Fue el pasado 30 de agosto cuando se conoció que Carla Vigo, la hija de la fallecida Érika Ortiz y sobrina de la Reina Letizia, había ingresado de urgencias en el madrileño Hospital de la Paz. Si bien los motivos por los que lo hizo no trascendieron en ese entonces, días después se especuló con la posibilidad de que tuviera que ver con la bulimia que ella misma ha reconocido padecer, en varias ocasiones, desde su infancia. Un trastorno alimenticio que se caracteriza por episodios repetidos de ingesta excesiva de alimentos en un periodo corto de tiempo que se une, en muchos casos, a una preocupación excesiva por el control del peso corporal.
«Empecé a verme mal. A los 14 años empecé a hacer cosas perjudiciales para mí, pero fue con ocho o nueve años que comencé a verme mal en el espejo. Era una niña y no sabía qué me estaba pasando. No lo supe identificar porque tampoco nadie me había hablado de ello», señaló en un directo en Instagram.
Carla Vigo en un evento en Madrid / Gtres
Ahora, esta información cobraría más sentido si cabe, pues según ha trascendido en las últimas horas, Carla habría tenido que dejar su papel en La cabeza de Salomé, la nueva obra de teatro de Rafael Amargo, su padrino y descubridor en la industria, debido al tratamiento diario que le han recomendado los médicos por sus problemas de salud; renunciado así, y una vez más, a su sueño de convertirse en actriz de éxito en nuestro país.
Cabe recordar en este sentido, que ya el pasado mes de marzo, Carla sonaba como una de las actrices de reparto de Vestidas de azul, la segunda parte de la exitosa Veneno de los productores, Javier Calvo y Javier Ambrosio, basada en la novela de la escritora Valeria Vegas. Sin embargo, fuentes cercanas a la producción, informaron de que debido a su estado de salud y a los exigentes plazos de las grabaciones de la producción, debían buscarle una sustituta. «Recuperarse del todo es muy complicado (…) No he salido porque he tenido recaídas…Sucede como con los alcohólicos, que nunca se recuperan del todo. Tengo que tener cuidado con ciertos comportamientos», explicó entonces la joven en sus redes sociales.
Carla Vigo y Rafael Amargo en el estreno de una obra en Madrid / Gtres
Paloma Rocasolano, su máximo apoyo
Ante tal situación, a Carla Vigo parece que no le quedaría más remedio que buscar nuevas salidas profesionales. Algo para lo que, seguro, contará con el apoyo, nuevamente, de sus abuelos maternos, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano. Esta última, sobre todo, se ha convertido en el máximo apoyo de la joven desde que falleció su madre, en febrero de 2007. Érika Ortiz fue hallada muerta por su novio, Alberto García, en el domicilio que ambos compartían en Vicálvaro, en Madrid, cuando Carla tenía tan solo cinco años. Un complicado episodio que dejó completamente abatida a la familia y, especialmente, a su hija, que suele recordarla muy a menudo en sus redes sociales.