La salud del presidente de República Checa, Milos Zeman, se ha convertido en una cuestión de Estado. Y de intrigas. El mandatario, ingresado en la UCI desde el pasado día 10, tiene que designar al próximo primer ministro. Un informe médico ha confirmado que no está en condiciones de continuar con sus funciones, lo que ha llevado al Senado a iniciar un proceso de inhabilitación. En paralelo, la policía investiga las visitas que ha recibido en el hospital —donde firmó un documento para iniciar la nueva legislatura el 8 de noviembre— y si su entorno ha ocultado información sobre su estado de salud. El hospital donde está ingresado anunció el sábado que su salud ha mejorado “ligeramente” en los últimos días.
De salud frágil, el mandatario, de 77 años, fue ingresado en el Hospital Militar Central de Praga el 10 de octubre, un día después de las elecciones en las que las coaliciones Spolu (centroderecha) y Stan (centroizquierda) aunaran fuerzas para impedir que el partido de Gobierno ANO (Alianza de Ciudadanos Descontentos), que lidera el primer ministro Andrej Babis, lograra la mayoría necesaria para que el polémico empresario repitiera en el cargo. Zeman, aliado de Babis, había dejado caer antes de los comicios que encargaría Gobierno al partido que más votos lograra, no a una alianza de partidos, aunque ahora puede que ya no le corresponda a él encargar la formación de Gobierno.
La información contradictoria sobre su estado ha generado desconfianza sobre su capacidad para seguir al frente del país. El portavoz de la presidencia aseguró al día siguiente de su hospitalización que su situación no era impedimento para el cumplimiento de sus obligaciones al frente del Estado. Sin embargo, su esposa, Ivana Zemanova, había pedido tiempo para que se recuperara, por lo que quedaba en el aire si ese tiempo tendría algún impacto en la formación del Gobierno. “Solo puedo confirmar que ha estado bajo un tratamiento que necesita tiempo”, dijo a la prensa.
Un breve comunicado del hospital indicaba hace unos días que había sido admitido por “complicaciones relacionadas con un diagnóstico conocido”, hasta que el pasado lunes el presidente del Senado, Milos Vystrcil, hizo público un informe médico que concluye que el mandatario checo es “incapaz de desarrollar ninguna actividad de trabajo”. Con este diagnóstico, el Senado ha iniciado el proceso para tramitar su inhabilitación.
Mientras, la policía trata de aclarar si su entorno ocultó la incapacidad del presidente. La policía ha explicado que teniendo en cuenta la información aportada por el centro médico, ha iniciado “una investigación sobre posibles acciones ilegales que puedan verse como indicios de delitos penales contra la República”. Aunque las fuerzas de seguridad no añaden más detalles, numerosos medios checos consideran que la investigación se centra en el principal asesor del presidente, Vratislav Mynar. El informe médico indica que Mynar recibió el 13 de octubre información sobre la gravedad del mandatario, una información que no compartió ni con el Gobierno ni con los ciudadanos. Además, al día siguiente, acudió al hospital acompañado del presidente de la Cámara baja, Radek Vondracek, quien anunció que Zeman había firmado un decreto para que el nuevo Parlamento se reúna el 8 de noviembre.
S ohledem na nové informace, zveřejněné na tiskové konferenci @SenatCZ, zahájí Policie ČR prošetřování možného protiprávního jednání, ve kterém lze spatřovat znaky trestných činů proti republice. Další informace nyní není možné sdělit, děkujeme za pochopení. #policiepp
— Policie ČR (@PolicieCZ) October 19, 2021
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El Código Penal de la República Checa cita como crímenes contra la República, entre otros, la traición, el sabotaje o la subversión, según explica Radio Praga. El primer ministro, Andrej Babis, ha pedido la dimisión de Mynar por considerar sus acciones “totalmente inaceptables”. El asesor ha sido criticado también por el líder de la coalición Spolu, Petr Fiala, quien se perfila como próximo primer ministro. “Debería ser consciente de la insostenibilidad de la situación actual y dimitir”, indicó en un mensaje de Twitter. “Si no lo hace, el primer ministro, ya sea actual o futuro, debería destituirle”.
La Constitución recoge la vía a la inhabilitación del presidente por “razones graves”. Las dos Cámaras tienen que estar de acuerdo para activar esta opción, por la que el poder quedaría repartido entre el primer ministro y el presidente de la Cámara baja, en quien recaería la potestad de designar al futuro jefe de Gobierno. De momento, la Comisión Permanente del Senado sobre la Constitución ha considerado que se cumplen las condiciones y se ha puesto en marcha el proceso. Está previsto que el Senado vote sobre el traspaso de poderes el próximo 5 de noviembre y el Parlamento lo haga después de su primera sesión.
En las elecciones celebradas el 8 y 9 de octubre, el partido de Babis, ANO, quedó en segundo lugar, con el 27,1% de los votos. El primero fue para la coalición Spolu, con 27,7%. Pese a esta diferencia mínima, el reparto de escaños por el sistema D’Hont favoreció a ANO, que obtuvo 72 escaños frente a los 71 de la alianza de centro-derecha. Sin embargo, sumando sus escaños con la coalición de centro-izquierda lograron 108 de los 200 escaños de la Cámara. El resultado es que los números para Babis no salen, ni sumando fuerzas con otros partidos.
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