbol, dicen, es un juego de errores y ninguno fue más grueso que el del guardameta italiano. Encima, ante dos jerarcas como Modric y Benzema, futbolistas que por nada del mundo puede reclutar el Atalanta.

Con ventaja, Valverde ganó territorio, Kroos y Modric pusieron la habitual gobernanza y el partido derivó al lado madridista. Un mayor control le permitió jugar a su marcha, no al volumen inicial del Atalanta.

Llegada la segunda parte, fue Vinicius quien no dio tregua al equipo de Bérgamo. El brasileño en su mejor versión. Veloz, eléctrico. A su paso a cada jugador adversario se le salía la cadena. Lo mismo daba que Vinicius esprintara a kilómetros de la portería. Lo hizo por el costado izquierdo del ataque. Metió el turbo en campo propio, se cruzó el Di Stéfano a toda mecha y llegó al área de Sportiello con la frescura suficiente para mandar a la cuneta a dos zagueros con un regate. Pero es Vinicius: “El regate es más fácil que el gol”. El final de la extraordinaria jugada enfatizó su entrevista en este periódico del pasado lunes.

Mientras el Atalanta rastreaba sin éxito algún Vinicius, el exjugador del Flamengo siguió a lo suyo. Picotazo a picotazo. En uno de ellos, anudó las caderas a Toloi y el capitán visitante le cazó a la entrada del área. Un penalti regalo para Sergio Ramos (2-0) y eliminatoria en el bolsillo para los de Zidane. Pudo rematar la faena Benzema, pero el remate se le fue a un poste.

Solo ya en el ocaso se le presentaron un par de oportunidades a los visitantes, pero Courtois se alista en el Madrid. Por más que no alcanzara a desviar una falta ejecutada de maravilla por Muriel. Migajas para el Atalanta, al que un par de minutos después le atizó Asensio el 3-1. Unos segundos llevaba el balear en el campo. Al chico que llevaba partidos y partidos sin asistir o marcar, le bastó un parpadeo para anotar. Fin de fiesta para el Atalanta, ya cicatrizado desde la ida por la temprana y más que discutible expulsión de Freuler. Un descorche para un Real de vuelta a los cuartos tres años después. Un Madrid vivo donde le gusta: en Europa.

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