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El mercado laboral exige sinergias entre jóvenes y séniors


El envejecimiento de la población a nivel global avanza a un ritmo imparable, mientras que la tasa de natalidad no presenta ningún indicio de mejorar sus cifras. Este envejecimiento, que afecta principalmente a los países desarrollados y donde sobresale Europa, también está comenzando a afectar a los países emergentes. Dicho factor tiene fuertes implicaciones en el actual modelo social y económico, y pone en riesgo los cimientos del propio Estado del bienestar.

Este hecho pone sobre la mesa un debate esencial acerca del talento sénior, ciudadanos entre los 55 y los 70 años que representan un 19,4% de la población y ganan protagonismo en la sociedad española. Los expertos defienden que todavía pueden desempeñar un papel muy relevante como mentores de las generaciones más jóvenes, además de que tienen a su alcance la oportunidad de emprender, aunque deben formarse para adaptarse al incipiente mundo digital.

En un coloquio organizado por la Universidad de Deusto esta semana, Elena Sanz, directora de recursos humanos de Mapfre, subrayó que esta tendencia supondrá un cambio de paradigma a nivel global. De este modo, la actividad humana ya no se desarrollará entre primero estudiar, luego trabajar, para finalmente llegar a la jubilación; sino estudiar, trabajar, para volver a estudiar y readaptarse a las nuevas necesidades y características del mercado laboral.

La directiva, con el apoyo de otros ponentes, comentó que la edad de jubilación deberá aumentar y las personas verán la necesidad de trabajar más allá de los 65 años, ya que cada vez estamos físicamente más capacitados para ello. “La gente necesita la opción de seguir trabajando si quiere hacerlo”, sostuvo Sanz, lo que ayudaría a paliar ciertos problemas asociados con la jubilación, como la frustración hacia el futuro y la angustia financiera. Además, será necesario que el talento sénior trabaje en la futura sociedad en la que, si no cambian las reglas del juego, solo un tercio de la población representará al colectivo activo. “Queremos jubilados que consuman y, para ello, necesitan ingresos”, añadió la ponente.

Por otro lado, para dicha labor se necesita formación con la que adaptarse a las nuevas necesidades del mercado laboral. Durante la mesa redonda Un nuevo impulso a la necesaria comunicación y convivencia intergeneracional, organizado por 60 y mucho más, Jorge González-Iglesias, director ejecutivo de Hipotecas Primero, defendió que, actualmente, el principal problema intergeneracional es el déficit de comunicación y un ejemplo de ello es la adaptación a la irrupción digital y su relación con los nativos digitales.

Por el contrario, la ventaja esencial que debería subrayarse del valor que aportan las generaciones sénior son de complementariedad. González-Iglesias alegó que se debe “crear una inteligencia colectiva, que aumenta con lo multidisciplinar”, así como unir la “sabiduría atemporal”, refiriéndose a la experiencia, con el “conocimiento generacional”, que en este caso aportan los nativos digitales.

De esta forma, María del Mar Salgado, directora de crecimiento, ahorro e inversión de Banco Sabadell, sostuvo que esta generación puede desempeñar un papel esencial de mentoring para los jóvenes. Estos últimos podrán “utilizar la experiencia de los mayores y adaptarla”, lo que es un deber es “comprender las diferencias y aprender todos de todos”, añadió Mar Salgado. A estas declaraciones, Marcos de Quinto, exdiputado y exmiembro del equipo directivo de Coca-Cola en España, sumó que muchas veces los jóvenes “están sobrepreparados académicamente, pero sin experiencia ni aptitudes hacia la vida”, algo en lo que pueden ayudar las generaciones que han vivido más que ellos.

Sin embargo, también sostuvo que “la experiencia puede ser una bola de hierro atada al tobillo que no hay que sacralizar siempre”. Por lo tanto, es pertinente la capacidad de aprendizaje, donde frecuentemente hay que desaprender y rechazar la “soberbia y superioridad” que a veces arrastra la experiencia, De Quinto aseguró así que a menudo la clave está en “reinventarse”.

Discriminación por edad

Por el contrario, dadas las cifras que reflejan que los mayores de 55 años en edad de trabajar forman el 13,7% de parados a datos del tercer trimestre de 2020, según el informe El talento sénior y el valor de la experiencia, publicado por la Fundación Transforma España y el Círculo de Empresarios, el debate cambió de rumbo. Los participantes del congreso vieron necesario debatir sobre los jóvenes, donde los menores de 25 años presentan un nivel de desocupación de casi el 40%.

Jorge González-Iglesias advirtió de que este problema se sumará en un futuro con el actual, por lo que los jóvenes lo tendrán aún más difícil debido a la lenta incorporación al mercado laboral. Por lo tanto, el directivo ve urgente una reforma del sistema para flexibilizar la migración entre puestos de trabajo y compañías, para que no haya gente “desmotivada y poco creativa en un puesto de trabajo que no les gusta, pero al que se agarran”.

Marcos de Quinto aseguró que es muy importante “fijarse en el talento y enfrentarse al corporativismo” y que “el problema en este país no es el desempleo de los mayores de 55 años, sino de los jóvenes, donde además de la brecha salarial entre géneros hay una brecha generacional del 40%”. De Quinto añade a este tema el inconveniente de que el despido del trabajador joven es mucho más barato, por lo que los datos señalan que los jóvenes están siendo discriminados, “en los despidos no se mira tanto el talento, sino la caja”.

Dicha discriminación a determinados rangos de edad, tanto jóvenes como séniors, ha iniciado la práctica cada vez más habitual de enviar currículums vitae a ofertas de trabajo sin indicar fecha de nacimiento ni incluir fotografía. El objetivo de ello es saltarse el primer filtro del posible rechazo por edad. González-Iglesias sostuvo que, desgraciadamente, “las compañías tienden a fichar a gente de su franja de edad, un error grave para la inteligencia estratégica” de una empresa.

Envejecimiento poblacional y recomendaciones

Según el informe El talento sénior y el valor de la experiencia, publicado por la Fundación Transforma España y el Círculo de Empresarios, en los próximos años la sociedad se acercará aún más a un desequilibrio intergeneracional. Así, se prevé que en 2050 los mayores de 65 años representen más de un 15% a nivel mundial, mientras que en Europa este porcentaje se acerque al 30%. Concretamente España, uno de los países más longevos y envejecidos del mundo, tiene hoy en día una esperanza de vida de 83,5 años, algo que irá en aumento gracias al sistema sanitario y el progreso científico.

El estudio sostiene que la vida activa de los mayores de 55 años tiene una incidencia positiva sobre el crecimiento, el poder adquisitivo de los consumidores y la recaudación tributaria.

Por su parte, añaden ciertas recomendaciones para favorecer la participación del talento sénior. En el caso de las Administraciones públicas, las medidas se deben basar en incentivar que los ciudadanos construyan carreras laborales de mayor duración y favorecer su permanencia tras cumplir la edad legal de jubilación. A los propios trabajadores les recomiendan formarse continuamente, incidiendo en la transformación digital, brecha en la que las competencias de los trabajadores sénior españoles están por debajo de la media de la UE. En cuanto a las empresas, les sugieren la contratación de personal de más edad, así como medidas de flexibilización laboral.


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