Desde su irrupción en los años noventa con El príncipe de Bel Air, Will Smith ha logrado ser, gracias a un carisma de otra época, una de esas estrellas de Hollywood que todo el mundo querría en su mesa. Fue un rapero pizpireto con complejo de farsante por sus orígenes acomodados y, después, un actor alérgico al método que, sin embargo, ha demostrado ser un cómico capaz de llegar a capas profundas de la emoción sin apenas despeinarse. Si en Ali, de Michael Mann, se atrevió (y convenció) con uno de los grandes iconos afroamericanos, el boxeador Muhammad Ali, en El método Williams vuelve a apuntar al pódium de la mano de las tenistas Venus y Serena Williams, dos deportistas que rompieron con la hegemonía blanca del tenis; además de reventar la tradicional estética pulcra del deporte con sus atuendos fucsia o de animal print.
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El método Williams es un biopic autorizado (las hermanas Williams figuran en la producción y el colofón final de fotos oficiales solo confirma el beneplácito familiar) sobre la historia del polémico Richard Williams, padre de las tenistas, quien, literalmente, llegó a asegurar que las concibió con un plan en la mente: convertirlas en las primeras tenistas campeonas del mundo de raza negra. Su nada ortodoxo plan incluyó trasladarse, cuando sus hijas aún eran muy pequeñas, de un barrio tranquilo a otro mucho más problemático y peligroso para que las niñas aprendieran a defenderse desde dentro, con las armas mentales del fiero gueto.
Dirigida por Reinaldo Marcus Green, un alumno de Spike Lee que parece embarcado en el filón de los biopics —ahora prepara el de Bob Marley—, el peso de El método Williams recae sobre las espaldas de Smith y su encarnación de un personaje polémico. La película se centra en los años de pubertad de Venus y de su hermana pequeña Serena y en la decisión del padre de no dejarlas jugar en los circuitos juveniles siguiendo ese “plan Williams” al que se hace constante referencia en la película.
Smith es el rey absoluto de una película convencional pero capaz de asomar al espectador al sueño de dos niñas de fuerte personalidad (y muy creíbles en la piel de Saniyya Sidney y Demi Singleton) y a la disciplina de un padre iluminado que Smith compone con las armas del mejor histrión: los gestos siempre al límite de un hombre sin aparentes luces y algo soez, pero de una obstinación y perseverancia capaz de dar sus frutos. Solo por atender al duelo que enfrentó a mediados de los años noventa a Arantxa Sánchez Vicario con Venus, quien con 14 años daba un salto sin red al circuito profesional, merece la pena ver la película. Es una de las mejores secuencias del filme y resume a la perfección el infalible método de Will Smith para conquistar, incluso con un personaje tan ambiguo y antipático como este, a su fiel público.
EL MÉTODO WILLIAMS
Dirección: Reinaldo Marcus Green.
Intérpretes: Will Smith, Demi Singleton, Saniyya Sidney, Aunjanue Ellis, Jon Bernthal, Tony Goldwyn.
Género: drama. Estados Unidos, 2021.
Duración: 138 minutos.
Estreno: 21 de enero.
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