El magnate Jimmy Lai, condenado a 14 meses de cárcel por su participación en las protestas de Hong Kong


El magnate de los medios de comunicación de oposición en Hong Kong Jimmy Lai ha recibido este viernes una nueva pena de cárcel por su participación en las manifestaciones que paralizaron el territorio durante 2019 para reclamar que se mantuviera su autonomía de la China continental. El tribunal encargado de su caso ha impuesto a Lai, de 73 años y que ya cumplía 18 meses de prisión por su papel en las protestas, una condena de otros 14 meses por encabezar la marcha ilegal celebrada el 1 de octubre de aquel año.

El millonario y otras nueve personas se habían declarado culpables de su participación en aquella marcha, celebrada sin el preceptivo permiso policial en el día en que China celebraba el 70º aniversario de la creación de la República Popular. Dos recibieron sentencias suspendidas -no tendrán que ir a la cárcel si muestran buen comportamiento durante los próximos dos años-, mientras que el resto deberá cumplir condenas de un máximo de 18 meses y de comienzo inmediato.

En el caso de Lai, seis meses de la nueva condena concurrirán con la pena que ya cumplía, con lo que pasará un total de 20 meses en la cárcel. El propietario del periódico de oposición Apple Daily se encuentra en prisión desde el pasado diciembre, después de que se le denegara la libertad bajo fianza en otro juicio, bajo la Ley de Seguridad Nacional. El millonario está acusado, entre otras cosas, de colaborar con fuerzas extranjeras, algo que le puede acarrear la cadena perpetua.

Figuras del movimiento

Entre los condenados se encuentran algunas de las figuras más célebres del movimiento pro democracia de Hong Kong, como los antiguos legisladores Albert Ho y Leung Kwok-hung (más conocido por su apodo, “Pelo Largo”), o Figo Chan, presidente del Frente de Derechos Humanos y Civiles de Hong Kong, la organización que convocó la mayor parte de aquellas manifestaciones.

Según la jueza a cargo del caso, Amanda Woodcock, tanto Ho, Leung y Chan como el también antiguo legislador Lee Cheuk-yan fueron particularmente culpables porque animaron a los ciudadanos a acudir a la protesta, pese a estar prohibida, en una rueda de prensa el 30 de septiembre.

“Pidieron una marcha pacífica, racional y no violenta. Pero qué ingenuo y poco realista era eso, teniendo en cuenta que lo que estaba ocurriendo cada día era completamente lo contrario”, declaró la magistrada. La manifestación del 1 de octubre, disuelta con gases lacrimógenos y cargas de la Policía, se desarrolló con algunos de los episodios más violentos de unas protestas que comenzaron siendo pacíficas: un manifestante resultó herido de bala por el disparo de un policía, y a lo largo del recorrido de la marcha principal otros participantes lanzaron cócteles molotov y causaron destrozos. Hubo incendios y barricadas. Centenares de personas quedaron detenidas.

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