Dos puertas doradas de abren en el Kremlin y una voz de ultratumba anuncia la llegada del presidente ruso, Vladimir Putin. Con una voz solemne y hablando para los altos cargos de su ejército, el líder pasa a enumerar sus planes para modernizar sus fuerzas armadas. Ha asegurado primero que está poniendo a prueba nuevas armas en su ofensiva en Ucrania y que equipará a sus hombres con unos sistemas de defensa aérea S-500 “sin comparación en todo el mundo”.
Finalmente, pasa a recordar la prueba de su misil intercontinental pesado Sarmat, que pasó una prueba el pasado 21 de abril, siendo lanzado desde el cosmódromo de Plesetsk, al norte del país, a unos 6.000 kilómetros de distancia, en el polígono de Kurá, situado en la península de Kamchatka. “Es un misil estratégico. Se habla de que tiene un alcance de entre 11.000 y 18.000 kilómetros. Pero en una situación en la que entre Estados Unidos y Rusia tienen más de 6.000 ojivas nucleares, es solo uno más”, analiza Jesús Argumosa, general retirado del Ejército español. El artefacto tiene una capacidad de almacenaje de 16 cabezas nucleares y podría impactar en cualquier país de la OTAN menos en Estados Unidos.
En el vídeo que acompaña a esta noticia, Argumosa responde a las siguientes cuestiones:
– ¿Es este mensaje una amenaza real o parte de la propaganda rusa?
– ¿Hay algún antecedente similar en la historia contemporánea?
– ¿Qué debe hacer la OTAN para acabar con este tipo de mensajes?
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